MADRID. Las grandes entidades financieras españolas han cerrado el año 2013 razonablemente dada la situación en España. Este país es prácticamente el único mercado para La Caixa, Bankia, Popular y Sabadell; para el BBVA es la mitad de su negocio y para el Santander, un tercio. Es precisamente España lo que ha marcado en gran medida los resultados de 2013 para todos y tienen en común el drástico descenso de la remuneración de los depósitos, la fuerte caída de ingresos por descenso del crédito, el aprovechamiento de la revalorización de las carteras de deuda para hacer resultados (es casi escandaloso en el caso del Sabadell), el comienzo de la reducción de costes y, sobre todo, la fortísima reducción de las provisiones tanto para morosos como para el saneamiento del ladrillo en España.
Pero el pasado ya interesa poco y lo relevante es tratar de vislumbrar los retos de 2014 y siguientes que tienen las grandes entidades españolas. Vamos a ir una a una. El líder de la banca española, el Santander, se la juega en España y Brasil, sus dos principales mercados, junto con Reino Unido, donde va a ganar un 17% más en 2014, según dijo Emilio Botín. En España, mercado donde viajan desde pérdidas a importantes beneficios, tienen pendiente terminar el ajuste de plantilla y red como consecuencia de la absorción de Banesto y Banif.
En Brasil, la cuestión es más compleja ya que vienen con unos resultados claramente descendentes y las incertidumbres macro son aún elevadas, aunque nada tienen que ver con otros mercados emergentes. Brasil cuenta con una economía totalmente abierta, acapara 350.000 millones de dólares en reservas de divisas y 100 millones de habitantes de clase media. La mejor demostración de que tienen mucho músculo es que Itaú, el mayor banco del hemisferio sur, acaba de comprar el grupo chileno Corpbanca.
España y Brasil son los dos grandes yacimientos de las promesas de ahorros de costes que ha hecho Javier Marín, que cumplirá a finales de abril su primer año de consejero delegado. Ha prometido recortar la dinámica creciente de los costes en 750 millones este año, mil el que viene y 1.500 millones en 2016. Analistas e inversores van a escrutar los costes y lo que van a querer es fuertes caídas sobre la misma rúbrica trimestre a trimestre, nada de explicaciones sobre el tendencial de los costes.
La situación de BBVA es diferente. México es su gran granero y lo va a seguir siendo, España irá aportando más de manera creciente, pero la gran cuestión está en emergentes concretos que aportan el 25% de su margen neto y aún más de su beneficio. BBVA está metido en tres mercados, Turquía, Venezuela y Argentina, que son un auténtico terremoto, además de la indefinición de su estrategia con China. BBVA ganó el año pasado 2.228 millones, de los que 1.030 millones proceden de estos cuatro países.
Francisco González está enamorado de su banco participado en Turquía y en 2015 tiene la opción de saltar de su actual participación del 25% y tomar la gestión. Pero la situación geopolítica del país es tremendamente delicada y puede que se encuentre que tiene el mejor banco posible en un país imposible. En Venezuela tiene una situación inaguantable donde en algún momento va a tener que hacer unas provisiones significativas que corrijan años apuntándose unos beneficios importantes sin que haya podido traer ni un bolívar.
CaixaBank y su progenitor (La Caixa) tienen por delante, además del dilema catalán, la urgencia de resolver un problema de gigantismo. La gran caja catalana ha aprovechado la compra de Banca Cívica y el Banco de Valencia para hacer su propia reestructuración, pero le queda mucho por delante y cada vez es más duro y delicado, incluso políticamente, y si no que pregunten en Pamplona, Sevilla o Burgos, sedes de cajas desaparecidas.
El año pasado cerró 968 oficinas y redujo la plantilla en 2.547 empleados. Aun así, sigue teniendo 5.730 oficinas y 32.000 empleados. El BBVA tiene 3.230 oficinas y 30.400 empleados en España y el Santander 4.067 oficinas y 27.400 empleados. En definitiva a CaixaBank le siguen sobrando cerca de 2.000 oficinas y no menos de 4.000 empleados y eso lo pone de manifiesto su desastroso ratio de eficiencia, el peor, a enorme distancia, de toda la banca española.
