MADRID. Mientras más de 35.000 visitantes, mayoritariamente empresarios de los de siempre, visitaban la Bienal Española de Máquina-Herramienta que se celebra en la Feria de Muestras de Bilbao, se destapaba un nuevo escándalo de corrupción en la cúpula empresarial, según el cual el presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús Terciado, habría cobrado 110.000 euros al año a la propia Cepyme como consultor a través de empresas de su propiedad, una situación que podría ser constitutiva de delito dado el cargo que ostenta el empresario abulense y vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
Mientras permanece en prisión acusado de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero el anterior presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresarial (CEOE), Díaz Ferrán, los escándalos que salpican a la patronal no hace nada más que repetirse y todos ellos tienen un fuerte componente electoral, lo que permite asegurar que el asociacionismo empresarial proyecta una imagen muy deteriorada y un pestazo ciertamente nauseabundo.
Ahora le toca el turno a Terciado, presidente de Cepyme, como hace un par de meses le tocó a Tezanos, directivo de la patronal madrileña CEIM y presidente de la organización de empresarios Fedecam, y en todos los asuntos hay de por medio procesos electorales en donde existen demasiados intereses turbios empeñados en demostrar que el asociacionismo empresarial en torno a la CEOE no goza de buena salud.
Las próximas elecciones a la Cepyme se celebrarán el próximo 25 de junio, como el escándalo de Tezanos se aireó en marzo en pleno proceso electoral en la CEIM de donde salió reelegido Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, cuyo grupo de empresas se encuentra en una situación muy deteriorada. Todo ello desemboca en un campo de batalla virtual en donde las futuras elecciones a la CEOE que tendrán lugar a finales de año son las auténticas protagonistas y en donde el complejo juego de alianzas cobra un papel trascendental.
Hay demasiados intereses económicos y políticos en juego y la reelección de Juan Rosell, lejos de estar asegurada, con el panorama independentista catalán en el horizonte, se ha convertido en obscuro objeto de deseo de muchos.
Aunque muchos pueden considerar que todo este tipo de cuestiones no hacen sino echar abajo el prestigio y la imagen de la patronal, no hay que olvidar que la CEOE sigue siendo una fenomenal herramienta desde donde se ostenta un nivel de interlocución con el Gobierno nada desdeñable, como se ha demostrado hace unos días cuando la confederación a través de un informe pedía al ministro de Economía, que se contemple la posibilidad del despido libre para los contratos indefinidos el primer año de trabajo.
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