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VALENCIA. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, como ya hiciera el pasado año, se tomará en torno a diez días de vacaciones a mediados de agosto. Un curso político complicado el que ha tenido el jefe del Consell, que aprovechará para desconectar -al menos mínimamente- y, a buen seguro, también para reflexionar en su retiro costero de Benicàssim acerca de las soluciones a aplicar en los diferentes problemas del Gobierno valenciano así como en el PPCV.

Atendiendo a diferentes fuentes del partido y de la Generalitat, existen una serie de asuntos que el presidente deberá afrontar a partir de septiembre, algunos de ellos clave para el resto de la legislatura.

-Déficit: recortes e impuestos. Recientemente el Consell aprobó un decreto con medidas de urgencia con las que espera ingresar entre 40 y 43 millones de euros en 2013 y que se centran en el impuesto de sucesiones y donaciones y en el de transmisiones patrimoniales. No obstante, la cifra de déficit asignada de 1,6% a la Comunitat Valenciana en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) indica que la Generalitat deberá reducir cerca de 2.000 millones de euros para cumplir. Fabra deberá encontrar soluciones con el conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, para generar más ahorro o un aumento de ingresos sin tocar la sanidad, educación y bienestar social tal y como han prometido.

-Estrategia reivindicativa. Financiación. La aprobación de un déficit asimétrico por parte del Gobierno central ha sido un pequeño éxito para la Generalitat. No obstante, la cifra de déficit conseguida ha sido un margen demasiado corto para lo esperado por el Consell, que ansiaba al menos dos o tres décimas más. La batalla planteada por otras autonomías del PP que sí habían cumplido redujo las pretensiones de Fabra. De cara al próximo gran debate nacional, la reforma del sistema de financiación, el jefe del Consell deberá replantearse jugar más duro en el ámbito nacional: es necesario para que la Comunitat Valenciana pueda mejorar económicamente y para el PPCV si quiere ganar las elecciones.

-Plan de proveedores. Después del verano, debe concretarse detalles y hacerse efectivo el próximo plan tan necesario para la Generalitat. El Gobierno valenciano sigue acarreando impagados en diversos ámbitos, ya sean farmacias, institutos tecnológicos, emprendedores, patronales, sindicatos, universidades... Es una de las principales preocupaciones para el presidente de la Generalitat que debe resolver en la recta final del año.

-Apretón al Consell. Es evidente que los tiempos para un gobierno son malos cuando no existe dinero para invertir ni ‘vender' políticas. El equipo de consellers debe contribuir con ideas o rápida ejecución de las iniciativas que supongan ahorro o generación de empleo. Sin ir más lejos, debe cerrarse la reestructuración del sector público empresarial este mismo año o debe empezar a observarse algún beneficio de las líneas del Instituto de Financiación Empresarial o la Estrategia de Política Industrial Vision 2020.

-Relaciones con Madrid. Fabra necesita adquirir más peso en Madrid. El jefe del Consell sigue amasando notoriedad, aunque demasiado poco a poco y, en ocasiones, por cuestiones poco afortunadas (recuérdese el asunto 'coach'). El presidente de la Comunitat Valenciana necesita mayor visibilidad en la capital para adquirir peso y después ser escuchado con más atención. En el partido hay quien opina que no debería rehuir los choques con otros barones regionales, aunque sean de su mismo partido.

-Reajuste en el Gobierno valenciano y en el partido. La posible imputación del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, en el caso Taroncher es otro de los motivos de inquietud para el presidente. En septiembre pueden precipitarse los acontecimientos y si el número dos de los populares valencianos pasa a esta condición, obligará a Fabra a nombrar un nuevo conseller de Gobernación y Justicia y a un nuevo secretario general. En el ámbito interno, ya existe debate y quinielas sobre los sucesores. A ello hay que unir que el propio Fabra ha recibido una denuncia impulsada por la Asociación contra la Corrupción de la Comunitat Valenciana y otra por una particular de Castellón.

-Viraje orgánico en el PPCV. Fabra, consciente del descenso en los sondeos para los populares en la Comunitat Valenciana y de los recelos que despierta precisamente Serafín Castellano, ha decidido reforzar sus lazos con las direcciones provinciales de los partidos. Una línea municipalista en la que quiere profundizar tras el verano y que podría reportarle una interesante cuota de popularidad interna y un mayor dinamismo y sintonía con las bases del partido. Fabra, además de su acercamiento a las estructuras provinciales, también debe seguir las evoluciones del partido y sus responsables tanto en Valencia como en Alicante. Alfonso Rus se ha convertido en un auténtico barón provincial, respaldado por todas las comarcas y casi todos los alcaldes. José Císcar, por su parte, aunque todavía debe lidiar con problemas concretos como Orihuela o Benidorm, también sigue progresando en su control de la provincia.  

-Siguiente envite de imputados en Les Corts. También tras el mes de agosto deberá conocerse la fecha del juicio oral a las diputadas y exconselleras Milagrosa Martínez y Angélica Such. Una vez más, Fabra deberá lidiar con el debate de los parlamentarios del PP imputados y los ataques de la oposición.

-El problema Nóos. Rita Barberá y Francisco Camps, en peligro de imputación. Otro de los problemas para el presidente de la Generalitat nace en el caso Nóos. En septiembre, se conocerá finalmente serán o no imputados tan emblemáticos dirigentes populares. De ser así, el PPCV tendría a sus tres alcaldes de capitales de provincia imputados por tres casos diferentes. La alcaldesa de Valencia ya anunció públicamente su intención de repetir como candidata, algo que rompería por completo la doctrina Fabra contra la corrupción si se encuentra imputada.

-Juicio de Carlos Fabra y la reordenación del poder en Castellón. El 2 de octubre dará comienzo el juicio oral del caso Naranjax, con el exbarón del partido Carlos Fabra sentado en el banquillo de los acusados. De nuevo los focos mediáticos, incluso los nacionales, se dirigirán a la Comunitat Valenciana por un caso judicial. El jefe del Consell, exalcalde de Castellón, permanece atento a la reordenación de poder que se ha iniciado en Castellón. Carlos Fabra todavía mantiene un buen número de fieles, mientras Javier Moliner, presidente de la Diputación, busca también aumentar su tropa.