Adicionalmente, CaixaBank está indirectamente también metida en los mercados emergentes a través de sus participadas. Nada de lo que pasa en países como Argentina o Venezuela le es indiferente, dado que tiene un 12% de Repsol y un 5,4% de Telefónica.
Analizar Bankia es el reto más difícil. El ajuste lo están haciendo de manera sobresaliente, con un recorte del 36% de la red, hasta 2.009 oficinas, y del 23% de la plantilla, hasta 15.400 empleados, que han permitido reducir los costes un 14%. Que con esos cierres tan salvajes los depósitos de clientes residentes hayan caído un 0,1%, o sea nada, y se mantengan en 101.500 millones parece de ciencia ficción. Es más, esto pone de manifiesto que los otros tres grandes antes mencionados pueden profundizar mucho más en el recorte.
Pero la línea realmente de interés de Bankia es la de sus ingresos financieros, saber cuánto le aportan las carteras de deuda públicas construidas con las enormes ayudas públicas que recibió y con los bonos que le dieron a cambio de sacarse del balance todo el ladrillo que envió al banco malo. Esos datos no se tienen aún. En definitiva, las cuentas de Bankia están totalmente asistidas y es difícil separar cuanto es consistente en el tiempo.
Por último, están el Popular y el Sabadell, dos bancos teóricamente parecidos de tamaño, su cartera de créditos es de 102.000 y 113.00 millones de euros, respectivamente, pero son muy diferentes por dentro. El Sabadell tiene un problema enorme de generación de ingresos. Su margen de intereses es de 1.815 millones, que es 600 millones menos que el del Popular, teniendo más cartera de créditos y sólo a base de inflarse a hacer plusvalías vendiendo cartera de deuda pública consigue que sus resultados de explotación sean parecidos, de dos mil millones.
El Sabadell tiene un reto formidable en hacer rentable las compras que ha realizado, sobre todo la de la CAM, que es un auténtico desastre, como se ve en su casi nula aportación. El Popular lo tiene más ordenado, pero su tasa de mora sigue desbocada. Ambos bancos necesitan afianzar su independencia y serán parte muy activa en la segunda ronda de fusiones del sector, que va a llegar inevitablemente con la adjudicación de las Catalunya Caixa, BME o Liberbank que siguen siendo un problema pendiente de resolución.
Finalmente, cuando se comparan los datos de todas las entidades, la última reflexión es que Santander es otra historia, es un animal de otra especie que diría el retirado Alfredo Sáenz, puesto que equivale a la suma de todos los demás. Santander duplica a BBVA en margen neto (los ingresos menos los costes, lo que siempre se llamó resultado de explotación), 20.000 millones frente a 10.000 millones. Los otros cuatro, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell, están en los 2.000 millones cada uno en esta rúbrica.
Es decir, el Santander de Botín tiene una capacidad de generación de resultados equivalente a la de todo el sector financiero español. Sin embargo, esta distancia no se le reconoce en la cotización. El tiempo dirá dónde debe estar cada uno.
Buenas tardes: tiene razón en cuanto a las "patas" del BBVA,en realidad antes de la crisis ya Mejico y Argentina(Banco Frances) y en un tiempo Colombia (Bco Ganadero) erán sus graneros.Significativo era entonces que el BBVA tuviese un miembro en el Consejo de VISA a nivel mundial no por sus clientes en España sino por su posicionamiento en Ibero-america.-Tanto BBVA como BS han sabido diversificar en el extranjero pero, yo no estaría tan seguro del futuro del Santander en Brasil porque allí la crisis no va ha "aflorar" hasta finalizado los eventos previstos.-Mientras están "distraído" diversificando afuera los bancos medianos (que ya no lo son tanto) se van posicionando en el mercado nacional y captando pasivo.-
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