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ARTE Y LITERATURA

Una exposición y cinco obras maestras sobre la
I Guerra Mundial

C. AIMEUR. 24/12/2014 El Museo L'Iber rememora la Gran Guerra en una muestra que reconstruye los principales frentes; cinco novelas clásicas ayudan también a revivir el horror que nunca se debe olvidar

VALENCIA. Cuando murió Harry Patch el 5 de agosto de 2009, el grupo Radiohead le dedicó una canción que fue rápidamente viral. Era el último soldado superviviente de la primera Gran Guerra y sin embargo las jóvenes generaciones lloraban su muerte como la de uno de los suyos.

Este año se recuerda el primer centenario de la conflagración que, como muy atinadamente advirtió el novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez en su tiempo, fue la primera conflagración mundial. Con motivo de este centenario se han sucedido a lo largo de 2014 toda clase de recordatorios. Ciclos en festivales de cine como Cinema Jove, exposiciones, programas internacionales como el que participa el IVAC para recuperar las películas de aquel tiempo, la muerte que sembró las trincheras no se ha olvidado.

El último en incorporarse a este recordatorio es L'Iber, el museo de los soldaditos de plomo, que inauguró la semana pasada su nueva exposición temporal dedicada a una contienda que se inició en una calle de Sarajevo, cuando Gavrilo Princip asesinó el 28 de junio de 1914 a Francisco Fernando de Austria. Con el título de La Primera Guerra Mundial: 100 años, la exposición, en la que el director del museo Alejandro Noguera y su equipo llevan trabajando más de un año, permite acercarse a todos los frentes de una contienda que cambió el destino de Europa.

Con cerca de 3.000 piezas, desde miniaturas históricas hasta uniformes de época pasando por cartas originales de soldados escritas desde las trincheras (algunas del abuelo del director del museo), periódicos originales con las crónicas de Blasco Ibáñez y primeras ediciones de alguna de sus obras, la exposición busca explicar la historia de este atroz conflicto a través de soldaditos de plomo que recrean escenas en tres dimensiones como una gran maqueta de la batalla de Verdún realizada de modo muy didáctico para que pequeños y grandes entiendan mejor la magnitud que tomó.

Una sección de la exposición pretende mostrar los inventos aparecidos en esta época: desde la guerra química con máscaras antigás originales y de gran rareza hasta otros que pasaron al uso civil como la cremallera, el reloj de pulsera o la ambulancia. La exposición está patrocinada por Banco Madrid y es fruto de la colaboración del Museo L'Iber con diversos coleccionistas privados como el escultor Viktor Ferrando. Ha colaborado además el artista Pablo Noguera que ha realizado el diseño gráfico.

En ella se reflejan prácticamente todos los frentes de una contienda que ha sido retratada por la Literatura, y de la que se puede encontrar huella en innumerables obras. Desde CulturPlaza proponemos una selección de cinco libros coetáneos o redactados por testigos del conflicto que, por distintos motivos, merecen ser recordados y que reflejan aspectos esenciales de la guerra que debía terminar con todas las guerras.

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS, de Vicente Blasco Ibáñez

"-No. ¡La guerra! -insistió rabiosamente el consejero, -¡la guerra preventiva! Vivimos rodeados de enemigos, y esto no puede continuar. Es mejor que terminemos de una vez. ¡O ellos o nosotros! Alemania se siente con fuerzas para desafiar al mundo. Debemos poner fin a la amenaza rusa. Y si Francia no se mantiene quietecita, ¡peor para ella!... Y si alguien más... ¡alguien!, se atreve a intervenir en contra nuestra, ¡peor para ella!"

La comenzó a escribir el periodista valenciano Vicente Blasco Ibáñez durante su estancia en las proximidades del frente francés. Está considerada como una de las cien mejores novelas españolas del siglo XX. En una carta redactada en 1916 desde París a sus editores, el propio Blasco ya mostraba su convencimiento de que iba a ser un gran éxito. "Tiren doce mil [ejemplares]", les decía. "Esta novela se venderá algo o no hay lógica". Hubo lógica. Fue su mayor éxito. Narrada desde el punto de vista de un argentino, aparentemente neutral, muestra las filiaciones de Blasco hacia la causa francesa y le convirtió en el mayor propagandista de la causa aliada en el mundo. Su éxito en Estados Unidos, donde se publicó en 1919, le consagró como uno de los autores más leídos e hizo de él una celebridad en toda regla. La posterior adaptación al cine dirigida por Rex Ingram y protagonizada por Rodolfo Valentino fue la película más taquillera del año, superando a El chico de Charles Chaplin.

LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURÍA, de T. E. Lawrence

"(...) Lo que a continuación vino fue un silencio mortal, sin gritos humanos ni disparos, mientras la ya agrisada niebla de la explosión se desplazaba desde la vía hacia nosotros, y pasaba sobre la loma hasta perderse en las colinas".

