"Manuel, ¿qué edad tienes?". "Tengo 38 años". "Sin contar la actual, te quedan una o dos crisis bancarias antes de jubilarte..."
VALENCIA. Debido al alcance y profundidad de la crisis bancaria actual, parece que nunca antes haya ocurrido un episodio tan dramático de pánico en los mercados financieros internacionales. Sin embargo, hace apenas quince años el mundo también parecía llegar a su fin cuando el gobierno ruso decidió devaluar el rublo y decretar una moratoria en el pago de su deuda externa. Como ahora, no faltaron las declaraciones solemnes ("Es la peor crisis en los últimos 50 años", Robert Rubin, secretario del Tesoro de los Estados Unidos). Y, al igual que hoy, las acciones de los bancos más expuestos a la deuda rusa se desplomaron en unas pocas jornadas.
Es interesante recordar las crisis previas a la debacle de Lehman Brothers porque confirman con toda claridad que, por algún motivo, las entidades financieras no aprenden de sus errores. Un artículo reciente de Fahlenbrach, Prilmeier y Stulz (Journal of Finance, 2012) muestra que los bancos norteamericanos más afectados por la crisis de la deuda rusa fueron básicamente los mismos que quebraron quince años después, tras el colapso del mercado inmobiliario en los Estados Unidos. Y no por confiar en los mismos ejecutivos - muchos de ellos fueron despedidos después de la crisis de los 90-, ni por contar con peores mecanismos de gobierno corporativo -prácticamente idénticos a los de los bancos que mejor anticiparon ambas crisis-, sino por alimentar una cultura de empresa proclive a asumir riesgos excesivos en los años de crecimiento económico.
En España, es obligado trazar un paralelismo entre los resultados del trabajo de Fahlenbrach, Prilmeier y Stulz y el caso de Bancaja / Bankia. En 1988, la Caja de Ahorros de Valencia acumulaba pérdidas superiores a 13.000 millones de pesetas, debido fundamentalmente a su elevada exposición al riesgo inmobiliario. Veinte años después, y tras un largo periodo de expansión, la acumulación de inversiones en los sectores dependientes del ladrillo obliga a Bancaja a aceptar una fusión con Caja Madrid que a la postre supone su desaparición. ¿Qué le sucede a las entidades financieras? ¿Por qué los bancos pierden la memoria?
Un interesante artículo de Berger y Udell (Journal of Financial Intermediation, 2004) encuadra esta cuestión en la denominada hipótesis de la memoria institucional. Teniendo en cuenta distintas variables de oferta y demanda de créditos, el trabajo muestra que a medida que transcurre el tiempo desde la última crisis padecida por un banco, la concesión de créditos se acelera y la prima de riesgo exigida a los prestatarios más arriesgados disminuye. La evidencia empírica es robusta a la implementación de los primeros acuerdos de Basilea en la década de los 90, por lo que no parece plausible que los acuerdos recientemente alcanzados (Basilea III) vayan a mitigar este persistente problema institucional.
SHOCK DRAMÁTICO
Como bien sabemos los ciudadanos españoles, las crisis financieras suponen un shock dramático en los cimientos de la cultura bancaria de un país. Los departamentos de riesgos de las entidades de crédito identifican cuáles fueron los errores cometidos al conceder préstamos en los años de expansión, y cuáles las estrategias que facilitaron el reembolso de los créditos en las condiciones pactadas con los clientes. En una primera etapa, el objetivo de reducir la morosidad sin caer en los errores del pasado conduce a los bancos a endurecer las condiciones de acceso al crédito. Los diferenciales en los tipos de interés aumentan (véase la evolución reciente de los tipos medios en el mercado hipotecario) y muchas empresas no encuentran financiación para sus proyectos de inversión.
Pero lentamente la situación mejora, el volumen de activos dudosos disminuye y el drama de la morosidad comienza a formar parte del recuerdo. Dos factores coadyuvan al olvido institucional: a) los analistas de riesgos y directores de oficina que vivieron la crisis son progresivamente reemplazados, dando entrada a nuevos empleados sin experiencia en este tipo de situaciones, y b) al disminuir prácticamente a cero la tasa de morosidad es difícil encontrar evidencia para premiar debidamente a los directores y analistas más cautelosos en la concesión de créditos. Al fin y al cabo, prácticamente todos son reembolsados por los clientes.
