VALENCIA. Posiblemente dentro de diez años no quede ninguna huella del paso de Paz Olmos por la dirección del San Pío V. Olmos será sólo un accidente en la historia del museo, de la colección de pinturas y esculturas, una trágica casualidad en el devenir de la conservación de nuestro patrimonio. Ella seguirá yendo a jugar al tenis al mismo club que el ex presidente Camps, seguirá visitando altares de San Vicente y continuará con sus misas dominicales. Y alguien quizás la recuerde al contar una anécdota.
Olmos va a ser destituida. Lo que queda saber es cuándo. La intención de la consellera de Cultura, María José Català, era hacerlo el año que viene, antes de elecciones, y convocar el concurso para el puesto de director o directora. La propia Olmos juega con la idea de acabar la legislatura. En condiciones normales, tendría que haber sido destituida este mismo jueves, en cuanto se apartaron las primeras piedras de la cornisa del museo.
Ha demostrado que no puede gestionar el centro. Durante los ya más de tres años que está de directora, llegó al cargo tras la muerte de Fernando Benito en febrero de 2011, ha sido incapaz en ningún momento de ver la gravedad de la situación del edificio antiguo. Ninguno de sus informes, verbales o escritos, ha hecho incidencia sobre esta cuestión. Para Olmos todo iba "fenomenal". Pero es falso. En el San Pío V no va nada fenomenal. El Museo de Bellas Artes de Valencia está destrozado, abandonado, sin personal, sin siquiera presupuesto... Tiene serios problemas de conservación de las obras. Su edificio, construido como seminario entre los siglos XVII y XVIII y sede del Museo de Bellas Artes desde 1946, se halla en un estado deplorable. El San Pío V está abandonado.
Algo a lo que ha contribuido la gestión ininterrumpida durante dos décadas del PP y, muy especialmente, los últimos diez años. La larga agonía de Fernando Benito, quien siguió ocupando el puesto de director cuando la más mínima humanidad recomendaba relevarle con honores, unido a la irrupción consentida de Olmos, han derivado en un quinquenio de enfermedad, miseria y, ya con Olmos, mediocridad pura y ruina completa.
Sin conocimientos específicos sobre museografía, sin publicaciones conocidas, sin un plan concreto para el museo, Olmos se propugnó como directora haciendo uso de una argucia legal, hallada en la normativa de tiempos de Lerma, por la cual el director de Patrimonio lo era a su vez del centro. Olmos cometió dos errores de vanidad. Primero, se equiparó a los directores generales de Patrimonio de la Generalitat que la habían antecedido. Desgraciadamente para ella y para todos los valencianos, sus capacidades para gestionar el San Pío están a miles de leguas de las de otros directores de Patrimonio como Enric Cuñat o Carmen Pérez, y sólo son comparables a las de la ya defenestrada Consuelo Císcar.
Y después, en su soberbia, olvidó el motivo por el cual había sido nombrada directora de Patrimonio. Cuando el ex presidente Camps la llamó lo hizo por sus habilidades como jurista y para que resolviera el embrollo del Teatro Romano de Sagunto, tarea, esta sí, en la que Olmos fue hábil y logró la excusa judicial para que el PP no revirtiera la rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto sin tener que desdecirse. Aquello le hizo ganar enteros porque ya se sabe que no hay nada que satisfaga más a un político que poder mentir sin tener que rectificar.
Lo que vino después, la campaña de Olmos para ser directora del San Pío V, con visitas incluidas todos los días a la farmacia de la mujer de Camps en la plaza del Ayuntamiento, sí, así, tal y como lo leen, es digno del peor de los sainetes. Ni el humorista más mediocre habría escrito una comedia bufa tan chusca. A base de cafés, buenos-días-mari y mucho mucho mucho cariño de amiga verdadera, Olmos convenció a la mujer de Camps para que ésta a su vez convenciera al presidente de que ella, Paz, su amiga Paz, era la mujer idónea para dirigir el centro, por sus habilidades como gestora, por su gracia... vaya usted a saber el porqué.
