VALENCIA. En los últimos años hemos asistido a un proceso de movilización de la opinión pública que está alcanzando niveles de gran intensidad política. Un proceso paulatino, pero constante, que ha condensado muchísimas fuentes de protesta e insatisfacción, a todos los niveles, con la expectativa de canalizar dichas protestas a través del voto.
Ya pudo verse un adelanto de lo que nos espera en las Elecciones Europeas de mayo, casi un preludio de lo que puede pasar este año: decadencia de los grandes partidos y aparición de alternativas que se presentan a los ciudadanos como vía para ejercer dicho voto protesta. Protesta frente a las consecuencias de la crisis económica, los escándalos de corrupción y la imparable erosión de la credibilidad de los partidos políticos tradicionales. Una protesta cuyo alcance efectivo está por ver; y lo veremos, precisamente, en el año recién comenzado.
EL CALENDARIO ELECTORAL, DE ENERO A DICIEMBRE
Son muchas las elecciones que nos esperan a lo largo de este año, tanto en España como en otros países relevantes de nuestro entorno. Inicialmente, este mismo mes (el 25 de enero), viviremos unos comicios en Grecia, que se han adelantado en más de un año a lo previsto. El interés de estas elecciones se sustancia en que el escenario griego puede ser, en muchos aspectos, una especie de viaje hacia nuestro futuro cercano: un país en crisis, rescatado e intervenido por la troika, con dos alternativas fundamentales: un Gobierno de continuidad, conservador, apoyado en el antaño hegemónico Pasok, hoy casi residual; o un Gobierno de ruptura (o de modificación, tal vez "ruptura" sea un término excesivo para los cambios que se producirían en la práctica) de izquierdas, liderado por Syriza, espejo en el que quiere verse Podemos y muchos otros movimientos políticos aparecidos recientemente en Europa como alternativa a la izquierda tradicional.
También es más que probable que en este año 2015, y más pronto que tarde, asistamos a unas nuevas Elecciones Autonómicas en Cataluña, que también se adelantarían en más de un año a lo previsto (la legislatura termina en noviembre de 2016). De hecho, este es un escenario que parecía casi inevitable tras la celebración de la consulta independentista del 9 de noviembre, como continuación de la misma (elecciones plebiscitarias) o como mecanismo de salida frente al estancamiento político actual.
Además de su vinculación con el proceso independentista, el interés de estas elecciones también reside en ver qué apoyo alcanza Podemos, que parece haber entrado con fuerza en el electorado que apoyaba al PSC hasta hace no tanto tiempo (un electorado suficiente, no lo olvidemos, para ser el segundo partido de Cataluña en las Elecciones Autonómicas, el primero en las Generales, y el que concentraba mayor poder a nivel municipal).
En mayo tendremos elecciones legislativas en Gran Bretaña, con posible cambio de gobierno (muchas encuestas le otorgan mayoría al Partido Laborista) y la incógnita de determinar, por una parte, el alcance de la hegemonía de los nacionalistas escoceses, que podría dar al traste con las aspiraciones laboristas de alcanzar el Gobierno (los laboristas perderían, o verían muy menguado, su tradicional "colchón" electoral en Escocia); y por otra, los votos que obtenga el UKIP (el Partido por la Independencia del Reino Unido), euroescéptico. Las encuestas le otorgan en torno a un 15%, un porcentaje insuficiente para obtener apenas escaños, dado el sistema electoral británico (uninominal y mayoritario); pero muy importante para debilitar las expectativas de los conservadores.
Y también en mayo, el día 24, se celebrarán las largamente esperadas Elecciones Autonómicas en la mayoría de CCAA españolas, y Elecciones Municipales en todo el país. Unas elecciones en las que resulta previsible que asistamos a un vuelto en muchísimos ayuntamientos y comunidades autónomas, teniendo en cuenta el magnífico resultado que obtuvo el PP en 2011 (el mejor de su historia) y su actual estado de debilidad.
Recordemos que, no hace tanto tiempo, el propio PP jugó con la idea de cambiar el sistema de elección de alcaldes como vía para intentar preservar el poder en muchos ayuntamientos relevantes. Esta opción fue finalmente abandonada; y no está nada claro si lo fue por ser muy poco presentable, en fondo y forma, o sencillamente porque al PP ya no le salen las cuentas necesarias para que la reforma tuviese sentido en términos electorales (obtener un 40% de los votos).
