X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA
EL PEOR DE LOS TIEMPOS

¿Quién teme al TTIP feroz?

MARIAM CAMARERO. 14/06/2015

EL PEOR DE LOS TIEMPOS

Mariam Camarero

Catedrática de Economía Aplicada y titular de una Cátedra Jean Monnet en la Universidad Jaume I de Castellón
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

VALENCIA. Tuve la oportunidad, hace unas semanas, de asistir a una jornada donde se analizaban las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión con Estados Unidos (ATCI en español o Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP, en inglés) desde el punto de vista de España y, en concreto, de la Comunitat Valenciana. Al llegar a la sede de dicha jornada me encontré con que había manifestantes con carteles en contra del TTIP.

Hasta ese momento no había sido consciente de que existiera una campaña de este tipo pero dentro me confirmó una estudiante a quien le interesaba el tema que, hasta ese momento, sólo había acudido a reuniones en contra y que tenía curiosidad por conocer los argumentos a favor. La tensa votación en el Parlamento Europeo esta pasada semana ha confirmado que hay sectores que perciben estas negociaciones como una amenaza.

La Unión Europea ha realizado, a lo largo de sus más de 60 años de historia, infinidad de acuerdos internacionales en materia de comercio e inversión, bien sea de manera bilateral, como el Acuerdo de Asociación con México de 1997 o el más reciente con Canadá, regional (como sus acuerdos con los países mediterráneos) o multilateral, en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

UNA CAMPAÑA EN CONTRA SIN PRECEDENTES

Sin embargo, en pocas ocasiones se ha encontrado con campañas tan importantes en contra del acuerdo. Ello ha llevado a desplegar una intensa actividad pública de los principales responsables de las negociaciones (desde la comisaria Malmström hasta el jefe de la delegación europea, el español Ignacio García Becerro), así como por las oficinas de la Comisión Europea en los diferentes países miembros y, finalmente, a través de la propia página web de la Comisión (donde se describen las ventajas y los riesgos del acuerdo).

Dado que la Unión Europea es una unión aduanera, los países miembros tienen una Política Comercial Común que regula la negociación y adopción de tratados con países terceros. En concreto, el proceso en el caso de un tratado de este tipo se realiza en tres etapas. En la primera, los países  envían el mandato para iniciar negociaciones, tal y como se hizo en 2013 en una decisión del Consejo de Ministros de la UE.

En una segunda etapa, en la que nos encontramos actualmente, la Comisión Europea lleva a cabo las negociaciones, en sucesivas rondas donde se van tratando los diversos temas y se va llegando a acuerdos parciales. En tercer lugar, al finalizar las negociaciones, el texto final del acuerdo debe ser ratificado por cada uno de los países miembros y por el Parlamento Europeo

EL PROBLEMA DE LAS BARRERAS COMERCIALES

¿Por qué realizar un tratado de este tipo? Estados Unidos es el primer socio comercial de la UE, así como su mayor inversor. Sin embargo, dado que también es su principal competidor, no siempre se han hecho todos los esfuerzos necesarios para facilitar los intercambios comerciales o las inversiones.

La existencia de barreras al comercio, restricciones o  requisitos técnicos sin justificación sanitaria o de seguridad encarece el comercio, lo cual perjudica no sólo a consumidores, que deben pagar más por los productos, sino también a los empresarios europeos que intentan vender sus productos en Estados Unidos. Dado que Europa ha tardado bastante tiempo en lanzar estas negociaciones, otros países con los que competimos han logrado mejores posiciones en el mercado americano de productos no sólo industriales sino también agrícolas. En concreto, el informe que sirvió de base al inicio de las negociaciones cifraba la ganancia potencial del acuerdo en 0,5 puntos adicionales del PIB europeo.

Las principales críticas que los que se oponen a este acuerdo ha dado lugar a que la propia Comisión Europea elaborara una tabla respondiendo a cada uno de los argumentos que hemos insertado aquí. Además, en un reciente discurso, la Comisaria Malmström ha contestado a las cuatro principales fuentes de preocupación. En primer lugar, se argumenta que un acuerdo con Estados Unidos reduciría nuestros niveles de seguridad alimentaria, como las que normas que rigen la alimentación con hormonas del vacuno o los alimentos modificados genéticamente. El ATCI respetará la capacidad de la UE para mantener sus propias regulaciones.

TRANSPARENCIA DE LAS NEGOCIACIONES

Además, también se ha puesto en duda la transparencia de las negociaciones. Para evitarlo, la Comisión Europea mantiene un portal actualizado con los temas tratados en las sucesivas rondas y los acuerdos alcanzados. El tercer ámbito de preocupación es la protección de la inversión, dado que el tratado supone dar facilidades para que se lleve a cabo inversión americana en Europa (y viceversa). Lo que más preocupa es el mecanismo de solución de diferencias entre inversores y Estados, que puede suponer en ocasiones que el gobierno tenga que indemnizar a los inversores extranjeros ante cambios normativos.

Para evitarlo, la UE está intentando crear mecanismos de arbitraje claros y códigos de conducta internacionales. Finalmente, los detractores sostienen que el ATCI puede afectar a los servicios públicos europeos, tales como la sanidad o la educación. Desde la UE se ha insistido, de forma categórica, en que no está en duda nuestro derecho a organizar nuestro sistema sanitario o educativo y que esto no está abierto a debate o la negociación, tal y como ha ocurrido cuando se han negociado otros tratados internacionales.

