MADRID. No están los tiempos para pronósticos, pero todo indica, pese a ciertos indicadores de confianza empresarial, que tras encadenar cinco trimestres de caída del PIB (-2,6% en el último trimestre de 2012) y con una previsible ligera caída en el primer trimestre de este año, la eurozona se apresta a vivir una recuperación gradual a partir del segundo trimestre de 2013 como consecuencia de una relativa mejora de las condiciones financieras (OMT), y siempre y cuando la crisis de Chipre no se prolongue, exista un ajuste fiscal menos intenso del producido hasta ahora y se produzca una gradual mejora del entorno global como apunta el hecho de que PIB mundial esté creciendo a ritmo próximo a su potencial. De todo ello, se beneficiaría España.
Los analistas de referencia muestran un alto grado de consenso sobre el asunto, aunque mantienen las cautelas, al igual que el BCE, en torno a los riesgos existentes y a la toma de posiciones de los factores ligados a la recuperación económica y a las mejoras financieras.
Entre los primeros, son motivo de preocupación el impacto de Chipre sobre las condiciones financieras de la periferia, pero también sobre países del centro; el impasse político en Italia y la posibilidad de elecciones tras el verano que afectarían a la capacidad de avanzar en las reformas nacionales y la menor predisposición europea a avanzar en la integración; las elecciones de Alemania (septiembre) que podrían demoran los avances en la integración europea; la falta de avance en las reformas en Francia, que aunque no suponen un riesgo apremiante, podría minar progresivamente la situación del país, la confianza y la posibilidad de distensiones con Alemania; el que la recuperación no gane fuerza en el segundo trimestre de este año y genere un deterioro de las condiciones financieras, y la siempre peligrosa fatiga del ajuste y de las reformas realizadas en la periferia.
Por lo que parece imparable, en el lado contrario, cabe señalar la mejora de la economía global que podría favorecer una recuperación más intensa; la mejora de los mercados mayoristas y la consolidación de capital de la banca que relajaría el acceso al crédito bancario; los programas de Irlanda y Portugal que podrían permitir el acceso a los mercados y un acceso al OMT exitoso en el tramo final del año, y el acuerdo del Consejo Europeo generando un impulso inesperado a la integración bancaria/fiscal.
De acuerdo con los últimos y más fiables análisis realizados sobre la economía de la eurozona, existe un alto consenso en los siguientes aspectos:
• La recuperación descansará en la gradual mejora de la demanda interna.
• La demanda exterior volverá a contribuir de forma positiva a la recuperación.
• La demanda nacional recuperará tasas positivas, aunque a un ritmo moderado, detectándose que existen condiciones cíclicas para la recuperación como son los bajos niveles de inversión y consumo.
• Las condiciones de crédito aún no se relajan y el desapalancamiento público y privado aún pesarán.
• La recesión, debido a la demanda interna, sigue siendo más aguda en la periferia, siendo preciso terminar la digestión de los desequilibrios así como la consolidación fiscal y el desapalancamiento privado. Las condiciones financieras son todavía más restrictivas que en el resto de la Eurozona (Chipre) y el efecto de las reformas estructurales sobre el crecimiento es negativo a corto plazo.
• En cualquier caso, existen expectativas de una cierta convergencia a partir del segundo semestre de 2013, una mejora más sostenida de las condiciones financieras y un ajuste fiscal menos profundo.
• La recuperación del empleo seguirá con retraso la mejora del PIB debido a que el empleo aguantó bien en la primera fase de la recesión y ello pesará en su recuperación.
• La evolución del empleo en la eurozona es muy dispar. Los réditos de las reformas en la periferia sobre el empleo pueden tomar tiempo, pero los ajustes salariales en algunos de estos países están siendo más intensos y los ajustes de empleo han sido más agudos por lo que su recuperación será más paralela a la del PIB.
• La inflación no es un problema para la política monetaria. Las perspectivas para 2013 apuntan una inflación pero por debajo del 2%.
• La corrección de los desequilibrios comerciales intraeuropeos será notable. La periferia ha corregido sus déficit corrientes (superávit en el cuarto trimestre del 2012 en varios casos) y Alemania mantiene su posición claramente de superavit aunque menor que en la pre-crisis. Cerca del 40% del ajuste es aún cíclico, pero persiste la tendencia a consolidar superávit en 2013/14, lo que resulta imprescindible ante la alta deuda externa en España, Portugal, Grecia e Irlanda.
• La dependencia de financiación del BCE ha descendido, pero aún es alta y el anuncio de las OMT y los planes de unión bancaria han mejorado la confianza. No obstante, la recuperación de los flujos de financiación privada aún dista de normalizarse. El contagio por Chipre puede demorar la mejora.
• Las finanzas públicas del conjunto de la región son sólidas.
• El sesgo de la política fiscal ha sido contractivo en 2011/12 y lo volverá a ser en 2013, aunque de forma menos intensa, con efectos positivos sobre el crecimiento. España tendrá prueba de ello si la CE le autoriza en abril a mantener este año el déficit en el 6% en lugar de en el 4,5%.
• Bajo supuestos moderadamente razonables se producirá una estabilización de la deuda en 2014/15.
• El crédito al sector privado todavía no da señales recuperación y la mejora de condiciones financieras no ha afectado por ahora a los estándares de crédito, manteniéndose un flujo de crédito negativo -en particular a empresas- desde segunda mitad de 2012.
• El BCE mantiene el tipo de interés oficial y trata de mejorar la transmisión de su política. El tipo de interés oficial (refi) se mantendrá en 0,75% en 2013/2014 con riesgo a la baja. Existe una escasa disposición del BCE a elevar su riesgo de balance con medidas estímulo a las pymes.
• Las expectativas de mercado no asumen una subida del tipo oficial hasta finales 2015.
• El Euribor puede mostrarse volátil como consecuencia de la posibilidad de recorte del tipo oficial.
• Tendencia subyacente al alza ligada a expectativas de evolución del exceso de liquidez.
Post-it. OMT son las siglas en inglés de Outright Monetary Transaction, cuyo programa consiste en la compra ilimitada de bonos españoles e italianos de entre uno y tres años, con el objetivo de frenar el exceso de presión que los especuladores estaban haciendo sobre la deuda de ambos países. El responsable del nombre fue el Banco Central Europeo y retrata la política de rescate de España e Italia anunciada por su presidente Mario Draghi el 6 de septiembre de 2012.
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