De ahí que, en un contexto de crecimiento económico, la alta dirección del banco encuentre serias dificultades para disciplinar a la organización. Por un lado, no es viable imponer a los directores de oficina condiciones previas sobre el tipo de cliente susceptible de recibir un préstamo. La mayor parte de los prestatarios son pequeñas y medianas empresas opacas desde un punto de vista informativo, de modo que la concesión de créditos recae fundamentalmente en la información cualitativa que se recoge en las oficinas bancarias. Y por otro lado, no es viable imponer diferenciales más elevados de tipos de interés para cubrir el riesgo potencial del banco, porque la presión competitiva plantea límites a la generación de beneficios extraordinarios en la etapa expansiva del ciclo.
Si la cúpula directiva del banco no puede evitar que las restricciones de acceso al crédito se relajen, menos aún pueden hacerlo los accionistas y resto de stakeholders, que cuentan todavía con menos información sobre el riesgo asumido por el banco. Otro tanto sucede con el supervisor bancario, siempre preocupado por la pérdida de calidad de los créditos concedidos en fase álgida del ciclo económico, pero con poco margen de maniobra para el control efectivo de las operaciones financieras.
LAS PROVISIONES ANTICÍCLICAS
El Banco de España, por ejemplo, trató de poner remedio a esta cuestión imponiendo a los bancos la dotación de las llamadas provisiones anticíclicas, a través de las cuales pretendía que las entidades reconocieran las pérdidas potenciales de los créditos en el mismo ejercicio en que éstos se concedían. Salta a la vista que los resultados no fueron los deseados, en parte porque la dosis de medicina fue demasiado pequeña, y en parte porque la medicina no era posiblemente la más adecuada. En este sentido, conviene recordar que el cálculo de las pérdidas potenciales favorecía la concesión de créditos a la adquisición de vivienda, considerados de riesgo bajo, frente a otros créditos a empresas sin garantía hipotecaria, a los cuales se atribuía una mayor probabilidad de impago.
En definitiva, el problema de la (falta de) memoria institucional de los bancos deriva de la dificultad para fijar incentivos adecuados dentro de las propias entidades financieras. Se trata de una cuestión vinculada a la cultura empresarial, que debe afrontarse desde la ética y la formación de los profesionales que operan en el sector.
Con todo, mientras escribo estas líneas, no puedo olvidar el escepticismo de Greg F. Udell, uno de los autores del trabajo, con respecto a la capacidad de los bancos para aprender de los errores del pasado. Me preguntó: "Manuel, ¿qué edad tienes?". "Tengo 38 años". "Sin contar la actual, te quedan una o dos crisis bancarias antes de jubilarte".
Buenos días Manuel: discrepo de esas previsiones futuras sobre las crisis bancarias.- Solo depende de vuestra generación modificar los codigos morales sobre lo que se basa el negocio bancario porque la herencia que os han dejado es de tal envergadura que tratar de poner tela nueva en un descosido es inutil.- La generación anterior a Uds han (hemos) sido los grandes responsable de todo lo ocurrido en el sector financiero y hablo de España porque yo no voy a globalizar el problema domestico.Ya no habrá mas crisis bancarias habrá crisis de identidad,de moral, de conductas y mientras estas no se resuelvan todo seguirá igual.Conozco las "cloacas" del sistema bancario que habia hasta al menos el 2001 y le aseguro que, con todo al menos ciertos bancos actuaban con alguna ¿etica? las cajas como estaban todas politizadas tenian "barra libre" y así han desaparecido.Ya el dolar, ni el Euro son monedas de cambio la comida y el combustible si lo son.-Hacen bien en sacar toda la inmundicia de las cajas porque los bancos en su mayoria al ser privado se ¿alimentarón? de otra forma y eso hoy tambien ha desaparecido ¿porque? por las ayudas europeas por los inmuebles "malos" que van al Sareb porque todos los bancos hasta los que dicen que estan "magnifico" están "apalancados y nadie los dejará caer y sino tiempo al tiempo. Asi que, vuestra generación manden al geriatrico a todos los que aún se aferran a las direcciones de los bancos y inyecten savia nueva.- Un saludo,disculpe el "rollo" yo no voy a un gereatrico porque con 64 aún tengo cuerda pero hay algunos que deberían ya dejarlo.- Atte Alejandro Pillado Marbella 2013
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