VALENCIA. La acumulación de noticias que afectan a instituciones básicas de nuestro mundo, sean de ámbito supranacional (la UE), nacional (la Monarquía) o local (el Valencia CF), contribuye a relativizar rápidamente la incidencia de cada noticia individual. Asuntos que hace no muchos años se convertirían en tema indiscutible para abrir portadas e informativos durante meses ahora compiten entre sí para no desaparecer del primer plano informativo en pocos días.
Por poner un ejemplo: ¿cuánto hace que Luis Bárcenas no vuelve al primer plano de la información, sea por declaraciones suyas, por revelación de nuevos datos respecto de sus papeles, o por cualquier otra circunstancia? Tal vez se trate de pocos días, pero en el marasmo informativo actual, poco tiempo es mucho.
Entre dicho maremágnum informativo, destacan las fotos que el diario El País publicó hace dos semanas del actual presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en el yate de un contrabandista gallego -de tabaco y también de narcóticos-, Marcial Dorado. Una noticia en absoluto menor, trascendente no sólo porque afecte a un barón regional particularmente poderoso, sino por las posibilidades que éste tenía, hasta la aparición de las fotos, de convertirse, en un futuro más o menos indeterminado, en el nuevo líder de la derecha española.
Un aspirante forjado en la gestión pública y en las urnas
Posiblemente, lo que ahora voy a decir cause estupefacción en algunos lectores, pero allá va: alguna vez, Mariano Rajoy tendrá sucesor. Más pronto o más tarde, el presidente del Gobierno abandonará sus puestos de responsabilidad, en el Gobierno y en el partido, y dará paso a otro. Los ciudadanos, atónitos ante la enorme capacidad de resistencia de Rajoy, una vez logra hacerse con un sillón, tal vez lo veamos como un imposible, pero acabará ocurriendo. De grado (porque decida retirarse) o por la fuerza (porque pierda las elecciones y/o el mando en el PP).
Tal vez esto ocurra en 2015, si Rajoy decide no presentarse o pierde las elecciones, o quizás en 2019, suponiendo que Rajoy esté ocho años al frente del Gobierno y luego, a imitación de Aznar, abandone el primer plano de la política. O puede que sea más tarde, o, si la situación se degrada, incluso antes de 2015. La cuestión, en cualquier caso, es que llegado ese momento alguien habrá de sustituirle. Y entre los candidatos, Alberto Núñez Feijóo es, sin duda, uno de los favoritos. Por su trayectoria y por el aval del propio Rajoy, quien, si depende de él, tal vez piense en Núñez Feijóo como sucesor.
Hasta la aparición de las famosas fotos, Núñez Feijóo se había trabajado una trayectoria casi impecable. En primer lugar, venciendo en dos elecciones autonómicas sucesivas, las dos partiendo de una situación difícil (en 2009, contra el Gobierno bipartito, y en 2012, contra la crisis económica). En segundo lugar, ofreciendo a los medios y a los ciudadanos un perfil público moderado, de eficacia tecnocrática, alejado de crispaciones o histerias ideológicas.
Y no es para menos: Feijóo no se afiliaría al PP hasta 2002, a pesar de que entró en la política pronto, con 29 años, cuando fue nombrado por José Manuel Romay Beccaria, entonces (1991) conselleiro de Agricultura en el gobierno de Manuel Fraga, secretario general técnico en su departamento. A lo largo de esos once años, Feijóo inició una carrera ascendente en la Administración, siempre ligado con el PP, pero asumiendo puestos de carácter técnico, como gestor.
Primero en el ámbito gallego y luego en el nacional, una vez Romay Beccaria pasó a ocuparse de la cartera de Sanidad en el primer Gobierno de José María Aznar. Cuando en 2003 Feijóo vuelve a la política gallega, ya es un destacado delfín de la facción del PP gallego de raigambre más urbanita, ligada con el conservadurismo tradicional, a la que pertenecen Romay Beccaria y el propio Mariano Rajoy (discípulo político de Romay), permanentemente enfrentados al caciquismo rural de dirigentes como José Luis Baltar o el fallecido Xosé Cuiña.
