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LA OPINIÓN PUBLICADA

García Margallo: un jefe de la diplomacia poco diplomático

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA. 22/09/2013

LA OPINIÓN PUBLICADA

Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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El ministro de Asuntos Exteriores ha ido por libre desde el principio, e incluso a contracorriente, con declaraciones y postulados en ocasiones novedosos (y otras más bien excéntricos)

VALENCIA. El Consejo de Ministros nombrado por Rajoy tras su investidura se mantiene, casi dos años después, exactamente con la misma composición. Mariano Rajoy, como es sabido, no es dado a hacer cambios ni, en general, a hacer demasiadas cosas. Una vez adopta una decisión, lo normal es que los efectos de dicha decisión se prolonguen en el tiempo. Si se producen problemas, el tiempo se encargará también de ellos.  

Por ese motivo, en el Gobierno se mantienen personas como Ana Mato, que cualquier observador mínimamente imparcial considera un cadáver político desde hace meses (y ahí sigue, tan campante, el cadáver); o José Ignacio Wert, cuya valoración pública está batiendo todos los récords negativos.

Pero, por supuesto, no todo el Consejo de Ministros ha sido arrasado por la crisis, el Caso Bárcenas o diferentes desaguisados de gestión. También encontramos ministros cuya ejecutoria es evaluada hasta ahora positivamente (sería el caso de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría). Y luego hay otros ministros que, a trancas y barrancas, pero más o menos se mantienen (Luis de Guindos, Cristóbal Montoro, Miguel Arias Cañete).

Casi todos ellos, en cualquier caso, comparten una misma característica: la fidelidad al líder, a Mariano Rajoy (tal vez convendría sacar de esa categoría a Gallardón, quien dice ser fiel, pero a veces no lo parece tanto). Le son fieles y él les es fiel a ellos, y así la cosa se mantiene contra viento y marea. También se mantiene con un tono más bien bajo, sin personalismos. A veces parece que el Gobierno es como el buzón de voz de un móvil: contesta mecánicamente, de manera totalmente previsible y, a menudo, ni siquiera contesta nada.



La excepción a esta última regla es, precisamente, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, que desde el principio ha ido por libre (hasta cierta medida), e incluso a contracorriente, con declaraciones y postulados en ocasiones novedosos (y otras más bien excéntricos). Para ello, tiene el aval de una larguísima trayectoria política, y también un aval mucho más importante, a los efectos: es amigo personal de Rajoy.

CUANDO LA DEMOCRACIA LLEGÓ, MARGALLO YA ESTABA ALLÍ

Margallo fue uno de los fundadores del Partido Popular. Pero no sólo del que se fundó en 1989, como evolución de Alianza Popular. También estuvo entre el grupo de notables provenientes del régimen de Franco, en general moderados, que se reunieron en torno a Pío Cabanillas y José María de Areilza y fundaron en 1976 el Partido Popular con vistas a presentarse a las primeras elecciones legislativas de 1977. Este partido fue el germen de lo que luego acabaría siendo la UCD, el partido de Adolfo Suárez. En él, Margallo fue diputado en dos legislaturas (1977-79 y 1979-82).

Tras el hundimiento de UCD, Margallo ingresa en el Partido Demócrata Popular de Óscar Alzaga, y es elegido diputado en 1986 gracias a la asociación de este partido con la Alianza Popular de Manuel Fraga (alianza que consistió básicamente en que Fraga les regaló una veintena de escaños al PDP, ubicándolos en puestos de salida de las listas electorales). Pero poco después de las elecciones el PDP rompe con Alianza Popular, y sus diputados y senadores se van por su cuenta, aunque paulatinamente van integrándose en Alianza Popular.

Entre ellos lo hará García Margallo, quien a partir de 1986, y durante tres legislaturas, participa en el Congreso de los Diputados, hasta que en 1994 es elegido miembro del Parlamento Europeo. Allí permanecería diecisiete años, hasta que en diciembre de 2011 pasa a formar parte del Gobierno de Rajoy.

Se trata, por tanto, de una persona de dilatadísima experiencia, con un perfil político propio (ligado con la democracia cristiana), que cuenta ya con cierta edad (69 años), y que ha desarrollado prácticamente la mitad de su carrera política en la Unión Europea: un entorno particular, con debates y problemas a menudo muy distantes de lo que es habitual en España. Todo ello tal vez haya contribuido a que obre con más libertad que otros miembros del Gobierno, que tenga un punto de vista diferenciado sobre muchos asuntos y que, además, en ocasiones dé la sensación de estar un poco de vuelta de todo.