Crónica de guerra, libro de iniciación, libro de aventuras, memorias existenciales, Los siete pilares de la sabiduría fue redactado por el mítico Lawrence de Arabia mayormente entre febrero y junio de 1919. Como quiera que perdió los originales, los volvió a redactar y reescribir durante los años siguientes. Fue André Malraux el que recogió en su biografía sobre Lawrence una de las autocríticas más ácidas posible sobre el volumen. Según el francés, el mítico soldado británico dijo: "Es un libro largo, pretencioso y plúmbeo, a tal punto que ya no soporto verlo. Pero es historia, y me avergonzaría haber sido el único cronista de un acontecimiento y haber fracasado en relatarlo". En él se retrata con minuciosidad las peripecias y la angustia del británico al liderar la revuelta árabe contra los turcos, a sabiendas de que el Imperio Británico no iba a permitir la independencia de los árabes. Fue la materia prima a partir de la cual se redactó el guión de la célebre película Lawrence de Arabia (1962, David Lean).

AGOSTO 1914, de Aleksandr Solzhenitsyn

"(...) Y allí, en la plaza de San Isaac, vio cómo los patriotas asaltaban la embajada de Alemania y toda la gente se agitaba contenta alrededor como si no hubiera llegado la guerra, sino una felicidad largamente esperada".

Incluida por Harold Bloom en su El canon occidental, forma parte del ambicioso proyecto emprendido por el escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn que bajo el título de La rueda roja pretende ofrecer un fresco, a la manera de Tolstoi en Guerra y paz, de lo que fue la Revolución Rusa. Es la primera de las cuatro novelas y uno de los mejores retratos del inicio de la contienda. La comenzó a escribir en 1937 si bien la versión definitiva no estuvo concluida hasta 1980, que la terminó ya en su retiro en Vermont. Considerada por Simon Karlinsky como "la novela más accesible para los lectores no rusos de Solzhenitsyn", contiene algunas de las cimas de la poesía del novelista según, Georges Nivat, "en la descripción de las escenas guerreras, en la espera del combate, en la huida de diez supervivientes de las ciénagas, donde se produce una carnicería de diez mil rusos".

SIN NOVEDAD EN EL FRENTE, de Erich Maria Remarque

"Vuelve a comenzar el estertor... ¡Con qué lentitud muere un hombre! Porque me doy perfecta cuenta de que no se salvará. He procurado convencerme de lo contrario, pero, hacia el mediodía, sus gemidos han aniquilado mi vana esperanza".

Es la novela imprescindible a la hora de hablar de la I Guerra Mundial, el libro de referencia por antonomasia. Primero se publicó por entregas en el Vossische Zeitung y después como libro en 1929. Se tradujo inmediatamente a todas las lenguas. Sus ventas superaron el millón de ejemplares en apenas medio año. Testimonio crudo y prosaico de la aniquilación y la tragedia que supuso el conflicto, fue prohibido por los nazis que lo consideraron una traición a la memoria de los soldados alemanes. La Historia ha dicho lo contrario. Ha sido adaptado en numerosas ocasiones al cine. La mejor de todas las versiones sigue siendo la película que Lewis Milestone dirigió en 1930.

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL, de Dalton Trumbo

"Oh Dios pensó ni siquiera me permiten hablar. Ni siquiera me escucharán más. Lo único que quieren es volverme loco para que cuando transmita mis mensajes puedan decir está loco no le hagan caso pobre tío se ha vuelto loco."

La gran novela del guionista Dalton Trumbo (Espartaco, Vacaciones en Roma, Papillon), que él mismo adaptó al cine en 1971, se ha convertido con el tiempo en una obra mítica que ha sido citada hasta en la música rock, como el grupo Metallica que se basó en ella para una de sus canciones más famosas: ‘One'. Narra la lenta agonía de un soldado que ha perdido las piernas, los brazos, y cualquier forma de comunicarse con el exterior. Según relataba el propio Trumbo en el prólogo que escribió en 1959, "la I Guerra Mundial comenzó como un festival de verano". "Más tarde, había nueve millones de cadáveres (...). Fue la última guerra romántica". Libro pacifista donde los haya, el propio Trumbo reconocía que no le hubiera importado que lo censurasen durante la II Guerra Mundial, cuando determinados grupos de extrema derecha de Estados Unidos lo emplearon para promover una paz negociada con el régimen nazi. "Hay momentos en que puede ser necesario que ciertos derechos privados cedan ante las exigencias de un beneficio público más amplio". Es una novela especial, única, cuya metáfora sobre la guerra y sus consecuencias tiene una fuerza insuperable aún hoy.

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1 comentario

claramunt escribió
24/12/2014 13:02

Sense entrar en el debat de les llistes, que sempre és qüestió de gustos, recomane vivament el llibre “Els canons d’agost”, de Barbara Tuchman, premi Pulitzer 1963, una obra mestra del periodisme historiogràfic militar que mostra com la Primera Guerra Mundial va ser el resultat d’un seguit d’absurds, d'errors de càlcul i de ridícules anècdotes i de la creença que una guerra era impossible als inicis del segle XX.

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