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MADRID. No es habitual escuchar hablar de ética a un banquero y por eso sorprende que el presidente de Bankia, Goirigolzarri, entrara en ese jardín al asegurar que la ética debe estar presente en cada una de las actuaciones de una empresa y que, lejos de suponer restricciones en el desarrollo de un modelo empresarial, es imprescindible para "la sostenibilidad de un proyecto excelente", enfatizando que una de las primeras decisiones tomadas por el actual equipo de gestión de Bankia fue "definir los valores que deben presidir la cultura de la entidad, unos valores que no se pueden transgredir para conseguir ningún objetivo y ningún resultado".

Con esos principios y bajo el compromiso de que los clientes deben ser el foco de todas las actuaciones de la entidad financiera, Bankia se encamina hacia el cumplimiento en 2015 del Plan Estratégico de viabilidad pactado con las autoridades europeas y españolas y lo va a hacer, según todas las previsiones, con nota y convirtiéndose en una referencia en reestructuraciones bancarias.

Aceptando y reconociendo que todo el proceso capitaneado por el banquero vasco se está consiguiendo con generosas muletas y ayudas, aunque también con fuertes cortapisas y cláusulas restrictivas, todo ello no debe ser óbice para glosar la labor desarrollada por la entidad resultante de un conglomerado de cajas que estaban en el borde del abismo, como consecuencia de una gestión que para muchos debería tener la cárcel como destino, aunque por el momento la Justicia se está haciendo esperar.

De entrada, Goirigolzarri debe sentirse especialmente satisfecho por el hecho de que la mayoría de los afectados de Bankia, tras el mecanismo de arbitraje puesto en marcha por el Gobierno para resarcir a los inversores minoristas, haya recuperado su inversión e incluso muchos estén ganando dinero. Tomando como referencia un precio de 1,5 euros por acción, más del 65% de los afectados ya ha recuperado lo invertido, mientras que el resto, si bien acumula una pérdida cercana al 20%, conseguirá beneficios cuando la cotización supere los 1,8 euros, algo que puede conseguir en los próximos meses a poco que la recuperación se afiance y la Bolsa ayude.

Bajo esas premisas, Bankia se está colgando medallas y justo es reconocerlo. La primera de ellas es la ratio de capitalización exigida por Basilea III y que se acerca al 11%, lo que demuestra que el modelo de negocio de Bankia cuenta con capacidad para generar capital internamente y así se refleja en los tres primeros meses de 2014 en que Bankia ha reportado 625 millones de euros de beneficios.

Si entramos en el capítulo de la rentabilidad, todo parece indicar que la dirección de Bankia está centrada en ejecutar la última fase de su plan estratégico, con el que no sólo se prevé consolidar el actual ROE del 6,8%, sino también mejorarlo e incluso llegar al 10% en 2015, colocándose a la cabeza del ranking por rentabilidad de la banca en España, algo que los analistas reconocen y valoran al bendecir los planes que se han implementado para recuperar el pulso de la actividad comercial, como reflejan las mejoras en cuota de mercado de la nueva producción (+9%).

La gestión de Gorigolzarri está siendo también especialmente valorada al haber conseguido reducir un 4,2% el saldo neto de dudosos (19.200 millones), con lo que ha conseguido alinear las ratios de morosidad (14,31%) y cobertura (57,4%) con el promedio de la banca, respectivamente 13,5% y 58%, lo que se compensaría por el bajo peso del riesgo promotor inmobiliario del 2,74% con una cobertura del 44,7% frente a la media del sistema financiero del 5,8%.

Todo ello ha dado como resultado una mejora de la calidad del capital de Bankia que se está viendo respaldada por un mayor peso en el accionariado de los inversores internacionales, que actualmente controlan un 19% frente al 3,8% anterior. Lo mismo ocurre con los clientes minoristas que también recuperan la confianza como parece indicar el aumento del 4,3% del patrimonio gestionado fuera de balance, así como el avance del 2,1% intertrimestral de los recursos de clientes.

Con esta radiografía de la actual situación de Bankia y de sus expectativas, muchos recuerdan lo que consideran grave error o errores estratégicos cometidos por el actual presidente del BBVA, Francisco González, forzando y facilitando la salida de Goirigolzarri y de Pedro Luis Uriarte, anteriormente, de las más altas funciones ejecutivas del BBVA en una política personalistas por la que todavía nadie le ha pasado factura a FG.