LO MÁS PARECIDO A UN VALENCIANO EN EL GOBIERNO

Una característica notable del primer Gobierno de Rajoy es que en él no había ningún valenciano. Y no sólo ningún ministro; tampoco ningún secretario de Estado. Tal orfandad se correspondía perfectamente con la desconfianza con la que Rajoy mira al PP valenciano, que ha sido hasta la fecha una especie de paria, ignorado por el presidente, que no parece querer saber nada de los problemas del PPCV.

La única excepción a la regla la constituye, precisamente, el ministro de Asuntos Exteriores. La semana pasada, el PP celebró una cena en Elche para inaugurar el curso político. El invitado de honor a dicha cena fue José Manuel García Margallo. Y lo fue porque, desde que forma parte del Gobierno, Margallo ha recuperado, en cierta medida, su vinculación con el PP valenciano, sustanciada en su carrera como diputado entre los años 1986 y 1994, cuando fue elegido diputado por Valencia.

Como ya había hecho en otras ocasiones, Margallo defendió la necesidad de revisar el sistema de financiación autonómica, en particular para subsanar la clara discriminación que afecta a las comunidades autónomas del arco mediterráneo, tanto a las ricas (Cataluña, Baleares) como a las que no lo son tanto (Comunidad Valenciana, Murcia). Por ahora, sin demasiado éxito.

Aunque sólo por el hecho de que alguien que manda algo (Margallo) haga mínimamente caso a los que, según toda evidencia, no mandan apenas nada (el PP valenciano en el seno del PP), no cabe extrañar que el ministro de Asuntos Exteriores haya aumentado en no pequeña medida su ascendiente sobre Fabra y el conjunto del PPCV. Sobre todo, porque antes de ser ministro apenas tenía influencia.



CRITERIO PROPIO (Y, A VECES, INAPROPIADO)

Su propuesta de revisar el modelo de financiación ha sido, posiblemente, uno de los rasgos de discrepancia con el Gobierno más constantes en la trayectoria de Margallo como ministro, que también ha declarado recientemente, por ejemplo, que la Vía Catalana había sido un éxito y que convenía ser mínimamente sensibles a un movimiento de carácter tan masivo como ese.

En otros asuntos, en cambio, Margallo defiende posiciones más duras que el propio PP, como es el caso del litigio con Gran Bretaña por Gibraltar. Muy recientemente, el pasado mes de agosto, contribuyó a que los españoles experimentáramos un peculiar "retorno al pasado" a propósito de esta cuestión, en la que pareció emular la estrategia de la diplomacia del ministro Castiella en los años 60 (Castiella cerró la frontera con Gibraltar; Margallo implantó controles estrictos de acceso y propuso imponer el pago de una tasa por entrar y salir de Gibraltar).

Por desgracia, este "retorno al pasado" del ministro también se corresponde, en un sentido general, con la clara pérdida de peso específico que ha experimentado España en el plano internacional en los últimos años, que nos remite a tiempos pasados. Pérdida de peso motivada por la crisis económica, pero que se ha hecho particularmente patente en Hispanoamérica, con síntomas tan claros como la expropiación de YPF a Repsol en Argentina, que dejó clara la incapacidad del Gobierno español para ofrecer una respuesta contundente, por muchos aspavientos que hiciera.

Este contexto ha empañado hasta ahora la gestión de García Margallo, que claramente nada contra corriente en su desempeño, poco ayudado por iniciativas tan desafortunadas como el proyecto de la "Marca España", que, desde luego, no parece que suscite mucho respeto y admiración; y sí, en cambio, burlas y cachondeo.



#prayfor... Fabra y Montoro

"Sólo me falta acostarme con Montoro y, si es necesario, lo haré". La frase es de Alberto Fabra. Como cabría esperar, ha generado ríos de tinta, y también mucho cachondeo, en los medios y en las redes sociales. Asumiendo (sobre todo, por el bien de ambos) que Fabra habla metafóricamente, la verdad es que a mí me parece muy bien que el presidente de la Generalitat esté dispuesto a todo para negociar con quien actualmente ejerce, de facto, como auténtico poder en la Comunidad Valenciana: el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Es decir, el que se encarga de determinar cuánto dinero se transfiere, y cuándo.

El problema aquí, como siempre, es la fuerza de negociación auténtica de la que dispone Fabra, que parece más bien poca. Pero sí que hay que reconocer que, al menos, el drama de la financiación autonómica, y la necesidad de revisar el modelo, está mucho más presente en el Gobierno español que hace un año. Aunque esto no sea mérito de Fabra, sino de la fuerza del movimiento independentista en Cataluña.