Una vez Fraga pierde las elecciones de 2005 y se desata definitivamente la batalla por la sucesión, es Rajoy el principal valedor de Núñez Feijóo, que pasa a dirigir el PP gallego. En 2009 vence -hasta cierto punto- contra pronóstico y en 2012, en una situación dificilísima para el PP y para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, muy debilitado por la crisis y por la amenaza del rescate, revalida su victoria.
Con ello, Núñez Feijóo cierra, al menos momentáneamente, los movimientos de oposición que estaban aflorando dentro del PP contra Rajoy, y lógicamente gana muchos puntos en la carrera por la sucesión, en la que compite con aspirantes como Soraya Sáenz de Santamaría, otra técnica reconvertida a política (es curioso que Rajoy, un político profesional que ha hecho toda su carrera dentro del PP, manifieste preferencias por este perfil tecnocrático alejado de la lucha política cotidiana y el profesionalismo de los partidos; curioso o, quizás, sintomático que Rajoy, precisamente porque sabe lo que hay dentro, prefiera lo que se encuentra fuera).
Las fotos de la discordia
Es en este momento en el que aparecen las famosas fotos de Feijóo con Dorado en su yate, así como informaciones que muestran una relación extrecha y prolongada en el tiempo, en una época remota (1995-2000), pero en la que Feijóo ya había asumido responsabilidades políticas y en la que, a su vez, Dorado ya había sido encausado en varias ocasiones; su vinculación con el contrabando era, como mínimo, un secreto a voces.
En resumen: no estamos, en absoluto, ante un desliz de juventud sin importancia. Núñez Feijóo, que al menos ha salido a dar explicaciones desde un primer momento, no puede escudarse en lo que podríamos denominar "argumento Ana Mato" (o "Cristina de Borbón"): el argumento de "yo no sabía nada, soy muy despistado, a mí que me registren".
Obviamente, no hay ninguna prueba de que esta relación de amistad conllevara algún tipo de favoritismo, en términos de contratos o asignaciones presupuestarias, a Dorado y sus empresas. Pero, habida cuenta del clima político imperante y de la necesidad de que los dirigentes políticos, además de ser honrados, lo parezcan, posiblemente estemos ante un escándalo suficientemente llamativo como para fulminar las aspiraciones de Feijóo para dar el salto a la política nacional.
Donde dije digo, digo Diego
En realidad, el principal problema de Núñez Feijóo en la gestión de este asunto ante la opinión pública no está en lo que ahora dice, sino en lo que dijo en su momento. Una maldición muy común en muchos dirigentes del PP y especialmente en el actual Gobierno español, cuyas declaraciones pasadas se contrastan continuamente con sus realizaciones presentes, para estupor de los ciudadanos.
En el caso de Feijóo, siempre le perseguirá su comportamiento cuando en 2009 apareció una foto del entonces vicepresidente de la Xunta de Galicia, el dirigente del BNG Anxo Quintana, en el yate de un empresario. Rajoy pidió la dimisión fulminante de Quintana y Feijóo vino a decir lo mismo con esta declaración: "el Gobierno no se puede fotografiar con malas compañías". Es decir, el argumento de la mujer del César que ahora, cuatro años después, se le aplica al propio Feijóo, con el agravante de que el amigo de Quintana, al menos, era un empresario, y no un narcotraficante.
Tampoco fue mucho más generoso Núñez Feijóo en la evaluación del caso Camps, cuando afirmó que "sería bueno que el PP de Valencia no se deje llevar por la comodidad y clarifique cualquier sospecha sobre la actuación del partido". Un asunto que destruiría la carrera política de Camps mucho antes de que éste fuese juzgado (y absuelto). Y en aquel entonces (2009), aunque hoy nos parezca inverosímil, el principal candidato a suceder a Rajoy con el beneplácito del propio Rajoy era precisamente, como clamaban los medios de comunicación... Francesc Camps.
