VALENCIA. "Si cumplir y no cumplir el déficit tienen el mismo resultado, parece que los esfuerzos no merecen la pena" afirmaba José Antonio Monago, presidente de Extremadura, a raíz del debate sobre la conveniencia o no de una financiación autonómica asimétrica. Por su parte, el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, afirma que rechazará un déficit "que no se base en criterios objetivos, es decir, económicos y no políticos".
Frente a ellos, el presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, defiende que el techo de déficit atienda al esfuerzo en cada una de las regiones. Como decía Jean Reno en el filme Ronin, "todo el mundo es amigo, hasta que toca pagar el alquiler", y esto es evidente incluso entre los miembros del mismo partido. Y así, los contendientes se dividen entre los partidarios de recompensar el esfuerzo, y los defensores de recompensar solo si se ha conseguido el resultado.
Sin duda pueden encontrarse argumentos a favor de una y otra postura, sin que necesariamente debieran ser excluyentes, pero parece difícil poder hallar una solución que no esté condicionada por cómo le va a la historia al que la cuenta.
Desde el punto de vista del comportamiento, D. Kahneman, premio Nobel de Economía por sus trabajos en integrar los avances de la psicología en la economía, recuerda que la ley general del mínimo esfuerzo rige tanto en la actividad cognitiva como en la física, de modo que si hay varias maneras de conseguir el mismo objetivo, el individuo se decantará hacia aquella pauta de acción que sea menos exigente.
Desde el punto de vista de la pedagogía, es común considerar que para valorar el rendimiento del alumno hay que tener en cuenta no sólo sus notas en los exámenes, sino también su comportamiento, su predisposición y el esfuerzo realizado, y ello porque se entiende que las malas calificaciones resultan el síntoma de una problemática que puede tener causas muy diferentes según los casos; de aquí que se recomiende premiar el esfuerzo, y no castigar sin más un mal resultado.
Sin duda, el entorno de gestión parece más orientado a resultados, y así podemos encontrar opciones más radicales como el método Rowe (Results Only Work Environment, es decir, "Resultados en el ámbito del trabajo exclusivamente") creado por J. Thompson y C. Ressler, e implantado en algunas empresas norteamericanas, que propugna que los trabajadores sean pagados por los resultados, más que por el tiempo dedicado, ya que como diría el escritor interpretado por Johnny Depp en la película La ventana secreta: "Lo que importa es el final. Es la parte más importante del cuento".
Y por ello este método deja en manos del empleado el cómo, el cuándo y el dónde realizar el trabajo, hasta el punto de no tener que acudir al centro de trabajo si no quiere. No obstante, lo cierto es que desde la perspectiva de gestión de personas y organizaciones, la recomendación predominante es que los objetivos respondan al acrónimo M.A.R.T.E., es decir, que sean medibles, alcanzables, retadores, temporales y específicos.
Pero este enfoque solo será eficaz si se apoya en dos requisitos previos: que para la consecución de los objetivos se dispongan de los recursos y capacidades necesarios para afrontarlos, y que se fijen teniendo en cuenta los intereses de ambas partes (la dirección y el trabajador), ya que los objetivos no asumidos, no servirán para mejorar el desempeño. Si se dan estas circunstancias, ni Mourinho podrá escaparse de rendir cuentas.
Como podemos observar, encontrar el punto de equilibrio entre considerar las peculiaridades de cada participante, y no agraviar a los demás, resulta ciertamente complicado. Por eso la papeleta del gobierno de Rajoy girará en torno al consejo que George Clooney recordaba que le había dado su padre, en el filme Los descendientes: "Da a tus hijos lo suficiente para que hagan algo, pero no tanto como para que no hagan nada". O en palabras del filósofo Ortega y Gasset (1883-1955): "Todo es resultado de un esfuerzo. Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde".
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