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Guillermo López García

Profesor titular de Periodismo de la Universitat de València
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7 comentarios

jose escribió
26/09/2013 11:12

La cara de Esteban "Bertín Osborne" Pons me da mucho yuyu. Prefiero al original, libegal de verdad y que además canta muy bien, como Jesulín.

JoJo escribió
24/09/2013 17:30

Las dotes diplomáticas de Margallo salen a relucir en los momentos más inoportunos como cuando Argentina nacionalizó YPF, hecho que coincidió en el tiempo con el accidente de caza de Froilán, el nieto del Rey. El ministro no tuvo mejor idea que decir que la decisión de del gobierno argentino era como pegarse un tiro en un pie. http://www.lavanguardia.com/politica/20120417/54284562862/margallo-argentina-pegado-tiro-pie-expropiacion-repsol-ypf.html

cross escribió
23/09/2013 13:43

Segundo, le recuerdo que desde que Zapatero no está para alinearse con los países latinoamericanos, nos han echado de todas partes por allá. No entiendo que se comprenda que Francia se alinee con los países árabes defendiendo sus intereses, y España no lo tenga que hacer para defender los suyos. Me lo explique, sil vu plie... Tampoco recuerdo a ZP tirando bloques de hormigón a la Bahía. Además, el PP desenredando entuertos se las pinta él solo: Gibraltar, Cataluña, REPSOL-YPF, Venezuela, Gas Bolivia... éxito tras éxito, vamos... debería meter en la cárcel a la cúpula de Bildu a ver si ETA se vuelve a tirar al monte. Vamos, que les va la marcha. Mejor, que no desenreden nada, por favor, se lo suplico.

cross escribió
23/09/2013 10:20

Yo a Ramón Catalá le diría que la comparación no es muy feliz. Según los datos del ine: País Vasco: PIB Anual: 65.261 Población: 2.193.093 PIB Per Capita: 30.829 Comunidad Valenciana: PIB Anual: 100.047 Población: 5.129.266 PIB Per Capita: 19.964 En fin, que el problema de Valencia es más bien que con muchísima población, produce muy poco. Si el balance de entrada y salida de dinero se modificase algo, creo que el resultado no variaría mucho. La renta per cápita no puede diferir mucho de dividir PIB entre población, como usted comprenderá.

Glory escribió
23/09/2013 09:43

Segundo, deje de ver Intereconomía y el Canal 13, lo digo por su bien. Saludos.

ramón catalá escribió
23/09/2013 07:48

a mi todo esto me parece muy bien, pero que seamos los peor tratados del estado, ya lo llevo peor, por que con un pib como el país vasco, nos lleven 50 puntos de renta (ellos 130, nosotros 80) es señal de que pagamos mucho y retorna muy poco. la media de la unión esta en 100.

Segundo escribió
22/09/2013 09:49

Bueno he estado detenidamente leyendo su articulo señor lopez garcia sobre que si el Ministro de exteriores pertenecio a no se que a no se cuando, y lo que mas me ha llamado la atencion es cuando en su articulo dice usted textualmente de que España ha perdido peso en materia de politica exterior ybque quedo parente en hispanoamerica con el tema de la expropiacion de repsol debido a la gran crisis economica que padecemos y es aqui lo que mas me choca de todo el asunto y discrepo, la prdida de peso en politica exterior es graciaa a la maña gestion y que hizo el anterior gobierno socialista del Zapatero, que se ceeia el moratinos denque cediendo ae nosnib a respetar mas, porque nos guste o no aznar dejo el pabellon batante alto en politica exterior, el señor Zapatero se alineo con los paises latinomericanos, dejo que londres hiciera lonque le dieran en gnas con el rema de gibraltar, le dio trato de estado a gibraltar cuando es una colonia inglesa y ahora llega otra vez el PP para desenredar el entuerto que dejo los socialistas ah sin dejar atras que de todo esto se Le podia preguntar al señor rubalcaba que es estuvo en las dos legislatura socialista, miren para saber del problema verdadero de gibrltar hay que vivir en el campo de gibraltar y no desde las redacciones de los periodicos, radios y televisiones lo que hay que hacer es hacer que gibrltar retire los bloquea, nuestros pescadores sigan pescando tranquilamente como hasta antes de llegar el socialist de picardo y dejar el mundo correr como desde hace 300 años y como dijo margallo se acabo el recreo que ya esta bien de tanto avasallar a Mi pais que ya bastante estan abusando .

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