#prayfor... los catalanes "hacen cosas", pero... ¿qué "cosas" hacer?
Esta semana el president de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, constituyó su Consejo de Transición Nacional para ir articulando las instituciones de una futura Cataluña independiente. Sin embargo, las noticias que llegan de Cataluña en los últimos meses muestran, más bien, una cierta ralentización del proyecto independentista, sobre todo protagonizada por CiU.
El partido gobernante se está viendo embarrancado entre el "fuego cruzado" de ERC , su aliado en Cataluña, y el Gobierno español, con el que ha comenzado un proceso de diálogo, circunscrito fundamentalmente a la cuestión del déficit y la financiación. Y también se ha visto debilitado por la imputación de Oriol Pujol y las noticias sobre las actividades económicas de su hermano Jordi Pujol Ferrusola.
Frente a ello, se ubica un Gobierno español que está aplicando en Cataluña una estrategia de perfil bajo, muy poco apreciada por los salvapatrias más integristas de Madrid, pero probablemente más eficaz que el "choque de trenes" que éstos propugnan. Por resumir la situación en términos caros a Mariano Rajoy: puede que los catalanes hagan "cosas", pero Rajoy hace algo mucho peor.
Rajoy, inmisericorde, les aplica su método especial: no hacer nada. No crispar el tono, no ponerse en plan apocalíptico, no tensar la cuerda. Limitarse a sonreír, reunirse, y remitirse al ordenamiento jurídico y a los tribunales para desalentar "aventuras". Y así seguirá todo lo que sea necesario, hasta que el Gobierno catalán, cavilando permanentemente entre qué hacer y qué no, ya no sepa qué hacer.
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Guillermo López García es profesor titular de Periodismo de la Universitat de València. @GuillermoLPD
A ver si nos ponemos en situación, que los publirreportajes de la prensa capitalina os tienen un poco despistados: Feijoo cultiva una imagen de gestor que te cagas, pero como eche unos años más a a acabar cerrando el ejercicio contable - dejando de pagar las facturas de la Administación- en Enero. Cada año adelanta un més el cierre, creo que el 2012 lo cerró en Octubre. Feijoo mintió con un par sobre lo de las fotos. Por un lado su relación no acabó en 1998 - Juez Tain dixit- y por otro incluye viajes de ocio en común. Vamos, que para ser dos que pasaban por allí, pasaron muchas veces por el mismo sitio. Y, por último, ese gestor eficiente que te cagas, ha necesitado quince días - de inquisición a fondo, supongo- para promover un espectáculo parlamentario bastante penoso y que va a dar más juego del que creemos. Ha sacado a colación una subvención del bipartito a una empresa de Marcial, después de una declaración de daños catastróficos y ahora le van a pedir de los años de Fraga a Touriño. En resumen: Porco país y porca xente
Teodoredo: Of course, hombre. En el fondo todo esto es una vulneración de los drechos de Feijoo. Me extraña que no salga sacando pecho, diciendo que el se reune con quien quiere, y que sugerir un posible tráfico de influencias con Dorado es un atentado a su Honor, etc. Obviameente, Feijoo es lo suficientemente inteligente para saber que esas cosas podrian valer para concejales de urbanismo paletos reuniendose con constructores a escondidas, pero a este nivel, no queda otra que salir a la palestra, entonar el mea culpa, y cruzar los dedos porque no te pillen ningun trapicheo y la cosa se vaya calmando.
¿Seguro que Fraga perdió las elecciones? Yo juraría que las ganó. Que su fuerza fue la más votada y la que más escaños sacó, vamos (como siempre). Por lo demás, ¿acaso un narco no es un empresario? ¿Un emprendedor? Saludines
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