VALENCIA. Tras más de tres años desde la supresión del organismo autonómico dedicado a la atracción de inversión foránea (VCI), el Consell ha decido volver a interesarse por la inversión extranjera. Es una buena noticia. No podemos más que alegrarnos por el renovado interés de la Generalitat por una actividad económica que crea empleo, aumenta la competitividad de las empresas locales y genera valor para la economía receptora.
La inversión extranjera es uno de mis temas favoritos y desde mi primera colaboración en Valencia Plaza, he escrito sobre la inversión extranjera (y particularmente en Valencia) en siete ocasiones más: (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y por último aquí). En los ratos libres entre clase y clase me dedico a investigar sobre la inversión extranjera y algo he publicado al respecto (aquí, aquí, aquí y en prensa aquí).
Me ha sorprendido lo que he podido leer al respecto en la prensa valenciana: "Mejorar el conocimiento de idiomas, reducir el coste energético, dar facilidades burocráticas, una armonización fiscal o flexibilidad laboral son factores claves para que la Comunitat Valenciana pueda atraer y aumentar su inversión extranjera".
Puede que me pierda en la traducción, ya que estoy en plena desconexión durante unos meses, pero el Consell (exceptuando quizá los idiomas) no tiene ninguna competencia en lo que se apunta como factores claves para la atraer inversión a Valencia. No me gustaría pensar que fueran, como en otras ocasiones, una declaración de buenas intenciones sobre las que se pueden descargar fácilmente responsabilidades si luego los inversores deciden mirar hacia otras latitudes.
Causa además asombro el segundo punto (reducir el coste energético), precisamente un tema sobre el cual me han invitado a investigar en la Cátedra de Sostenibilidad Energética de la UB. Una intervención en el mercado energético para favorecer a un determinado grupo, además de ser ilegal, causa una fuerte distorsión del mercado (por ejemplo en la crisis del petróleo de los años 70). Por tanto, no ayuda precisamente a atraer la inversión extranjera.
Las medidas ad hoc para atraer empresas foráneas (véase caso de Las Vegas Sands), suelen tener un efecto contrario al su objetivo. Primero, fomentan un clima de incertidumbre, ya que nos fácilmente reversibles en el devenir político. Segundo, crean perjuicios a los competidores locales que no disfrutan de esas medidas. Sirva como precedente el caso Ciudad de la Luz, donde el Consell debe recuperar todas las ayudas concedidas en contra de la libre competencia.
Suelen ser personas muy preparadas las que dirigen empresas multinacionales en otros países. No van de compras en al extranjero siguiendo las campañas las marketing de las distintas regiones. Los planes, páginas web, subvenciones o discursos quedan bien, pero las multinacionales buscan oportunidades de negocio.
Es cierto que vendrán a Valencia (o no) por una serie de motivos asociados con el territorio. Pero los principales determinantes son internos de la propia empresa y se resumen en las ventajas competitivas que encuentran para producir o comercializar sus productos en el extranjero. Los condicionantes locales juegan un papel relevante, sobre todo para determinar los costes de transacciones relacionados con la inversión.
Más allá del interés taxonómico o académico, la capacidad de influencia en las decisiones empresariales (habitualmente inconexas) que tiene una Administración autonómica (o nacional) es limitada y se reduce a asegurar unas reglas del juego claras, predecibles y transparentes.
La teoría y las evidencias empíricas en materia de inversión extranjera sugieren que el principal factor externo que atrae la inversión es el crecimiento del PIB. El principal escollo son los costes de transacción (distancia, estabilidad institucional y demás costes de hacer negocios). Como poco podemos hacer en cuanto a la distancia y la economía de nuestros vecinos, la política más sensata para atraer inversión extranjera es fomentar el crecimiento económico en la Comunidad Valenciana.
Sin unas expectativas de negocio claras (por ejemplo, consumidores dispuestos a comprar productos foráneos), poco se podrá hacer para atraer la inversión extranjera. Si a ello añadimos alguna mejora en temas recurrentes que nos benefician a todos como la rapidez de la justicia, la educación o la corrupción -temas en los que sí tiene competencia el Consell- previsiblemente crecerá la inversión (extranjera y también la valenciana).
