LAMU (KENIA). Vuelvo a casa. Hago un alto en mi camino, en mi vida en África. Vuelvo por una buena causa y con mucha energía que me traigo de África para transmitir a quien la quiera recibir. Voy a seguir mi camino en Valencia. Un camino que pasa por intentar ser transmisora de mis experiencias vividas en tierras africanas, sin más, sin ninguna gran pretensión, pero con la convicción que hay mucho trabajo por hacer.
Un camino que pasa por sensibilizar, por intentar mover conciencias y por transmitir la imagen positiva que me traigo de África. Un camino que pretende mostrar que nuestro sistema no es universal, que existen muchas otras culturas y maneras de vivir y enfrentarse a la vida y que no hay nada más bonito y gratificante que aprender a aceptarlas. Mi gran aprendizaje en todo este tiempo, pasa por ahí: he aprendido a aceptar. Sin más. Ahora me considero una persona mucho más tolerante que cuando me fui. Y soy más feliz. Sólo por eso todo mi tiempo en África ha merecido la pena.
Y ahora me atrevo a confirmar que solo hay una manera de ser más tolerante. Solo una. Esta manera pasa por salir de nuestra "zona de confort" y enfrentarnos a lo desconocido sin juzgar, solo empapándonos de lo desconocido. Para ello, la forma más efectiva , rápida y directa es poder viajar y desplazarnos al terreno. El aprendizaje así es brutal. Pero no siempre podemos hacerlo.
Por suerte podemos "viajar" de otras maneras cuando las limitaciones de tipo económicas, de tiempo, ataduras... nos imposibilitan desplazarnos físicamente al terreno. Estas otras maneras pasan por abrir nuestra mente a través de la lectura y por empaparnos de lo que nos cuentan quienes sí han tenido la oportunidad de viajar. Y yo quiero seguir siendo a partir de ahora uno de esos altavoces que cuenta todo lo que he tenido la suerte de vivir con sus momentos duros y sus momentos gratificantes. Porque no todo ha sido de color de rosa.
Enfrentarse a la pobreza, al dolor y al sufrimiento es duro. Y nunca te llegas a acostumbrar. Ni pretendo hacerlo. Después de mucho recorrido me doy cuenta que la pobreza huele igual en todos los lugares del mundo, viaje donde viaje. Desde America hasta Asia. Pero todo tiene su parte positiva. Y yo me quedo con eso sin dudarlo. África me ha dado tanto que todo el sufrimiento vivido ha valido la pena.
Ahora vuelvo al confort, a lo conocido y a la vida ordenada, estructurada y más fácil donde tenemos de todo. Y cuando digo que tenemos de todo, es que tenemos de todo (materialmente hablando). Así de categórica soy en este aspecto. Las casas tiene agua potable, las calles están limpias, no hay que temer infecciones ni enfermedades tropicales, hay luz en cada esquina, en cada hogar, no hay enfermos ni niños desnutridos a los niveles que existen en otros lugares del mundo... Somos unos afortunados en algunos aspectos.
Aún así, aún con todo, desde ya mismo se que me van a faltar los abrazos, las miradas y las sonrisas de mis niños de Lamu, los paisajes, la naturaleza africana y la alegría y el color tan particular de este continente tan maravilloso y tan maltratado por el sistema en que vivimos , y no me cansaré de repetirlo. Una pena. Una de las grandes injusticias. Porque África es, sin dudarlo, uno de los destinos que vale la pena. Allí descubres la esencia de la vida, lo que de verdad importa.
Aquí hacen un alto en el camino las Crónicas de África . Ha sido un placer contar con un medio de comunicación local y digital que se ha atrevido a abrir una ventana a aquello que pasa a miles de kilómetros de distancia y que parece que no interese a nadie. Pero interesa y mucho. Somos muchas las personas que nos declaramos amantes de África y que nos encantan las historias que pasan allí, no solo las malas noticias. Y Porque, además, África no está tan lejos y afortunadamente tenemos a africanos viviendo en Valencia y en España. Gracias a ValenciaPlaza por su apoyo, su difusión y su apuesta por estas crónicas que he tenido el privilegio de escribir desde Lamu, en Kenya.
Y con imágenes de Lamu me quedo. Imágenes captadas por la mirada y la sensibilidad de la fotógrafa Monia Antonioli . Magnifica profesional y mejor persona. Porque sólo un profesional de su talla con su sensibilidad es capaz de captar la África vital, positiva y llena de energía que hemos vivido juntas. África es muy agradecida de retratar, pero la mirada de Monia es especial y única . Y como se suele decir en estos casos ... Una imagen vale más que mil palabras.
Aquí me quedo. Con mi vivencias, experiencias, recuerdos , sonidos e imágenes que me acompañan en mi viaje de vuelta a Valencia. Y que sepáis que vuelvo... ¡ encantada de la vida! Asante Sana!
Querida Ana, no sabes lo que llegan tus palabras. Aquellos que hemos estado en África fuera del circuito habitual, sabemos que has puesto letras escritas a los sentimientos que despierta ese continente. Cuando hablas de los abrazos y las miradas, eres capaz de trasladarnos alli. Ojalá puedas volver pronto. Ojalá todos podamos volver pronto!!! Mientras tanto, bienvenida casa.
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