Toda esta patochada habría sido imposible de no mediar la desidia y cobardía de los políticos populares, empezando por la actual secretaria autonómica de Presidencia, Lola Johnson, entonces consellera, que aceptaron sin rechistar el nombramiento. Una cobardía que debe ir en el cargo porque es la misma que ha evidenciado durante estos dos últimos años Català, quien se ha quejado mucho de lo mala que es la directora del San Pío V en privado, pero no ha hecho nada para solucionar la situación como, por ejemplo, destituirla.
Los cascotes que cayeron el jueves sobre la acera de San Pío V también lo hicieron sobre el despacho del presidente en el Palau de Manises. Durante buena parte de los últimos veinte años la política popular en Cultura se ha basado en el desinterés hacia las manifestaciones artísticas. Buen ejemplo de ello serían Zaplana, con sus míticas visitas de diez minutos a los museos, y Rus, que ha hecho de la Cultura una mera plataforma de promoción. Camps, por su parte, aportó un modelo basado en el intervencionismo caprichoso, cual Nerón, con compras de cuadros por gusto propio o premios literarios concedidos a su escritor favorito.
En materia cultural Fabra, como en tantas otras cosas, no había mostrado perfil alguno porque, quizás, no tiene perfil. Sólo sabía que recortar. Recortar presupuesto. Cerrar cosas y mal. Al San Pío V mismo sólo se había acercado de manera tangencial. A inaugurar una sala, a inaugurar las obras de un sótano... Ni siquiera se pueda decir que sea por manía provinciana a Valencia. Tampoco lo hacía en Castellón, donde sólo iba al Museo de Bellas Artes de su ciudad como alcalde, dicen quienes le conocen.
La caída de la cornisa del jueves le señala a partir de ahora a él. Ya ha quedado demostrado que su capacidad de elegir a sus subordinados es cuestionable. Que su sensibilidad hacia la Cultura es mínima. Ahora lo que está en juego ya no es su valía como gestor, por debajo de la media mucho antes incluso del cierre de RTVV, sino su dignidad como persona y político. Está en la dicotomía de seguir haciéndose el sordo o hacer lo que debe.
Los cascotes del San Pío V forman parte de los mismos restos del naufragio que las piezas de trencadís que ahora muchos usan como souvenirs. Son los frutos de veinte años de gestión del PP de las instituciones culturales valencianas, la perfecta metáfora de la inutilidad e incapacidad por parte del partido gobernante de articular una gestión eficaz de los recursos y patrimonios de los valencianos que nos ha llevado a la cola de todas las listas. Todo el amiguismo, simplicidad, mediocridad y sectarismo popular ("si me critican es porque les caigo mal") se resume de manera perfecta en esa joya humillada. Es un puro epítome.
Los gestores populares han dilapidado, desperdiciado, maltratado y abandonado la herencia que recibieron de siglos de historia. Porque el Museo de Bellas Artes no es un edificio viejo con obras bonitas, el Museo de Bellas Artes es el palacio donde se albergan todas las cosas bellas y no bellas, todas las piezas de arte que durante generaciones los valencianos han conseguido adquirir, crear, impulsar y que nos pertenecen a toda la ciudadanía, a todos los valencianos. Está el autorretato de Velázquez, están los goyas, hay algunos sorollas, hay mucho Pinazo y bueno, hay mucho arte gótico, dibujos, esculturas, el XIX valenciano...
El Museo de Bellas Artes de Valencia habla de esta tierra más que grandes eventos efímeros, fiestas ruidosas y partidos de fútbol. Detrás de cada cuadro hay una historia, y detrás de cada pieza, cientos de años de relaciones sociales, comerciales, políticas... Pero eso, para los políticos populares, no es importante. Ellos, que tanto se llenan la boca de hablar de las glorias valencianas, que tanto presumen de ser los auténticos defensores de las señas de identidad, lo hacen sin ser capaces de preservar mínimamente el patrimonio que han heredado.
El futuro inmediato del museo es desolador. A nivel interno, la gestión de Olmos sigue sus líneas básicas de fe y devoción religiosa, convirtiendo al centro en poco menos que una iglesia. El pasado nueve de abril la asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes de Valencia, que impulsa el ex conseller Alejandro Font de Mora, mandó un texto interno en el que se congratulaba de que se hubiera nombrado al San Pío V Vicentino de Honor por la ‘Asociación de Damas de San Vicente Ferrer'. Con este motivo, el viernes que viene, 25 de abril, está previsto que se representen dos miracles por parte del Altar del Pilar y del Altar de la Pila Bautismal de San Vicente Ferrer, exclusivamente para los socios de Amigos del Museo, a las seis de la tarde, en el salón de actos del centro. Ese es el nivel cultural de la gestión de Olmos.
