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LA OPINIÓN PUBLICADA

El Congreso del PSPV: más de lo mismo, una vez más

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA *. 25/03/2012 Cambiemos a Felipe González por Lerma y a Zapatero por Alarte, que vuelve a presentarse, y nos encontramos con un escenario en el que los dos principales candidatos, Ximo Puig (neolermista) y Jorge Alarte (alartista as himself) remiten a situaciones pasadas

VALENCIA. Hace unas semanas, el PSOE eligió nuevo secretario general. El entusiasmo generado en sus filas (y no digamos entre sus potenciales votantes) por el conjunto del proceso, incluyendo el resultado, fue similar al de un partido Racing de Santander - Granada, en la última jornada de Liga y con todo decidido: entre escaso y nulo. Venció Rubalcaba por la mínima, merced a la intervención decisiva (según se dijo) de González y Guerra con varios delegados andaluces, que finalmente cambiaron el sentido de su voto. El felipismo, el proyecto de 1982, venció a Carme Chacón, candidata del zapaterismo. Un proyecto amortizado venció a otro. Al parecer, las sucesivas derrotas aplastantes en Cataluña, en las Autonómicas y Municipales de 2011, y finalmente en las Generales, no han dado suficiente de sí para que el PSOE se plantee si, quizás, no es hora de ofrecer un proyecto realmente novedoso y alternativo a lo ofrecido hasta ahora.

Por eso, a nivel nacional y a la espera de ver qué pasa en Andalucía (que se dilucidará en el mismo día en que se publique este artículo), el PSOE lo tiene muy crudo para los próximos años. Aunque el PP no logre superar la crisis, el recuerdo de cómo la gestionó el PSOE durante los años de mandato de Zapatero detraerá a muchos potenciales votantes para volver al redil. Y estos votantes no tienen porqué permanecer siempre en la abstención. Pueden dirigirse a otras opciones electorales, como recientemente vimos que está ocurriendo en Grecia. Por ahora, la intención de voto al PSOE se ubica en el 24%, y bajando.

Pero en el ámbito autonómico, el PSPV cuenta con una ventaja: dados los 17 años seguidos de gobierno del PP, es previsible que este partido sufra un mayor desgaste electoral y acabe asumiendo el coste de la crisis, puesto que suya ha sido la gestión durante todos estos años. Este argumento, que ha sido el leit motiv que ha movido a los últimos secretarios generales del PSPV (esperar sentados, sin aportar apenas nada, a que pierda el PP por sí solo, o lo que conocemos como "hacer un Rajoy"), es el que motiva que el Congreso del PSPV sea visto con cierto interés no sólo por parte de los contendientes en el proceso: Hay quienes se preguntan, en la izquierda valenciana y en el propio PSPV: ¿será posible que, esta vez, alcanzar la Generalitat se haya vuelto factible a tres años vista? ¿Y sin necesidad de hacer nada? ¿Tres años para que el PSPV pueda dedicarse a lo de siempre -sus eternas cuitas internas- y luego, sencillamente, recoger el poder?

LOS CANDIDATOS

Si en el Congreso del PSOE de Sevilla el asunto podía resumirse en "felipismo vs. zapaterismo", el Congreso del PSPV en Alicante depara un escenario similar en principio. Cambiemos a Felipe González por Lerma y a Zapatero por Alarte, que vuelve a presentarse, y nos encontramos con un escenario en el que los dos principales candidatos, Ximo Puig (neolermista) y Jorge Alarte (alartista as himself) remiten a situaciones pasadas.

Particularmente sorprendente resulta el empeño de Jorge Alarte por presentarse de nuevo. Tras cosechar un 27,5% de los votos en las Autonómicas (el peor resultado de la historia para el PSPV) y un 26,8% en las Generales de 2011 (el peor resultado de la historia para el PSOE), Alarte se arriesga a recibir un voto de castigo durísimo en el balance que haga el Congreso a su gestión como secretario general, previo a la presentación de avales y candidaturas. ¿En qué condiciones podría un candidato que acaba de ver cómo su gestión es rechazada, quizá por un porcentaje abrumador, puede esperar vencer en el proceso posterior?

Algunos creen incluso que, en el límite del surrealismo, Alarte podría sumarse al voto de condena contra su propia gestión, tratando de desactivar así, con un voto negativo unánime, el demoledor efecto de una desautorización tan evidente. A priori parece una maniobra absurda, pero los caminos del PSPV son a menudo inescrutables.

Frente a Alarte se ubica Ximo Puig, alcalde de Morella y diputado nacional, albacea oficioso de la corriente lermista. Un candidato más bragado que Alarte, con un discurso más sólido, y sin el lastre de las últimas derrotas. Cuenta, además, con la ventaja de que posiblemente le resultaría más sencillo que a Alarte el articular una hipotética coalición de Gobierno con EU y Compromís. Su principal problema es que difícilmente podría hablarse, con Puig, de un nuevo proyecto para el PSPV. Más bien estaríamos, una vez más, ante el proyecto de siempre. Como en los buenos tiempos, en los que no se movía una hoja en el PSPV sin la voluntad del lermismo.

Junto a ellos, se presentan dos candidatos más, Romeu y Mata, cuyas oportunidades pasarían, en principio, por un hundimiento previo de Alarte que les permitiese agrupar votos de los delegados contra el candidato mejor posicionado, Ximo Puig. A Romeu le une con Alarte su común respaldo a Rubalcaba en el congreso de Sevilla, su edad, su énfasis en la política de la imagen, tan característico de la era Zapatero, e incluso su origen político en el proceloso mundo de las "familias" del PSPV (ambos crecieron políticamente a la sombra de Ciprià Ciscar). Les separa una vieja enemistad y que ambos tienen el mismo objetivo: la secretaria general del PSPV. El problema es que no acaba de estar muy claro qué más les separa.

Por último, Manuel Mata constituye una auténtica rara avis en el baile de candidatos: tiene un trabajo más allá de la política, que sigue ejerciendo, como abogado. Alarte y Romeu, también licenciados en Derecho, nunca han ejercido ningún trabajo ajeno a su militancia en el PSOE. Ximo Puig trabajó algunos años como periodista, antes de entrar definitivamente en política en 1983.

En segundo lugar, Mata es, de los cuatro candidatos, el que más claramente ha apostado por articular un proyecto alternativo al PP. Un aspecto que, en apariencia, ha sido ignorado todos estos meses (cabría decir años, dado que ya se presentaron en 2008) por los otros tres candidatos, como si fuera una cuestión menor. La sensación que uno tiene a veces es que el planteamiento viene a ser: ya perderá el PP, ganaremos, y entonces se verá qué proyecto articulamos para la Comunidad Valenciana. Mientras tanto, lo importante es garantizar que no sean ellos los que controlen el PSPV.

El problema de este planteamiento es que, incluso aunque el PP pierda las elecciones, víctima de la crisis, de su gestión, o del hastío de los ciudadanos, no está escrito en ninguna parte que tenga que hacerlo a manos del PSPV. Es fácil conseguir un mejor resultado que el 27,5% de los votos cosechado por Alarte en mayo de 2011, pero también se puede bajar más aún si los ciudadanos perciben que otros partidos representan mejor una alternativa al partido gobernante. Y no cabe descartar que, algún día, EU se modernice y se convierta en un partido del siglo XXI, o Compromís, que sí está en el siglo XXI, articule un proyecto solvente y unificado (en ello están, en teoría). En este caso, el PSPV tendrá problemas si se limita a esperar la victoria por incomparecencia del rival.

#PRAYFOR... CAMPS EN TELVA 

Se ha hablado ya largo y tendido, en Valencia Plaza y en otros medios, de la famosa entrevista al expresident Francisco Camps en Telva. Por ese motivo, no insistiremos aquí en su análisis, a la espera de ver cómo evoluciona el desafío de Camps a Génova y a Alberto Fabra (si es que existe tal desafío).

Sí queremos hacer mención, en cambio, a las reacciones que mereció el asunto en Twitter, muy abundantes, y rápidamente canalizadas en hasthags como #Campsfacts o #estoypreparado. Este último, en referencia a la frase más famosa de Camps en la entrevista ("estoy más preparado que nunca para ser presidente de la Generalitat Valenciana o del Gobierno"), proporcionó todo tipo de variantes, a cual más delirante, como "Si en el PP no me quieren #estoypreparado para ser el quinto candidato a la secretaria general del PSPV", "#estoypreparado para derrotar a Chuck Norris", "Camps, en el Concilio de Elrond: ‘estoy preparado para llevar el Anillo Único a Mordor'", y un larguísimo etc.

Este escenario, obviamente, tiene mucho de voluntarista por parte de la izquierda valenciana, pero también una parte de realidad (la crisis económica es profunda, y la parte de responsabilidad del PP valenciano y sus años de gestión, considerable).

 

* Profesor titular de Periodismo en la Universitat de València

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