Si nos centramos en la Comunidad Valenciana, el PP ostenta una sólida hegemonía, desde hace más de veinte años, tanto en la Generalitat como en las tres diputaciones y en la mayoría de los ayuntamientos (entre ellos, las tres capitales de provincia), que previsiblemente finalice en las próximas elecciones. Está por ver si esta derrota conlleva la pérdida del poder en los principales ayuntamientos y en las diputaciones, pero sí parece evidente que la erosión del partido gobernante es tan acusada, su impotencia para hacer frente a los problemas tan clamorosa, que la duda no es ya si logrará mantener la Generalitat; sino, más bien, cómo será la coalición de Gobierno que sustituya al PP. Si será un "tetrapartito" o un tripartito, y en este último caso, si estaremos ante un tripartito "clásico" (PSPV-Compromís-EU) o uno que excluya al PSPV e incluya a Podemos (Podemos-Compromís-EU). Además de determinar, por supuesto, quién será el próximo President de la Generalitat: Ximo Puig o Mònica Oltra.
Por último, a finales de 2015, en principio en noviembre, se celebrarán Elecciones Generales. Existe la posibilidad de que estas elecciones se convoquen finalmente en enero de 2016, lo que supondría alargar al máximo la legislatura (más allá de los cuatro años, de hecho). El panorama opuesto, esto es, que se produzca un adelanto electoral, que hiciera coincidir estas elecciones con los comicios municipales y autonómicas, en cambio, parece muy remoto, dada la alergia de Rajoy a adoptar decisiones que se salgan del guión.
Estas elecciones pueden dar lugar a un cambio histórico en España, delineando un escenario como el que muestran las encuestas: un tripartidismo PP-PSOE-Podemos que aleje cualquier posibilidad de mayorías absolutas y obligue a dos de los tres principales partidos a hacer pactos "contra natura" que apuntalen al Gobierno. Es decir, como en Grecia.
ESTRATEGIA Y EXPECTATIVAS DE LOS PODERES POLÍTICOS
El año electoral no traerá buenas noticias para el Partido Popular, si por tal entendemos revalidar sus victorias de 2011, o acercarse a estos resultados. La caída es inevitable, y la cuestión es saber en qué medida se produce, y cuánto poder perderán los conservadores. Por eso, su estrategia en estos últimos meses parece, cada vez más, un intento por efectuar un control de daños que le permita al PP asegurar algunas plazas estratégicas, como el ayuntamiento de Madrid, y disputar la victoria electoral, aunque sea por la mínima y con el beneficio de la Ley Electoral (que privilegia a las provincias menos pobladas, normalmente más conservadoras), en las Elecciones Generales.
Un control de daños que, a la vista de la agenda de cariz reaccionario que está aplicando el gobierno español en los últimos meses, busca asegurar el voto de los más fieles e impedir que haya fugas por su derecha; es decir, busca continuar siendo el partido conservador por antonomasia, aunque sea un partido conservador con un apoyo electoral del 25%, similar al que obtenía Alianza Popular en los años 80.
Pero, al menos, al PP le queda el consuelo de que, aunque pierda casi todo su poder, seguirá siendo el gran partido conservador español, y que tarde o temprano volverá a gobernar. Siempre y cuando, naturalmente, la pérdida del poder no suponga la apertura de un período de luchas intestinas que divida a los conservadores en múltiples taifas enfrentadas entre sí, como ocurrió en su día con la UCD. Un escenario que hoy por hoy, y dada la mítica adhesión del PP a los liderazgos fuertes, parece muy poco probable.
En cambio, al PSOE no le queda este consuelo. El peligro que afronta este partido en 2015 es mucho más acuciante: según los resultados que obtenga, y sobre todo en virtud de lo que haga después, puede afrontar un camino sin retorno (sin retorno al poder, al menos) en el largo plazo.
