VALENCIA. El maltrato institucional del gobierno de Francisco Camps hacia las Víctimas del Metro ha desencadenado una serie de efectos colaterales de inciertas consecuencias para el PPCV. Es innegable que el gesto del president Fabra de recibir a los familiares cuando llegó al Palau y las reiteradas declaraciones de Císcar sobre la disposición a entregar toda aquella documentación requerida por los tribunales, han ido aligerando el saco de la vergüenza oficial.
El pasado viernes el vicepresidente manifestaba su "satisfacción" por "la buena noticia" que suponía que los tres magistrados de la Audiencia Provincial consideren que hay huecos por donde seguir buscando la verdad. Sin embargo como escribió Orwell "el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan verdades dando apariencia de solidez al mismo viento". Lamentablemente la postura de la Abogacía de la Generalitat pidiendo meses atrás que se desestimaran los recursos presentados para seguir investigando indica una posición con algunos dobleces.
El accidente de metro más grave de España fue gestionado como una contrariedad por el ejecutivo anterior y cerrado a la velocidad del neutrino: una instrucción que no profundizó ni contempló otra causa que la del fallo humano, una comisión de investigación en las Cortes con guión milimétrico y agostidad y la baja intensidad de luz informativa de Canal 9 después de la tragedia, alimentaron la indiferencia y luego la amnesia de una sociedad que se encogió de hombros y no se sintió concernida en absoluto por aquel drama.
Durante años nadie les hizo caso. Hasta el Arzobispo Agustín García Gasco se excusó cuando le pidieron que celebrara la misa del primer aniversario (aunque sí estuvo junto a los políticos ese día para la inauguración de un monolito de homenaje). A su alrededor el vacío del desamparo, en su interior el dolor y la quiebra de la confianza en la Justicia, hacia fuera la firme decisión de averiguar por qué alguien sube un día a un vagón de metro y no se baja jamás.
En la larga lista de la herencia recibida por Alberto Fabra, esta desgracia ha sido una carga disimulada pero latente, un tema tabú que tensaba y que en muchas ruedas de prensa o declaraciones se ha zanjado a fuerza de frases comunes. De un legado tóxico tal vez sea el 3-J y RTVV las dos asignaturas que el Consell ha suspendido para la opinión pública a mitad del curso. Cuando gobiernas eres responsable de lo que haces y de todo lo pendiente.
Las concentraciones mensuales en la Plaza de la Virgen cada vez más concurridas tras el programa Salvados y el cierre de la televisión han sido los titulares exportados desde aquí con mayor repercusión mediática y también los más devastadores para la imagen de la Generalitat desde la marcha de Camps.
La audiencia retiene los momentos estelares y difícilmente olvidará uno de los argumentos centrales durante el largo mes y medio de agonía de RTVV: la manipulación política y televisiva del dramático suceso del 3 de Julio de 2006. Para los trabajadores de Canal 9 esa enorme mancha profesional, por obediencia no debida, por sentimiento de culpa ha sido materia altamente sensible. Quedó en evidencia durante la toma del control de las emisiones.
La espiral definitiva de desprestigio de Canal 9 comenzó con el trato informativo a la investigación sobre el descarrilamiento del convoy. Según las leyes físicas, en un proceso que tiende a algo, "el punto de no retorno" es el punto a partir del cual el desencadenante ya es inevitable. Así pasó. La televisión autonómica se despojó de toda oportunidad de remisión con el irrelevante y distorsionado seguimiento del siniestro más terrible en número de personas fallecidas en sus 25 años de existencia: 43 muertos y 47 heridos que compartieron sumario con el Papa Ratzinger y desaparecieron enseguida de las escaletas como pasa siempre con cualquiera de las numerosas catástrofes que llegan a las redacciones por satélite en un mundo ancho y ajeno.
El 6 de Noviembre, después de que el president Fabra anunciase que el cierre era innegociable, los periodistas dieron rienda suelta a su remordimiento, pidieron perdón por la actitud indigna de no haber cumplido con el deber de una televisión pública y denunciaron al gobierno del Partido Popular como responsable de impedir el relato de todo lo que siguió a aquella tragedia. Hace falta valor para un acto de contrición así y lo tuvieron.
Es más decente y más honrado arrepentirse de un error, aunque sea tarde para el damnificado. En ese desnudo integral de sentimientos duramente criticado y visto por millones de españoles, los espectadores comprobaron que había cicatrices por las historias no contadas. Doy fe de que eran reales.
A esta conjunción Accidente del Metro- cierre de RTVV me refería al hablar de efectos colaterales. La suma de esas dos grandes equivocaciones políticas ha dejado las siglas PPCV heridas de consideración y ha situado al PSPV un poco más cerca de la sociedad a través de su decidido apoyo a las víctimas.
Alberto Fabra ha vuelto a patinar esta semana al reprochar a Ximo Puig que genere "falsas expectativas" a la AVM3J. A esa misma hora El Mundo ya había adelantado que el caso se reabría. "Ruin, vil e indecente" así describía Jorge Bellver la actitud de la oposición. Puro oportunismo político. Es cierto que al igual que los periodistas de Canal 9, han tardado 7 años en reaccionar. Beatriz Garrote nunca entendió que el PSPV " no hiciera del accidente una cuestión nacional, ni fuera capaz de que los populares pagaran en rédito electoral por ello". Si han aprendido la lección aunque haya sido a gritos desde la calle habremos de darlo por bueno.
Con la reapertura del sumario y el apoyo simbólico a la Asociación de Víctimas por parte de los grupos del Parlamento Europeo excepto el PP, el Gobierno valenciano añade más desgaste a esa balanza que trata de equilibrar con intermitencias económicas que le lucen lo justo. Estoy de acuerdo con Císcar, no es oportuno reiniciar ahora una comisión de investigación parlamentaria.
Comparto la idea a la vista de los resultados de todas las que se aprueban en el Congreso o en los parlamentos autonómicos. Son prácticamente inútiles y solo sirven para acaparar la atención de los medios y poco más. Comparecen altos cargos con la lección aprendida y terminan como quiere la mayoría. Como explica el abogado y veterano ex diputado Javier Sáenz de Cosculluela "las únicas en las que podemos confiar son las anglosajonas porque la presidencia es independiente y tienen carácter judicial". Casi mejor pues nos lo ahorramos y seguimos con atención el resultado de las 11 diligencias que establece el reparador auto y las conclusiones del perito para determinar si el único responsable fue o no el conductor.
Si llega ese momento y la Abogacía de la Generalitat se persona en el nuevo proceso como hará el PSPV en el supuesto de que la AVM3J lo pida, podríamos creer, escuchando al vicepresidente José Císcar, que el lenguaje de los políticos no es como reafirmaba Georges Orwell "un instrumento con el que damos forma a nuestros propios propósitos".
Aclaración: En los 7 meses de vida de RTVV SAU se cubrieron y emitieron en las cuatro ediciones de Nou y en las rondas de Nou 24 todas las concentraciones de la Plaza de la Virgen y todas las noticias importantes relacionadas con el accidente del metro. Seguro que a la Asociación de Víctimas les pareció insuficiente. Y tienen razón.
Que dura es a veces la realidad..............pero siempre se agradece y se necesita, personas capaces de contarla, este articulo dignifica a quien lo lee y a quien tiene la valentía de escribirlo.Gracias
un artículo excelente.no se puede contar menor la mala gestión y la falta de talla en este asunto del PPCV
es dificil caer ma bajo que ha caiodo el gobierno -valenciano con el trato a los familiares de accidente del metro, tan poca categoria moral sera muy dificil de superar, y mira que EL PPCV ha tenido y tiene de que avergonzarse en estoa años de saqueo-derroche- y corrupcion .¡¡
Hi ha preocupació, molta preocupació... en Génova. Es tanca un cas i apareix un nou escàndol, en el PPCV no ho entenen, creuen que amb les velles receptes tancaran les vies d'aigua, que seran capaços una vegada més d'articular la societat valenciana. Des de Presidència han fet arribar a Madrid que compten amb Cristina Tàrrega i amb Tono Sanmartín.
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