MADRID. Hace unos días merodeaba por un acto relacionado con emprendedores, con perdón de la palabra. En este encuentro, se defendía la necesidad de potenciar el talento español, de dejar que saliera en el caso de no poder desarrollar sus ideas para poder dedicarse a lo que está preparado, véase el caso de la bióloga despedida del Centro de Investigación Príncipe Felipe, participante en los nuevos descubrimientos sobre la clonación de células madre.
Pero, ¿y si planteáramos la ecuación desde otro punto de vista? Que el talento no quiere salir de España, sino lo que pretende es entrar. Impulsores de proyectos de otros países que deciden traer su idea a España. Pues ahí llegó mi estupefacción, cuando, el ponente en cuestión, explicó que había presenciado la negación en cuatro ocasiones del visado a los miembros de una startup estadounidense, que ya había dejado de ser startup por sus beneficios y recorrido.
En ese mismo instante, vino a mi cabeza finales de 2012. El Gobierno tenía la intención de modificar la ley de Extranjería para conceder el permiso de residencia en España a extranjeros que adquirieran una vivienda cuyo precio fuera superior a los 160.000 euros. Interesante. Ladrillo viene ladrillo va. Se prima antes que permanezca un individuo por haber gastado que por poder aportar una nueva vía de conocimiento y desarrollar una idea en el país.
En este mismo encuentro, se criticaba esa Ley de Emprendedores propuesta por el Gobierno y se proponía algo un tanto más 'radical'. ¿Por qué no dar un permiso de residencia a todos aquellos estudiantes extranjeros que terminen un MBA? En ese momento me encontré en una posición de acuerdo un tanto amarga. Sí y no. Me pareció un planteamiento acertado, pero no me pareció tan justo que aquellos con talento que no hubieran realizado este tipo de estudios no pudieran optar a compartirlo en España.
El razonamiento se basaba en que los centros de educación superior como el IE Business School, IESE y otros centros reconocidos no iban a perder su prestigio por facilitar permisos sin ton ni son. Y entonces volví a replantearlo. ¿Habría alguna forma de que el talento pudiera llegar a España sin trabas, pero con una medida algo más justa?
Justo este lunes, la ministra Fátima Báñez ha anunciado una medida dentro de esta ley con la que se pretende dar el permiso de residencia a aquellos extranjeros que compren una cantidad astronómica de deuda soberana o que creen empleo durante un tiempo determinado. También se ha esbozado la intención de atraer con visados a los extranjeros cualificados, pero sin concretar medidas y ni requisitos El facilitar la atracción del talento fueron las palabras para camuflar el intento para conseguir más inversión extranjera.
Actualmente, en este ámbito, los visados solo permiten venir al país través de un contrato de trabajo o acceder en calidad de estudiante pero sin poder optar a trabajar. ¿Y si realmente, estos emprendedores estadounidenses, que pretendían escoger España para expandir un proyecto ya desarrollado, pudieran contribuir a aumentar el talento en el país? ¿Por qué tantas trabas? Eso sí, no se preocupen, si crean empleo seguro que tienen la puerta abierta a lo Eurovegas. ¿Ley de apoyo a emprendedores o a empresarios?.
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