Por tanto, si el Consell considera ahora que es buen momento para ocuparse de la inversión extranjera podría simplemente hacer bien el trabajo que tiene encomendado: preocuparse por el crecimiento económico y bienestar de sus ciudadanos. Si además quiere favorecer aún más la transparencia, podría empezar por aclarar ciertas cuestiones relacionadas con su propia agenda en materia de inversión extranjera:
Primero, explicar la estrategia y actuaciones en esta materia desde que se decidió prescindir de un organismo propio de atracción de inversiones en 2010. (Por cierto, el primer organismo público en suprimirse a causa de los recortes fue precisamente el competente en el inversión extranjera, VCI). Podrían a su vez comparar el modelo actual con el de una agencia dedicada (como en Cataluña o Madrid) para evaluar la efectividad de su decisión.
Segundo, cotejar la información para el inversor que suministra actualmente la propia Generalitat en las páginas dedicada a la inversión en Valencia tanto del Ivace como del ICEX (que por cierto son idénticas). Ya apuntamos aquí hace más de un año las estrambóticas sinrazones para invertir en Valencia como el "el nuevo de Castellón" o que "El transporte transoceánico desde Valencia se puede efectuar por mar o por el eje Madrid-Lisboa" (sin comentarios).
Tercero, analizar en profundidad y asépticamente las razones por las cuales la inversión extranjera languidece y esquiva la Comunidad Valenciana. Como puede apreciarse en el gráfico que ofrece el Ministerio de Economía, el espectacular crecimiento de la inversión en el 2013 ha sido de apenas 67 millones de euros, dejando como anécdota el crecimiento anunciado del 72%.
Si además se contextualizan los 166 millones de euros de Valencia con los 8.635 y 3.511 millones, de Madrid y Cataluña respectivamente, podremos entender que no es inversión extranjera todo lo que reluce. Si escrutamos un poco más en los datos descubrimos que la mayor parte de la inversión extranjera se traduce en búsqueda de gangas inmobiliarias. Es decir, aquella que ni crea empleo cualificado, ni aumenta la competitividad ni genera valor añadido a la economía, más bien al contrario.
Por último, podemos pensar en algunos pequeños cambios con los que relanzar la inversión extranjera con coste relativamente bajo. Por ejemplo, traducir al inglés las licitaciones públicas, fomentado la participación de empresas foráneas que aumenten la competencia y reduzcan los precios. Con ello, se incentivaría que las empresas extranjeras presten sus servicios a la administración autonómica y local.
Abrir las incubadoras de empresas al capital extranjero, incentivar la creación de empresas de capital mixto, fomentar la relación universidad-multinacional, incorporar a profesores extranjeros a las aulas en igualdad de condiciones, abrir la competencia en sectores vedados como el audiovisual o la agricultura, serían otras acciones que permitirían que la economía valenciana vibre eficientemente.
Reducirían costes en la Administración y aumentarían la competitividad de nuestra economía. Aunque intuyo que todas estas medidas no están alineadas con las de los rent seekers (o confiscadores de rentas públicas) habituales de nuestra geografía, sí que nos invitarían a pensar que el Consell se vuelve a tomar en serio la inversión extranjera (y la economía).
Gracias por los amables comentarios. El comercio internacional es en efecto muy importante, de hecho gran parte de las empresas extranjeras exportan sus productos (por ejemplo la Ford). Hay bastante literatura al respecto. En cuanto al inglés, los resultados empíricos sugieren que utilizar la misma lengua que el inversor (aunque no sea la ofical del país), incrementa tanto el comercio como la inversión.
Hola Jordi: Es un gran articulo, solo quería comentarte un par de cosas. La clave pienso que esta en el comercio internacional, de hecho ando metido en varios proyectos con Reino Unido y Cuba para traer a España y por supuesto, a Valencia, inversores y empresas...y vía contraria, de aquí a allá. Seria interesante tener proyectos en forma de licitaciones internacionales para ello en España y en Valencia también. Un saludo.
excelente artículo, Jordi. Crees que si los valencianos habláramos mejor el inglés, eso abriría puertas a inversores extranjeros? crees que es un tema clave? gracias
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