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Iberia: torres más altas han caído

CARLOS DÍAZ GÜELL. 11/12/2012

MADRID. Con voz impostada por su solemnidad, un representante sindical de Paradores Nacionales anunciaba a los medios de comunicación que el ERE en el que está inmerso la compañía pública "lo iban a pelear".

Aunque en ningún caso el término utilizado figure en la actitud habitual de los sindicatos españoles, si refleja una talante que no es el mejor para enfrentarse a la crisis de una empresa que a finales de 2012 acumulará una pérdidas de cerca de 110 millones de euros, cifra que en cualquier empresa privada supondría una quiebra técnica.

Sin embargo y frente a posiciones dialogantes de representantes sindicales de otros sectores, los sindicatos de empresas del sector turístico como Paradores Nacionales o Iberia, han decidido "pelear" con la realidad tozuda pese a lo escandaloso de los números, poniendo en riesgo la viabilidad de las sociedades y haciendo un inmenso daño a la clientela que es la que en última instancia van a pagar los platos rotos producto de la pelea.

El caso de Iberia, en crisis desde hace décadas como consecuencia de una estructura imposible de algunos de sus colectivos, que han decidido "pelear" hasta llevarse por delante la viabilidad de la misma, resulta paradigmático, y es reflejo de la escasa cintura de ciertos planteamientos sindicales, ignorantes de que la aviación comercial ha tenido que enfrentarse, desde mediados de los noventa, a retos que van desde la liberalización del sector, hasta una pavorosa subida de precios del combustible, pasando por el 11-S, la aparición de las low cost o una crisis económica sin precedentes.

Y las compañías se han enfrentado adaptándose a las nuevas condiciones del mercado, logrando que cada vez vuele más gente y más barato, con políticas de reducciones de capacidad y ahorros de costes, conscientes de que solo así se pueden superar los ciclos bajos de la economía, sin entrar en una política irracional de llenar los aviones a cualquier precio.

Las compañías que no han hecho eso, simplemente han desaparecido y aquí encaja perfectamente la expresión de que "torres más altas han caído". Nadie tiene una póliza que les asegure el futuro e Iberia menos que nadie. La crisis económica pasa una alta factura en la medida en que la antaño compañía de bandera española sufre como nadie las consecuencias de la caída del consumo, especialmente de las empresas españolas, cuyos directivos son los clientes más rentables de este tipo de compañías regulares.

La lista de las líneas aéreas que en los últimos años se han ido por el desagüe, se cuentan por decenas y el único común denominador es el no haber querido o podido adaptarse a la realidad del mercado, término este -el de mercado- que muchos líderes sindicales se empeñan en despreciar.

Así, son legión las compañías aéreas que han sufrido las consecuencias de su falta de adaptación a un entorno cambiante y generalmente hostil para el negocio. Como muestra ahí están, sin orden alguno, los nombres de Swissair, Sabena, Canadá 3000, Avianca, Varig, Delta, Alitalia, Japan Airlines, Air Madrid, Air Comet, 2010, Spanair, Málev, TWA o Northwest. La crisis no ha respetado nombres ni apellidos, ni historial brillante y el que no ha incorporado prácticas de gestión ortodoxas, simplemente se ha quedado en la cuneta.

De entre todas ellas y a titulo puramente indicativo se podría elegir el caso de la brasileña Varig, que llegó a ser una de las compañías más respetadas en el mundo y que se convirtió en referencia de desastre administrativo y desmande de gestión.

Controlada por sus empleados, a través de la Fundación Ruben Berta (nombre del fundador de la empresa), Varig dejó que sus problemas se multiplicasen mientras esperaba una solución salvadora del Estado que no llegó, sin admitir, en ningún momento, recortes en su plantilla o adaptaciones en la inmensa lista de beneficios laborales, y sin ejercer control alguno de costos.

