VALENCIA. El San Pío V, el principal museo de la Comunidad Valenciana, la segunda pinacoteca de España, languidece. El desinterés del Ministerio de Cultura y la falta de un presupuesto consolidado por parte de la Generalitat están a punto de llevarlo al estrangulamiento. El triste acto con el que se presentaron este martes las obras de ampliación no es más que el reflejo del abandono al que se ha sometido a un centro cuyos cuadros son solicitados por museos como el Louvre.
1. LA SOBERBIA DEL MINISTERIO DE CULTURA
El Ministerio de Cultura no ha mostrado ningún interés por el Museo de Bellas Artes de Valencia desde la llegada de José Ignacio Wert al departamento. No es nada nuevo, ya pasó durante las dos legislaturas del PSOE, pero la ausencia de miembros de la cúpula ministerial este martes en Valencia fue interpretado como un nuevo desaire de Madrid. "Tendría que haber venido José María Lassalle [secretario de Estado de Cultura] o Jesús Prieto [director general de Bellas Artes]", se escuchó en un corrillo. "Ni están ni se les espera", añadió escéptico uno de los interlocutores.
Al margen de que el vacío corroboró la magra influencia del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, fuera de la Comunidad, se evidenció también que para el Gobierno de Mariano Rajoy la segunda pinacoteca de España es una pinacoteca de segunda. La misma licitación de las obras si se ha llevado a cabo ha sido por la insistencia de la consellera de Cultura, María José Catalá, que no quería que se perdiera ni un sólo euro presupuestado para este año.
Las obras acaban de comenzar y Fabra sólo ha podido presentar un almacén que además es pequeño: No tiene la altura suficiente para albergar los cuadros de grandes dimensiones. Por si fuera poco, está en un sótano; podría inundarse.
Del desinterés general hacia el museo da fe que el Ayuntamiento de Valencia en su día llegó a bloquear la ampliación por su enfrentamiento con la ministra Ángeles González-Sinde. Los presupuestos generales de 2011 contemplaban consignación para su inicio y fue la negativa de la alcaldesa Rita Barberá a conceder la licencia para la intervención, con la excusa de una permuta de terrenos pendiente, la que paralizó la licitación.
Al final la V Fase de la ampliación ya está en marcha, durará treinta meses y costará 8,3 millones. El Consell tiene prisa en inaugurar. Se quieren abrir salas antes de que se acaben las obras. Hay elecciones a la vista y en noviembre del año que viene arrancará la precampaña.
El proyecto de ampliación que se concluirá en 2016 es en líneas básicas el mismo que presentó en 1984 Tomás Llorens, cuando era director general de Patrimonio de la Generalitat. Aquella propuesta diseñada por Alvaro Gómez-Ferrer y Manuel Portaceli la ha tenido que concluir en solitario el primero de los dos arquitectos, que ha 'reescrito' varias veces la misma canción. El día que acaben las obras habrán pasado 32 años y, al menos, cinco presidentes de la Generalitat (Lerma, Zaplana, Olivas, Camps y Fabra) y cuatro presidentes de Gobierno (González, Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy).
2. LA AVARICIA DEL GOBIERNO (Y EL DESORDEN DE LA GENERALITAT)
El Ministerio de Cultura no aporta ni un euro a los gastos corrientes del museo. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. En el Ministerio sólo apoyan a los museos de arte contemporáneo y con recelos. El MACBA de Barcelona, por ejemplo, recibe 1,6 millones de euros al año. Sólo en 2012 se quedó sin subvención por orden del ministro Montoro, como castigo a la Generalitat catalana por incumplir el déficit.
A ello se une el desorden de las cuentas de la Generalitat. No se sabe cuál es el presupuesto exacto del museo, ya que los gastos se reparten entre distintas partidas. El Museo de Bellas Artes de Valencia no tiene entidad propia. "Eso es un escándalo", asegura un académico; "en tiempos de Tomás Llorens [años ochenta] se sabía el dinero del que se disponía y los directores sabían a qué atenerse".
Ahora el San Pío V tiene que ir mendigando entre instituciones de la Generalitat. Se ha llegado al caso de que algunas exposiciones las ha tenido que financiar el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana o desde el presupuesto de la propia Conselleria. En su día algunos técnicos constaban como personal de les Corts. El parking del museo se emplea para guardar los vehículos del Consell.
Desde Cultura aseguran que nunca ha faltado dinero en el San Pío V, que se tiene una caja fija para los gastos corrientes, pero hubo años que el centro se quedó sin dinero para comprar papel higiénico.
3. LA VANIDAD TRAS EL NOMBRAMIENTO DE PAZ OLMOS
"Paz Olmos no sabe nada de arte". Así lo admite una persona que ha trabajado con la directora del museo. Su nombramiento se produjo por su amistad con el expresidente Francisco Camps y el expreso deseo de Olmos de dirigir el centro. No ha contado con el apoyo de ningún sector cultural. No sabe qué debe primar y cuáles son los puntos fuertes de la colección permanente. "Está aprendiendo", dicen sus allegados; "se esfuerza mucho", insisten. "¿Tenemos que pagar las prácticas de directora de museo a una señora porque era amiga de Camps?", se pregunta un historiador.
