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MADRID. Bankia recibirá del Estado una ayuda total de 23.500 millones de euros que le permitirá cumplir con el plan de viabilidad diseñado por el nuevo equipo gestor y convertirse en una entidad "absolutamente saneada". Es el enorme coste de mantener la "confianza" de los mercados y la consecuencia de una política laxa por parte del Banco de España a lo largo de los últimos años durante los cuales se ha permitido a estas entidades de rancio abolengo todo tipo de actividades y que en este caso se ha agravado con fusiones disparatadas, salidas a bolsa cuasi delictivas, grandiosas cifras por la salida de sus primeros ejecutivos como "premio" por su gestión...

Según valoraciones manejadas por analistas internacionales, la cifra aportada por el Estado a Bankia, podría haber sido tres veces menor si se hubiera actuado en la buena dirección hace cinco años y no se hubiera permitido el inmenso agujero negro que ha terminado por llevar "a la quiebra" a la entidad de crédito.

El respaldo financiero será con capital puro y duro. "No son ayudas", se apresuró a asegurar Gorigolzarri lleno de satisfacción (no podía ser de otra manera) por lo que no se podrá canalizar la aportación a través de los bonos convertibles. En definitiva, Bankia se va a tragar algo menos del total del recorte de los Presupuestos Generales del Estado y cuya histórica cifra -el mayor ajuste de la democracia- superó los 27.000 millones de euros, un 17 por ciento de las cuentas de los ministerios de España.

Aunque el nuevo presidente auguraba un futuro lleno de rentabilidad para el capital aportado por el Gobierno, no está fácil la hoja de ruta de Bankia y sus planes de rentabilidad deberán desarrollarse en un marco hostil como lo refleja, por ejemplo, que la concesión de hipotecas en marzo, que continuó su tendencia descendente, cayera un 42% interanual, marcando un nuevo mínimo, lo que refleja la deprimida demanda residencial.

En paralelo, también se está observando un endurecimiento de los estándares de crédito, como muestra la última encuesta de préstamos bancarios. Esto también se observa en el precio que las entidades están cobrando por las nuevas operaciones. El diferencial ha pasado de 0,8 puntos porcentuales de media a situarse por encima de los 2 puntos en el mes de marzo. Igualmente, se sigue recortando el plazo medio de concesión que ha pasado a 24 años frente a los 28 de 2008. No obstante, el deterioro en el acceso financiero está siendo compensado por la caída de precios de la vivienda, el bajo nivel de tipos y la fiscalidad.

Y si eso ocurre con las hipotecas, lo mismo cabe decir de las ventas al por menor de abril cuyos resultados se conocerán estos próximos días y para las que no se esperan buenos resultados ya que los factores que alimentan la debilidad del consumo -alto nivel de paro, menor valor de la riqueza financiera e inmobiliaria, disminución de la renta disponible por la subida de los tipos del IRPF y el clima de incertidumbre- no hacen esperar otra cosa.

Con este escenario, mercados y analistas están pendientes del déficit del Estado hasta abril y a la evolución de la partida de pago de intereses. Por el lado de los ingresos, se espera una mejora, entre otras causas, dado el aumento de las retenciones del trabajo.

Acotado el problema Bankia, ahora solo queda dar salida a CatalunyaCaixa y Banco de Valencia cuya subasta se ha decidido retrasar quince días dado el escaso interés que suscitan ambas entidades y las condiciones planteadas por el FROB.
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(*) Carlos Díaz Güell es periodista y autor del blog 'Tendencias del dinero'