Para los que sigan albergando dudas, es posible citar algunos ejemplos de productos que nos son familiares. En el caso de las alcachofas, a España se le aplican aranceles elevados para entrar en el mercado de Estados Unidos, mientras que el NAFTA (que incluye a Canadá y a México) ha firmado acuerdos con productores asiáticos o con Colombia, logrando que sus alcachofas entren libres de aranceles. Por lo que se refiere al calzado, se le aplican aranceles de hasta un 37,5%, mientras que los azulejos sufren crestas arancelarias de hasta el 25%

¿UNA MALA IDEA?

De nuevo México, miembro del NAFTA  y, por tanto, con arancel cero tiene ya una importante cuota en el mercado de Estados Unidos. También será más fácil y más barato para los consumidores la compra directa de productos estadounidenses, al reducirse los trámites aduaneros y bajar los aranceles.

En una era en que nos movemos en la mayor parte de la Unión Europea con una sola moneda y donde el consumidor está acostumbrado a la variedad y transparencia que nos proporciona internet, extender esas ventajas a nuestro principal mercado exterior no parece una mala idea.



 

EL PEOR DE LOS TIEMPOS

Mariam Camarero

Catedrática de Economía Aplicada y titular de una Cátedra Jean Monnet en la Universidad Jaume I de Castellón
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

8 comentarios

Álvaro escribió
15/06/2015 22:17

Me parece que al artículo le falta profundidad en el análisis. Hablaré de lo que mejor conozco. Cuando se dice que está en tela de juicio la seguridad alimentaria, además lo que se quiere decir es que la producción agroalimentaria está en posición defensiva. Evidentemente como dice la autora no se derogará la legislación de higiene alimentaria en la UE, pero los productores europeos pueden quedar en una posición de desventaja competitiva frente a producciones en las que se permiten otras prácticas como canales cloradas en avicultura, hormonas de engorde en vacuno y porcino o en las que los requisitos de bienestar animal son más laxos que en la UE. Esto también es aplicable a las figuras de calidad diferenciada (DOP e IGP) con tanta relevancia en la UE pero nada aceptadas en EEUU, un país de una fuerte cultura marquista. En resumen, a ver si para que otros capítulos del TTIP "funcionen" tenemos que "sacrificar" el sector agroalimentario, que por si alguien no lo sabe produce la nada desdeñable aportación a nuestro PIB del 9%.

Julián Minguillón escribió
15/06/2015 13:49

Excelente artículo. Como siempre. Información con precisión y rigor. Disminuir las barreras al comercio internacional contribuye al desarrollo económico sin ninguna duda. A los comentaristas en contra del artículo les diría que !claro que los consumidores son los más numerosos representantes del interés general! En cuanto a los Premios Nobel de Economía que se oponen, ya estamos acostumbrados a sus posicionamientos por motivos político-ideológicos.

Antonio escribió
15/06/2015 09:49

Tres ideas: Ya que lo cita, la profesora Camarero podría leer un poco de cuales han sido los resultados del Nafta y quién se ha beneficiado del mismo. No aporta nada de lo que la propaganda de la Comisión no haya publicado anteriormente. Si el mayor beneficio del TTIP es el ahorro de los consumidores, compramos productos fabricados en China y ya está.Todo resuelto y no es necesario negociar nada.

Daniel escribió
14/06/2015 21:28

Podrian comentar que tal les fue en Colombia con el ultimo tratado de libre comercio firmado con USA. https://www.gurusblog.com/archives/colombia-usa-tlc-mal-negociado/19/04/2015/ Y en la EU no somos particularmente buenos negociadores, ya que lo que interesa a un pais (subida de tipos de interes, baja inflaccion, .....), no es bueno para otros, por lo que nunca va a ser bueno un tratado de este estilo para todos, habra que ver quien pierde dentro de la UE, apuesto a los del sur.

vicent tamarit escribió
14/06/2015 18:16

Decepcionante artículo de una catedrática. Mas bien parece el escrito de una relaciones publicas pro-TTIP. Dónde está el análsis económico de una persona académica? Espera ella que con una fotocopia de un panfleto propagandistico sobre los "grandes mitos" de ATCI los lectores de Valencia Plaza nos demos por bien informados. Lo dicho, decepcionante. No, penoso articulo des-informativo. O una pavada mayúscula.

Carlos Gallego escribió
14/06/2015 17:30

Entre los que están en contra del TIPP porque creen que aumentará las desigualdades sociales y han denunciado el secretismo de las negociaciones están los premios Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman. Entre los que lo apoyan, una funcionaria de la Universitat Jaume I de Castellón que no se le conoce trabajo en una empresa privada y que, como prueba de transparencia, cita una web de la misma institución que prohibe a los eurodiputados fotocopiar las partes del acuerdo que se pueden mostrar. La verdad, no sé a quién ceer.

pepe escribió
14/06/2015 13:49

Con alegatos como este no es extraño que la marea anti Tratado Trasatlántico siga subiendo, y con razón

Teodoredo escribió
14/06/2015 10:46

No puedo entender cómo la autora pretende hacer colar esto, en especial lo las negociaciones "abiertas". ¿Se piensa que todos votamos al PP?

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad