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LA OPINIÓN PUBLICADA

Este brote está muy verde, Fátima Báñez...

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA (*). 04/11/2012 .

VALENCIA. El lunes pasado se conocían nuevos datos de paro en España: 5.778.100 personas, una tasa por encima del 25% (y un terrorífico 52,3% entre los jóvenes). Ante semejante panorama, la ministra del ramo, Fátima Báñez, sentenció: "España está saliendo de la crisis". Por sorprendente que parezca, la ministra de Trabajo elegía una semana en la que se conocían semejantes datos sobre su ámbito de competencia para elaborar su particular teoría del 'brote verde': estamos mal, pero ya se ve en el horizonte un futuro mejor.

Desde luego, Báñez no se refería a las cifras de paro, sino a otras cuestiones. En efecto, en los últimos días, y sin que sirva de precedente, parece que por fin llegan buenas noticias para el Gobierno, sobre todo en relación con las cifras del déficit. El aumento de la recaudación causado por el aumento del IVA (o, más bien, por la acaparación de compras previas a su entrada en vigor) ha reducido el déficit del Estado en el mes de septiembre respecto de los meses anteriores, situándolo en el 4,39%. Unas cifras que, indica el Gobierno, permiten ser optimistas respecto del cumplimiento del déficit global pactado con Bruselas (6,3%).

Casi al mismo tiempo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, pronostica una caída del PIB menor de lo previsto para 2012 (1,5%). También parece haberse consolidado, al menos momentáneamente, la bajada de la prima de riesgo, desde sus máximos de 600 puntos hasta un nivel, más asumible por las arcas públicas, en torno a los 400. La presión sobre la deuda española, con ello, se ha reducido considerablemente, en especial tras pasar con éxito la enorme cantidad de dinero que era preciso colocar en el mes de octubre (casi 30.000 millones de euros).

Rescate: vuelva usted mañana

Con todo, la mejor noticia de todas, sin ninguna duda, es una no-noticia. España aún no ha pedido el rescate por el que claman casi todas las instituciones financieras de entidad, públicas y privadas, fuera de nuestras fronteras. El rescate que imploran Obama (al menos, mientras siga en campaña electoral) y Wall Street y por el que presionan día sí, y día también, los medios extranjeros de referencia. El rescate que lleva meses dándose por hecho, y respecto del cual parece que la única duda era la fecha en que España iba a solicitarlo... se aleja. El responsable de lo que, por el momento, constituye un éxito (un éxito en el contexto de precariedad y permanente erosión económico-social que vivimos, pero un éxito), al resistir presiones de toda clase y condición: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Mucha gente daba por supuesto que Rajoy pediría el rescate poco después de superar (con éxito) la prueba de las elecciones gallegas, a imagen y semejanza de lo sucedido con las elecciones en marzo en Andalucía: no dejemos que lo urgente (adoptar medidas para paliar la crisis) distraiga al presidente de lo importante (la agenda electoral del PP). Esa es la imagen que se ganó Rajoy, por méritos propios, tras el fiasco andaluz, dentro y fuera de España. Sin embargo, la reacción a la cita electoral gallega ha sido justo la contraria. Dilatar in illo tempore la decisión del rescate. Anunciar que, por lo pronto, en 2012 no se pedirá. Jugar con el tiempo y con las decisiones. El juego favorito de Rajoy.

Mientras tanto, el anuncio del BCE de que intervendrá si la prima de riesgo alcanza niveles insostenibles sigue mostrándose eficaz para impedir que se alcancen dichos niveles: una profecía autocumplida, pero al revés. Este anuncio, así como la expectativa de que llegue un rescate (o un rescate a medias, centrado en rebajar las tensiones sobre la deuda española), por ahora está siendo suficiente para impedir que haya que adoptar cualquiera de estas dos medidas. Para evitar, en definitiva, la intervención de la economía española, en un grado u otro.

Una intervención que, contrariamente a lo que algunos piensan, tendría poco de positivo. A la vista de los recortes que ya ha aplicado el Gobierno y de las deficiencias de su gestión, a veces parece incluso tentador fiar las cuentas públicas a los 'hombres de negro': profesionales apolíticos que se encarguen de limpiar el panorama. Sin embargo, la limpieza tendría poco de aséptica, y sí mucho de sufrimiento. Los recortes irían, sin duda, más allá (quizás mucho más allá) de lo realizado por el Gobierno. El pago de la deuda, que ya es hoy una prioridad, se convertiría prácticamente en el único objetivo, a costa de todo lo demás. Es decir, a costa del bienestar de los ciudadanos.

Aunque sea a base de no hacer nada, aunque sea por motivos electorales o por mera supervivencia, a todos nos conviene que la estrategia de Rajoy funcione. Que con el tiempo la situación mejore y la amenaza de un rescate acabe conjurándose definitivamente. Un objetivo que hoy sigue pareciendo muy difícil, pero menos que hace unas semanas. Aunque Rajoy se limite a remedar ese principio de actuación (por llamarlo de alguna forma) que se supone que caracterizó al general Franco: amontonar los problemas en dos montones. En uno, problemas que solucionará el tiempo. En otro, problemas que el tiempo no podrá solucionar. No sabría decir a cuál de los dos montones pertenece el rescate.

Brotes verdes: el síndrome de Zapatero

Sin embargo, una cosa es que nos libremos del rescate, aunque sólo sea por unos meses, y otra muy distinta que los brotes verdes sean algo más que una mera ensoñación. La confianza en la solvencia de España continúa bajo mínimos. La confianza, la reputación, se ha gestionado estos meses como en una partida de póker entre los inversores y el BCE, con su garantía de intervenir, y el anuncio sotto voce del rescate, que es lo que ha relajado la prima. La cuestión es si se podrá seguir en esta línea, sin pedir el rescate, y sin sufrir nuevos embates de la prima de riesgo.

Está por ver si el castillo de naipes se acaba solidificando o se derrumba. En cualquier caso, y más allá del rescate, no aparece en lontananza un escenario en el que la mejora del déficit, si es que realmente se produce, consiga superar los efectos realmente preocupantes de la crisis sobre el mercado laboral.

La tendencia a echar las campanas al vuelo y agarrarse a los datos positivos, en una tesitura tan complicada y difícil, es comprensible. Pero si luego los 'brotes verdes' no son tales el efecto en la confianza de la ciudadanía, como pudo verse en la anteror legislatura del PSOE y Rodríguez Zapatero, es demoledor. Y este Gobierno no va precisamente sobrado de confianza, tras lo realizado en su primer año.

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#prayfor... Mariano Rajoy: los catalanes "hacen cosas"

Al Gobierno le queda en Cataluña una última prueba de esfuerzo electoral antes de alcanzar la relativa placidez de casi dos años sin citas con las urnas (hasta las elecciones europeas de 2014), siempre y cuando no medie algún adelanto electoral (¿en la Comunidad Valenciana?). El contexto de enfrentamiento entre polos identitarios propiciado por el auge del independentismo le viene, en principio, bien al PP, aunque está por ver si logra mantener sus magníficos resultados de 2010.

 

Por lo pronto, el PP ha comenzado su campaña electoral con un tono que pretende ser conciliador con Cataluña y los catalanes. Digo "pretende" porque a veces, aunque la intención sea buena, esto no basta. Considérese, por ejemplo, el siguiente vídeo. En él, varios miembros de plana mayor del PP (Javier Arenas, Esteban González Pons, Carlos Floriano, Dolores de Cospedal) nos comunican la edulcorada visión de Cataluña que al parecer (y contra lo que indican años y años de declaraciones agresivas) siempre han tenido. Como plato fuerte al final del vídeo, aparece el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y dice lo siguiente: "Los catalanes son emprendedores. Hacen cosas. Exportan".

Un discurso en el que Rajoy habla con el corazón, transido por la emoción. Un caudal de emotividad, que lo mismo podría aplicarse a Cataluña o a Taiwan, para reflejar lo mucho que le agrada al presidente ver cómo los catalanes "hacen cosas", aunque no quede muy claro a qué cosas se refiere. Desde luego, no a hacer cosas como un referéndum sobre la independencia. Aunque... ¿quién querría independizarse, tras constatar que tu presidente piensa que "haces cosas" y "exportas"?
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Guillermo López es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València

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4 comentarios

Eye escribió
06/11/2012 17:33

Una visión de la estrategia de Rajoy y nuestros números económicos desde el extranjero: http://dareconomics.wordpress.com/2012/11/06/rajoy-plays-chicken-with-eu-and-ecb-a-slight-reprise/ Vamos, que son tan falsos como los que cocinaban los griegos en tiempos más felices. Y la UE lo sabe. La trampa está en que somos demasiado grandes para caer sin arrastrar con nosotros al resto de Europa, y por eso nadie en Bruselas dice "eh, esperad un momento, el Guindos ese nos está vendiendo la cabra". Es una comedia a la que todos estamos jugando para no terminar de asustar a los mercados, hasta que Rajoy pida el rescate.

pep_museros escribió
05/11/2012 20:06

Me flipan estos peperos, me flipan. ¿De que se rien tanto? Primero la ministra de empleo que me dá la impresión de que se está cachondeando de todos, en plena sontonía con la filosofía Andrea Fabra. Seguramente no lo será pero me dá esa impresión cada vez que la veo. Y luego el mejor de todos, Gonzalez Pons. No dejo de sorprenderme con la cara de este tio. Con lo que ha dicho él de los catalanes, ahora sale como si no existieran las hemerotecas... y sin ponerse colorado el tio!! un crack!

Guillermo López García escribió
05/11/2012 13:00

Gracias por la puntualización! Tienes razón, al leer tu mensaje me he acordado de lo que realmente era el "sistema franquista de toma de decisiones" (no tomarlas).

puntualizando escribió
05/11/2012 10:55

La anécdota apócrifa sobre Franco está mal: uno de los montones era "asuntos que se resolverán con el tiempo" y el otro era "asuntos que el tiempo ha resuelto", y su trabajo consistía simplemente en ir pasando papeles de uno a otro montón... me parece que esta filosofía es de lo más acorde a nuestro ilustre presidente Don Pimpón.

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