MADRID. ¿Problema griego? ¿Culebrón a la griega? ¿Tragedia griega? O simplemente la escenificación de un modelo de tensión del primer ministro griego, Tsipras, que tiene por objeto conocer cuál es la capacidad de aguante de sus socios y/o acreedores del Eurogrupo. Sea como sea, el hecho es que la falta de avances en las negociaciones con Grecia desde que el Eurogrupo aprobara el pasado 20 de febrero prorrogar por cuatro meses el actual programa de rescate griego, condicionado a que el país implementase una serie de reformas, está empezando a "poner nerviosos" a los inversores, que ven cada vez más probabilidades de que Grecia se quede sin liquidez en las próximas semanas, lo que podría provocar una salida "por accidente" de este país de la Eurozona. Los mercados y las bolsas europeas están empezando a dar buena prueba de ello.
Tras la reunión mantenida la pasada semana, al margen de la cumbre de líderes de la UE, entre el primer ministro griego y la canciller alemana Merkel, el presidente francés Hollande, y representantes de los acreedores de Grecia, entre ellos el presidente del BCE, Draghi, las lecturas hechas por Tsipras, y por Merkel, fueron muy distintas.
El primero insistiendo en que su país presentará sus reformas en breve mientras que la segunda señalaba que esperaba que el plan de reformas griego sea más concreto que el anterior y cumpla con los compromisos asumidos por el ejecutivo heleno. Este último, un mensaje que vuelve a situar la "pelota en el tejado" de Grecia, que sabe que o cumple con sus compromisos o sus socios y/o acreedores no liberarán ni un solo euro del importe pendiente del actual programa de rescate.
Mientras la guerra de nervios se mantiene, la retirada de depósitos de los bancos griegos continua de forma acelerada hasta el extremo de que el BCE tuvo que aumentar el importe de la línea de liquidez de emergencia a estas entidades por importe de 400 millones de euros, cantidad sensiblemente menor a los 900 solicitados por Grecia.
Lo que se está dirimiendo entre el Eurogrupo y Grecia, no es una cuestión menor, sino dos formas distintas de entender el hacer frente a una profunda crisis económica y a su correspondiente salida. Dos posiciones irreductibles en las que están en juego dos formas diametralmente opuestas de entender la economía en donde los premios y los castigos están en el propio tablero en donde se juega la partida y en el que cada uno juega con las cartas que tiene en su mano. Hoy, el castigo a Grecia por parte del Eurogrupo tiene un justificante principal: el paquete de 200 millones de euros en ayudas sociales del gobierno de Syriza que no ha contado con el visto bueno de los acreedores oficiales.
Visto desde otro punto de vista: cuando las barbas de tu vecino veas pelar... Grecia está como está, aparte de por méritos propios - anda, como nosotros...- por problemas con los vencimientos de la deuda. España, en los últimos cuatro años, y a pesar de los recortes - que no ajustes, ajustar es una cosa y amputar otra- se ha ido endeudando en unos 70.000 millones de euros más cada año. Adivinen lo que puede pasar si en un vencimiento fuertecillo de dueda, algún país, por razones de política interna, se pone un poco durillo, y los inversores dejan de encontrar atractiva la deuda - o el BCE- se nos pone durillo y la liquidez se hac emenos líquida...
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