MADRID. Entre las distintas medidas adoptadas la pasada semana por los organismos de le Unión Europea sobresale, por su relevancia, la adoptada por la Comisión Europea (CE) al publicar el Informe del Mecanismo de Alerta (AMR) de 2014, punto de partida del Proceso de Desequilibrios Macroeconómicos (MIP), que tiene como objetivo reforzar la vigilancia de las políticas macroeconómicas de la UE y de la Eurozona, identificando y haciendo frente a los desequilibrios que pueden poner en peligro el correcto funcionamiento de la Unión Europea y de la Unión Monetaria.
Por encima de otras conclusiones, el informe destaca, por vez primera, la identificación de potenciales desequilibrios en la economía alemana, en donde varios indicadores como la depreciación del tipo de cambio efectivo real, la elevada deuda pública, la pérdida en la cuota de mercado de exportaciones y el elevado superávit corriente, que es donde se ha puesto el foco de atención y en torno a donde orbita el debate político, superan los umbrales establecidos.
Las estadísticas de la Unión ponen de relieve que el superávit corriente en Alemania ha superado el umbral cada año desde 2007, situándose en el 7% en 2012 y apuntando una senda similar en 2013 y con unas previsiones de la Comisión que apuntan a que se va a mantener en el futuro.
Sostiene la CE que esta situación podría presionar la cotización del euro y dificultar las recuperación de la competitividad de la periferia. Además, el superávit sería reflejo de una elevada tasa de ahorro en Alemania y una baja inversión.
La Comisión someterá a la economía alemana a un estricto seguimiento para analizar si existe una situación de desequilibrio que, en caso afirmativo, generará recomendaciones a Alemania para corregirlo e incluso sanciones de algún tipo en la medida en que una cambio en la política económica alemana, tendente a impulsar el crecimiento de la demanda doméstica, se traduciría en una recuperación más rápida del resto del área euro y, en particular, de las economías periféricas, así como en un ajuste más rápido de los desequilibrios entre los países del euro, adelantando la salida de la crisis en las economías más deprimidas.
Aunque algún analista socarrón ha señalado la paradoja que la regañina de la CE a Alemania es por hacerlo demasiado bien en el sector exportador, la realidad respalda el argumento de que políticas expansivas de la demanda en Alemania beneficiarían a los países con más dificultades para crecer y desde esa vertiente, el análisis detallado al que se va a someter a la economía alemana tiene todo su sentido.
Otra cosa es que los efectos de estas políticas sean de la suficiente entidad como para marcar un auténtico punto de inflexión en la recuperación de la Eurozona, ya que aunque un cambio hacia una política fiscal expansiva en Alemania sería bienvenido, su impacto en términos de crecimiento o corrección de los desequilibrios en la periferia podría ser inferior al esperado.
En este sentido, los analistas recuerdan que los estímulos fiscales en el núcleo del euro deben venir acompañados de avances en materia de integración dentro de la Eurozona, reforzando, por ejemplo, la estabilidad financiera para amplificar la recuperación.
Por lo que respecta a la periferia, la estrategia de ésta pasa por recuperar competitividad y completar el saneamiento de los balances del sector privado. La consolidación fiscal, en este caso, es ineludible.
Alemania, como es fácil entender, se ha venido resistiendo a modificar su política económica, siendo esa cerrazón uno de los principales obstáculos para que la ecuación entre crecimiento de la demanda en esta economía y aceleración de la recuperación en los países de la periferia, se materialice.
La formación de gobierno en Alemania, probablemente no traerá consigo un replanteamiento de la estrategia de crecimiento europea, y fuera de proposiciones como la del salario mínimo, a día de hoy parece poco probable que la previsible coalición de Gobierno entre CDU y PSD apruebe un paquete de estímulo fiscal contundente.
El último AMR señala los análisis detallados (IDR) que se deberán realizar a 16 países de la UE que permitirán determinar los desequilibrios y riesgos de cada uno de esos países.
Así, los IDR sobre España y Eslovenia, tendrán como objetivo analizar si los desequilibrios excesivos existentes persisten o se están corrigiendo y la contribución de las reformas estructurales adoptadas para hacer frente a los mismos.
Por lo que respecta a Francia, Italia y Hungría, estados con desequilibrios para los que la Comisión indicó la necesidad de adoptar medidas políticas decisivas, los IDR valorarán la persistencia de tales desequilibrios.
Para otros países en los que con anterioridad se identificaron desequilibrios como es el caso de Bélgica, Dinamarca, Países Bajos, Finlandia, Suecia o Reino Unido, los nuevos IDR permitirán determinar si persisten o no esos desequilibrios, por lo que la revisión podría dar lugar al cierre de los MIP para algunos de ellos.
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