Mientras, afuera, la torre principal del edificio seguirá cubierta por una red y una marquesina de madera evitará que los peatones puedan morir si cae parte de la fachada, algo que entra dentro de lo más que probable. Independientemente de cualquier otra cuestión, ha quedado de manifiesto, una vez más, que el gobierno del PP en la Generalitat es un peligro para sus propios ciudadanos. Ya no se trata de simpatía o antipatía, afinidad ideológica o divergencia; es una mera cuestión de supervivencia. Y eso, en realidad, es sobre lo que tiene que decidir Fabra: Si quiere que el PP siga siendo un peligro para los ciudadanos. Está en sus manos. Ahora ya es un asunto suyo.
No se habla de pleitesía al mando institucional de turno si no de sensatez y naturalidad para que los cambios a producirse en la sociedad sean valores futuros en los que la implicación de toda la sociedad cultural sea una realidad presente para el disfrute de nuestro patrimonio.
Desconozco todos los entresijos de funcionamiento de la dirección del Museo, elección, etc. pero todo lo que aquí se afirma es muy parcial porque sólo se da cuenta de lo que interesa al articulista. Ha habido exposiciones muy atrayentes como aquella de LOS PRIMITIVOS PORTUGUESES, o la magnífica de Piranesi, se ha creado la asociación de Amigos del Museo con actividades constantes y diversas (conciertos, cursos de arte valenciano, cine forum, y ¿por qué no? , la representación de los milagros de San Vicent ) se han inaugurado varias salas monográficas dedicadas a Goya, Sorolla, y no sé si a Benlliure, se reabrió la Biblioteca, la sección de Didáctica está funcionando con dignidad, se ha incrementado el patrimonio con la gran aportación Orts Bosch ... etc, y todo eso manteniendo el precio de la entrada: gratis total, cosa que tampoco entiendo. Sí es verdad que las últimas exposiciones se nota que bajo diversos epígrafes , se ha echado mano de los fondos de la casa, pero que también pueden ser interesantes. Un poco de objetividad no estaría de más.
Hay algunos errores en el artículo pues Paz Olmos fue al colegio Domus no a Jesuitas, ahi fue F. Camps. Echamos de menos también una mayor ampliación en el reparto de las culpas sobre la gestión del Museo: El secretario autonómico, F. Garin quien ha estado en la sombra durante todo este proceso y tiene gran responsabilidad desde el invento ruinosos ese llamado consorcio de museos, el gerente del museo A. Bravo por colaboración, funcionarios e interinos del museo que adularon y apoyaron los errores y las necedades culturales de la directora, la asociación de amigos del museo que vende catálogos online en la web del museo y se queda el dinero para la asociación, los cuales han sido pagados previamente por todos nosotros... y todos los que se han beneficiado directa o indirectamente de la exposiciones, textos, etc... Además necesitamos soluciones urgentes ya, no solo denuncias y articulos periodisticos...
Enhorabona per l'article. Magnífic.
Como siempre terrorífico artículo del Sr. Aimeur que muestra la cruda realidad. Dicho lo cual, un Museo no es una empresa que genera ingresos propios y en la que su Director pueda tomar iniciativas y hacer malabares en el presupuesto anual. Un Museo depende exclusivamente de las asignaciones oficiales que recibe y si dejan estás "al mínimo" pues pasa lo que pasa en el Bellas Artes, lo dirija D. Tomás LLorens o esta Sra.. Cierto que un profesional del sector hubiera puesto el grito en el cielo llenando el Consell y el Ministerio de informes, ………….pero quizás por eso no se eligió a un Profesional. Para mí lo verdaderamente alarmante es comprobar cómo un problema tan aparentemente sencillo de resolver como es “la Profesionalización de los Museos de Arte”, en la que todo el mundo está de acuerdo, resulte tan difícil de corregir y se necesiten ¡años¡ hasta normalizar la situación y es que quizás el mal endémico está en que los intereses de personas y grupos priman sobre las necesidades y objetivos de las instituciones y empresas públicas,…….. y así estamos.
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