Varig tenía cuando quebró una media de 26 pilotos por avión, mientras que su más directo competidor brasileño, TAM, tenía exactamente la mitad. En el final de sus días, para los 54 aviones que mantenía operando, Varig contaba con 9.400 empleados, de los cuales 1.400 eran pilotos o copilotos, mientras que la misma competidora tenía 9.669 empleados, siendo 1.034 pilotos o copilotos, aunque la empresa operaba un 50% más de aeronaves que Varig. Cuando Varig empezó a hundirse en 2003, la compañía tenía 201 empleados por aparato, mientras que sus competidoras brasileñas tenían una media de 86. Son solo una muestra del desbarajuste de una compañía que lo fue todo en el sector de la aviación comercial internacional y que hoy no existe y solo es historia.

El futuro no se presenta fácil para la aviación comercial tradicional en Europa y la tendencia es a fuertes pérdidas y a caída de participación del mercado global. Solo dos datos: en 2012 la Association of European Airlines (AEA) estima que en este ejercicio sus asociadas perderán entre 1.000 y 2.000 millones de euros, y en el primer semestre de 2012, las principales compañías de red (Lufthansa, Air France, Iberia y American Airlines) han acumulado pérdidas de casi 3.200 millones de euros.

No todo es cuestión de "pelear" un ERE.

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5 comentarios

Susana escribió
14/01/2013 20:44

Pues claro que se vá a pelear!!!!! Porque, como Vd dice, Sr. Guell, hay que " evitar poner en riesgo a la sociedad" pero , a ser posible, que sea la sociedad Española. Y hay que pelear para que BA no "tire pr el desagüe los esfuerzos sindicales, sociales e incluso morales de todos los empleados de Iberia, con el único propósito de quedarse con un suculento pastel de líneas, carga e infraestructura que tanto ha costado a este país conseguir. Saludos.

Sonia Martínez alvarez escribió
12/12/2012 21:48

Ib no lleva décadas, acumulando perdidas, infórmese y no diga tonterias.... Parece q tiene usted interés en echar abajo empresas españolas, es usted tan ignorante o trabaja al servicio de alguien????

Marlango escribió
11/12/2012 20:33

Pepe, que la pasión corporativa te ciega, hombre. Claro que tienes razón en todo lo que cuentas del sector de medios, superpoblado y en demasiadas ocasiones amarillo, rosado y embustero, como lo es esta sociedad en general que los consume, pero te olvidas de una cosa: hace años, pero que muchos años, empezó ya en silencio su reestructuración y lapidación. Miles, cerca de 7.000 periodistas, han sido despedidos en los últimos años sin que un solo día hayan faltado a su cita diarios, informativos radiofónicos, televisivos y online, por no hablar de las crueles rebajas de condiciones salariales y laborales de todo tip que nosotros, los periodistas, estamos sufriendo sin que nadie de otros sectores, y mucho menos del tuyo, haya salido tan siquiera a lamentar. Un saludo afectuoso. Yo también te quiero

pepe escribió
11/12/2012 17:29

Por las mismas le aplicamos la misma teoría a la prensa... demasiados periodistas, la mayoria incompetentes, demasiada prensa rosa, demasiada prensa amarilla, demasida prensa basura, demasiados periodicos que dicen lo mismo, demasiada prensa obediente sin criterio ni juicio... asi que nada, reconversion de la prensa, cierre de periodicos, concentración de cabeceras, y todo el mundo a la calle que gana demasiado por decir paridas y contar mentiras... ¡¡que te zurzan!!

Jabulani escribió
11/12/2012 11:25

Pues sí, torres más altas han caído, pero ésta no se cae, la están tirando. La están derrumbando para que se salve British Airways, y claro, necesitan a periodistas de 4a fila que traten de justificar lo injustificable. Por cierto, hablando de torres altas próximas a caer, me acuerdo de alguien llamado Luis Díaz- Güell (será familia del autor de este bodrio?) director de comunicación de Iberia, cuya política informativa está siendo patética, le están dando por todos lados, poniendo en ridículo y sospecho que la dirección de Iberia ya tiene el finiquito preparado.

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