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Iberdrola y BBVA, cuando la realidad virtual se convierte en paradigma empresarial

CARLOS DÍAZ GÜELL. 09/04/2014

MADRID. En su obra "¿Es real la realidad?" el constructivista Paul Watzlawick escribía que "creer que la propia visión de la realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión, pero se hace aún más peligrosa si se la vincula a la misión mesiánica de sentirse en la obligación de explicar y organizar el mundo de acuerdo con ella, sin que importe que el mundo lo quiera o no".

Pensaba el psicólogo austríaco que la realidad no existe como hecho objetivo, sino que es una construcción más dentro de las construcciones mentales que realiza una persona a partir de la interacción permanente con su entorno. El paradigma de tal teoría, como se puede entender, debería andar lejos del mundo de la empresa y de sus realidades que, a la postre, deben concentrarse en sus balances y cuentas de resultados, auditadas y expuestas para su conocimiento público.

Eso, al menos, es lo que dicta o dictaba el catón del buen gestor, aunque en los últimos tiempos todo parece estar sometido a revisión y nada parece ser lo que es en realidad.

Iberdrola y BBVA son dos buenos ejemplos de grandes y prestigiosas empresas que han incorporado a su hacer empresarial una especie de realidad virtual y que, como señalan los que de esto saben, "establece una nueva forma de relación entre el uso de las coordenadas de espacio y de tiempo, supera las barreras espaciotemporales y configura un entorno en el que la información y la comunicación se nos muestran accesibles desde perspectivas hasta ahora desconocidas al menos en cuanto a su volumen y posibilidades. La realidad virtual permite la generación de entornos de interacción que separen la necesidad de compartir el espacio-tiempo, facilitando en este caso nuevos contextos de intercambio y comunicación".

En el caso de la empresa líder del sector eléctrico español, Iberdrola, cuya gestión fue respaldada por el 82% del accionariado, celebró su última Junta General en Bilbao en el Palacio Euskalduna desde un escenario decorado al efecto a "mitacamino" entre la alegoría verde repleta de árboles, flores y jugosos prados y un belén en el que los miembros del Consejo hacían las veces de pastorcillos, mientras Sanchez Galán oficiaba de director de orquesta rodeado de utilería y tramoya. Solo faltaba Heidi Y el abuelito. Con ese entorno, es de imaginar que las cuentas son lo de menos, mientras el mensaje verde, cuyo valor no cotiza, alcanzó el máximo nivel de eficacia.

El caso del BBVA es distinto, aunque las teorías de Watzlawick cobran también su máxima relevancia en el segundo banco español, cuyo presidente González, es reconocido por sus inquietudes en el mundo de la innovación, dando buena prueba de ello con la apertura del Centro de Innovación de Madrid hace cuatro años y desde donde se impulsa todo tipo de iniciativas innovadores.

Por eso sorprendía aun más que el banco lanzara hace unas semanas con muchos recursos mediáticos su nuevo "proyecto estrella" consistente en la creación del área de negocio Banca Digital con "la doble misión de acelerar la transformación del grupo e impulsar el desarrollo de nuevos negocios digitales".

FG, su presidente, no tenía inconveniente en participar del experimento virtual enfatizando que "con la nueva estructura, damos un gran paso para abordar la transformación de un banco analógico, eficiente y rentable en una empresa digital de servicios del conocimiento". "Tras construir los cimientos de nuestro proyecto digital -las plataformas-, ahora podemos acelerar la creación de nuevos productos y servicios para los clientes del siglo XXI". Muchos se quedaron con las ganas de saber de que hablaba.

Buscando en la información colgada en la web oficial del banco, no resulta posible detectar qué se debe entender por Banca Digital, salvo que "para lograr sus objetivos desarrollará una cultura enfocada en la ejecución, la gestión por proyectos a través de pequeños equipos con autonomía plena, y la incorporación de talento interno y externo".

Lo digital y lo verde vende y por lo tanto es cuestión de generar expectativas de un mundo virtual que como dirían los teóricos ha eliminado la frontera existente entre realidad e irrealidad. "No se trata en este caso de la imposibilidad de separación entre lo real y aquello que no lo es, sino la difusión de los límites que los separan. La amplia variedad de posibilidades que ésta ofrece, ha facilitado el establecimiento de un estatus de realidad".

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