El PSOE tiene que impedir como sea el sorpasso de Podemos, que podría ser el síntoma definitivo de su pasokización, es decir, la continua y acelerada pérdida de apoyos electorales que lo convirtieran, en apenas dos legislaturas, en un partido residual, como le está ocurriendo al Pasok griego (del 43,9% en 2009 al 5% que prevén las encuestas en los próximos comicios de enero). Y, sobre todo, tiene que adoptar una decisión postelectoral: con quién pactar, y en qué condiciones. El fantasma de una Gran Coalición con el PP (muy improbable a nivel autonómico en la Comunidad Valenciana, pero quizás no tanto en España), como vía para conferir estabilidad a un Gobierno continuista en lo esencial, que a lo sumo afrontara cambios cosméticos, sobrevuela el ambiente.
Finalmente, queda la incógnita de Podemos. Una incógnita desde muchos puntos de vista: su alcance electoral, por una parte, y su adscripción ideológica, por otra, pues este partido ha moderado significativamente (y a menudo, de forma oportunista) sus postulados ideológicos en muy poco tiempo. Su irrupción ha cambiado todo el escenario electoral. Afecta sobre todo al PSOE y a IU, pero también a todos los demás partidos. Véase, por ejemplo, el estancamiento, quizás preludio de la irrelevancia, en el que se encuentra UPyD. O la debilidad de los apoyos del PP. O la significativa reordenación del electorado en escenarios donde ya existía una significativa fragmentación electoral, como el País Vasco y Cataluña.
Parte de esta incertidumbre quedará despejada tras las elecciones de mayo, que servirán para observar en qué medida el fuerte apoyo que pronostican las encuestas para Podemos, y el deterioro de PP y PSOE, son reales. Y, si las encuestas se equivocan, también podremos ver en qué sentido: si se equivocan por sobrevalorar el apoyo a Podemos... O por infravalorarlo, que también podría ser.
Los resultados provocarán, indudablemente, reacciones en cada uno de los partidos. No es en absoluto descartable, por ejemplo, que una debacle del bipartidismo provoque la caída del secretario general del PSOE, o incluso una rebelión en el PP ante la pérdida de poder institucional. La política de pactos posterior, así como los primeros meses de gobierno surgidos de dichos pactos, también tendrán un impacto considerable sobre el panorama electoral posterior, conducente a las Elecciones Generales.
Después de todo, llevamos meses y meses hablando de Podemos, y hemos visto la abdicación de un rey, así como todo tipo de movimientos en el Gobierno y en los partidos políticos... A partir del 8% que obtuvo Podemos en las Europeas de mayo de 2014.
#prayfor... Pedro Horrach
Las fiestas navideñas nos han dejado múltiples anécdotas, de toda clase y condición, convenientemente reflejadas en las redes sociales. Del amplio menú disponible, querría sacar a colación una sorprendente noticia aparecida en Diario de Mallorca, que pasó desapercibida en gran medida: "Pedro Horrach, el fiscal del caso Nóos, abre las puertas de su casa a la prensa por Navidad".
Un reportaje, con fotogalería incluida, digno de las revistas del corazón, en el que se cuentan cosas como esta: "se sirvieron jamones y quesos deliciosos, las mejores cocas de Palma, se brindó por la Navidad y la familia, y se habló de futuro con optimismo y realismo en un entorno decorado con sublime elegancia. Decoración clásica, festiva, brillante y al calor de la chimenea que es la que favorece la tertulia". ¡Ya estábamos ahítos de jueces estrella, y ahora nos llega una nueva hornada de fiscales con glamour!
Creo que Grecia no es completamente extrapolable a España a nivel electoral puesto que, en Grecia, buena parte del voto del descontento ha ido a parar a un partido de extrema derecha, cosa que no ha ocurrido ni ocurrirá en España. Creo que éste es el motivo por el que la evolución de Podemos va a ser mucho más rápida que la de Syriza.
Jo, yo pensaba que Joooorrrach era un presunto abogado defensor.Respecto a las elecciones vamos a cansarnos de ver sondeos, avisos y similares...
La creación de una GK a nivel estatal ya está decidida y se ha confirmado oficialmente repetidas veces mediante su negación tajante. Un "no, jamás, nunca" que nadie en su sano juicio se puede creer y menos tras ver las fotos de Susana Díaz y Rajoy mirándose ensoñadoramente y dudando entre si darse el beso con o sin lengua. Así que, parafraseando al marqués de Villaverde en la última película que rodara Boadella antes de hacerse del PP, "tenemos casta para rato".
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