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Rajoy utiliza la cuota femenina para hacerle frente a Merkel

CARLOS DÍAZ GÜELL. 13/11/2012

MADRID. El Gobierno de España parece haber tomado la decisión de entrar en la única dialéctica que parece entender el calvinismo que dirige la Unión Europea. Lo hace tratando de impedir que el gobernador del banco central luxemburgues, Mersch, sustituya al español González-Páramo en el Comité Ejecutivo del BCE, aunque lo haga tarde, pero no mal.

Gonzalez Páramo abandonó recientemente su puesto en el sanedrín de Frankfort al finalizar su mandato legal y España sufría un especial desaire al no ser aceptado su candidato y romperse así un supuesto pacto no escrito, según el cual los cLa española Belén Romanauatro grandes países de la eurozona [Alemania, Francia, Italia y España] tendrían un miembro en el consejo.

El BCE, creado por el Tratado de Ámsterdam 1998 o Alemania, para ser más concreto, optó por un luxemburgués, candidatura que fue rechazada por el Parlamento Europeo en protesta por la ausencia de mujeres en la terna para cubrir la plaza.

España había propuesto para ocupar el puesto vacante en el máximo órgano de decisión del BCE a Sáinz de Vicuña, director de los Servicios Jurídicos del BCE y aunque era una apuesta personal del ministro De Guindos, Alemania se mostró implacable, en una especie de castigo contra España y su falta de compromiso con el equilibrio fiscal y la reforma financiera. Para ello contó con la ayuda o connivencia del resto de países y especialmente del presidente del Eurogrupo, el también luxemburgués Juncker, quien, al parecer, había puesto esa condición para continuar en el puesto.

Ahora, el Gobierno de Rajoy ha decidido vetar el nombramiento de Mersch, en el único lenguaje que entiende la tecnoestructura centroeuropea liderada por Alemania, y lo hace alineándose con la tesis del Parlamento Europeo, al proponer a una mujer, Belén Romana, exdirectora general del Tesoro y ex consejera del Banco de España, como candidata. Ello obliga, de no llegarse a una solución de compromiso, a que los 27 miembros de la Unión Europea decidían en la próxima cumbre a celebrar el 22 y 23 de noviembre si continúan con la candidatura de Mersch o inician de nuevo el proceso de búsqueda de nuevos candidatos.

En la actualidad, España no ocupa cargo relevante alguno en los organismos del Eurogrupo, ya que tampoco logró la presidencia del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), puesto que actualmente ocupa el alemán Regling en detrimento de Romana, que también era la candidata española. No resulta de recibo que el saldo de representantes de España -cuarta economía de la eurozona- en los organismos comunitarios, frente a Luxemburgo, sea de 0-2 favorable al mini país, paraíso fiscal.

La cuestión ahora, según las capacidades del Gobierno español para manejar el asunto, está en plantear la candidatura no solo como una cuestión de equilibrio dentro de la zona euro, en donde el papel de España debería parecer claro, sino como una cuestión que obligara al feminismo militante europeo a posicionarse.

Sin embargo, todo apunta a que Alemania no se va a convertir en sujeto pasivo de esta especie de guerra de sexos. La prensa alemana anunciaba recientemente que Merkel estaba dispuesta a poner remedio a esta ausencia de mujeres y que había llegado a un acuerdo con Francia para que fuera una mujer la encargada de dirigir el nuevo organismo de supervisión bancaria del euro, función que estará anclada al BCE.

En las quinielas que se manejan en el corazón del eurogrupo, no aparece la directora del Tesoro con Aznar y sí nombres como las alemanas König o Weder di Mauro, las francesas Nouy Quien o Rey y la italiana Reichlin.

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