"Lo que importa es como sea como gestora", responden sus allegados. Pero sus habilidades en este campo han quedado en entredicho con algunas de sus últimas actuaciones. Así, invirtió en la reconstrucción del primer piso para adecuar las exposiciones del siglo XIX y XX. La obra se inauguró esta primavera y se desmontará el año que viene con motivo de la V fase de la ampliación del museo. Habilitar el pabellón Benlliure que inauguró Fabra costó cerca de 20.000 euros. Se inauguró en enero y se ha cerrado en noviembre. El motivo, el mismo: el inicio de las obras de ampliación. Para sustituir el pabellón Benlliure, el museo colgó un enlace de vídeo en Youtube.
4. LA LUJURIA POR SOROLLA
El 'president' Fabra presumía este martes de que las visitas al museo han aumentado un 21% con respecto a 2010. La realidad es que el 80% de las nuevas visitas se deben exclusivamente a la sala dedicada a Sorolla. El nuevo Pabellón Benlliure, la otra gran apuesta, sólo abría unas horas al día.
El anterior director, Fernando Benito, fallecido en 2011, se centró en el gótico valenciano y lo puso en valor. Si bien potenció algunos nombres propios, no lo dedicó a un solo creador y pese a ello fue criticado por algunos estudiosos por centrarse principalmente en una época.
Actualmente el San Pío V es un museo que potencia un nombre, Sorolla, y obvia otros, y así se guardan los cuadros de Pinazo en el sótano, sin ofrecer un discurso que aproveche la riqueza de su colección permanente compuesta por 3.092 cuadros, 13.351 grabados, 543 esculturas, 373 piezas de arqueología, 4.500 dibujos y 765 piezas decorativas, según constaba en un informe de 2011.
5. LA GULA DE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL MUSEO
La Asociación de Amigos del Museo se ha convertido en la herramienta favorita de la directora para captar fondos para el centro, según una fuente de Cultura. Con cada exposición se hace una inauguración previa para ellos con visita del comisario para que explique la exposición en exclusividad. La directora mandó que dos administrativos del museo se dedicaran a trabajar para la asociación, pero ellos se negaron.
"En el fondo es bueno que haya una asociación así, pero es que ahora es un coto cerrado de ellos y sólo ellos", explica un historiador. Su presidente es el exconseller Alejandro Font de Mora. Su directiva está compuesta principalmente por personas con responsabilidades públicas, cargos de libre designación nombrados por el PP.
La preeminencia de la asociación es tal que el propio Fabra los elogió durante la presentación de las obras de ampliación y se fotografió con ellos. Los citó como fundamentales para difundir el museo. Entre sus hitos, que el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, les diera un coloquio en el museo en mayo, un acto al que asistió el secretario autonómico de Cultura, Rafael Ripoll.
Para la asociación el museo es como su casa y actúa así. El pasado lunes 2 de diciembre, día en el que los museos están cerrados, los miembros de la asociación organizaron una cena en la cúpula de entrada. "Todo el mundo se lo pasó fenomenal", cuenta un testigo de la misma.
6. LA ENVIDIA A LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES
La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos es la primera institución consultiva de la Comunidad Valenciana. Creada por Carlos III en 1768, es la matriz del museo y la propietaria de buena parte de la colección permanente. Los goyas, la colección de Vicente López, la mayoría de los cuadros de José Benlliure y el autorretrato de Diego Velázquez son de la Academia, sin ir más lejos.
La relación entre el museo y la Academia no ha sido siempre idílica pero con la llegada del PP ha pasado serios altibajos. El olvido al que es sometida por la Generalitat bordea lo sorprendente.
Para muestra, un botón: El único que se acordó de ella en la presentación de las obras fue el arquitecto del Ministerio de Cultura, Joaquín Bau, quien la mencionó ex profeso. Ni la alcaldesa de Valencia ni el presidente Fabra se dignaron a citarla en sus discursos. Eso sí, hablaron de los goyas y de Velázquez y se acordaron de invitar al presidente de la entidad, Román de la Calle.
En los presupuestos de la Generalitat para 2014 la Conselleria de Cultura le dará una subvención de 70.000 euros. "Y se ha salvado de milagro", comentan desde la avenida de Campanar, sede de la Conselleria.
7. LA PEREZA CON EL MÉTODO CIENTÍFICO
En el museo se conoce a Paz Olmos como la "directora efímera" porque de sus exposiciones no queda catálogo y los folletos son fotocopias en color hechas en el mismo museo. También se dice que todo lo que hace tiene fecha de caducidad. La musealización de la pintura del siglo XIX y XX se va a desmontar en menos de un año, el pabellón Benlliure ha quedado cerrado antes de cumplir un año y la sala Sorolla está en el aire, ante la petición de los sorollas para recuperar el Centro Cultural Bancaja, proyecto que gusta mucho al responsable de CulturArts, Manuel Tomás, y a la consellera de Cultura.
Una de las frases preferidas de Olmos a la hora de redactar los folletos es: "Coged la información de Internet". No existe una voluntad científica de ordenar, cotejar y contrastar los datos históricos que se dispone de las obras del museo, poner en valor la colección permanente...
Desde la web del centro se publicita su restaurante y en breve se quiere abrir una tienda con productos de merchandising. La única obsesión es aumentar el número de visitantes y, a ser posible, que estos sean turistas de los cruceros que recalan en Valencia. "El San Pío V no tiene discurso museístico", se lamenta un académico. "Todo lo que suene a científico les da pereza; les aburre", apostilla.
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