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No confundamos churras (MIT) con merinas (Redit)

JOSÉ MARÍA GUIJARRO. 15/01/2013

"Imitar un modelo de innovación territorial como el americano, el alemán o el vasco no es la solución a los problemas actuales que azotan a la I+D en nuestra Comunitat..."

VALENCIA. Hace unas semanas este mismo medio publicaba un artículo titulado "De Redit a MIT: las ocho diferencias entre Paterna y Massachusetts", en el que como antetítulo se hablaba de la reconversión del modelo de Redit (Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana) donde su autor afirmaba que "el conseller de Economía, Máximo Buch, ha anunciado la contratación de una consultora que defina el futuro de la Red de Institutos Tecnológicos según el modelo de la institución norteamericana (MIT), a pesar de las muchas diferencias ".

Por extensión, no voy a entrar hoy a hablar de apoyos económicos a las infraestructuras de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, pues este tema da para varios artículos. Pero considero oportunas una serie de matizaciones relevantes, a pesar de las ya acertadas por parte de su autor Álvaro Mohorte y los comentarios de C. Sirera.

Pero, por alusiones al modelo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), me permito reseñar que según sumemoria anual 2012 resalta en su página 50 que el total de ingresos de I+D que obtiene (1.527,8 millones de dólares ) provienen de su Gobierno Federal y de otras Administraciones por valor de 1.355,1 millones. Es decir el porcentaje de financiación pública es del 88,7%, por lo que los Ingresos procedentes de la industria son sólo de 108,7 millones de dólares.

Si analizamos los datos de 2011 (último año cerrado), los centros valencianos de Redit ingresaron 121.800.000 euros, de los cuales, el 52% fue de facturación privada (Pymes de las de menos de 50 trabajadores, fundamentalmente) y el 48% de fondos públicos competitivos repartidos de la siguiente forma: 36% regional, 7% nacional y el 5% europeo.

No podemos comparar churras con merinas ni pretender ser lo que no somos. Ya nos gustaría a los institutos tecnológicos valencianos estar en una estructura como la del MIT, pero hay que trabajar el modelo desde la territorialidad y desde la realidad económica que nos rodea. Y, desde nuestra realidad, hemos sido, y somos, ejemplos para muchas regiones y muchos países.

Ojalá pudiésemos compararnos con modelos que tienen unos apoyos mas adecuados a la labor que realizamos, como el de los Fraunhofer y la AIF de Alemania, los centros técnicos franceses e incluso el vasco, paradigmático en innovación a nivel de nuestro Estado.

Recuerdo que asistí a una de las primeras conferencias que impartió el conseller Máximo Buch al tomar posesión de su cargo. En concreto fue en la terraza del hotel Ayre Astoria, en un desayuno coloquio organizado por el Banco Urquijo donde habló sobre la "Internacionalización, motor de la economía". El conseller en aquel entonces incidió que "a corto plazo la internacionalización ya no es una opción sino una obligación y la única garantía de crecimiento futuro". "Desde el Consell somos conscientes de ello y por eso para el Gobierno valenciano el impulso a la internacionalización y la innovación son una de las principales estrategias para lograr la recuperación económica y la generación de empleo".

Recuerdo varias preguntas que se le hicieron al conseller y una de ellas viene a colación sobre el tema de referencia. La pregunta fue directa: "Señor conseller, ¿prefiere un modelo de crecimiento como el de Florida o el de California? Yo volvería a preguntar a tenor del artículo antes mencionado: ¿Queremos correr detrás de la pelota de golf; aspiramos a que nuestros hijos trabajen en grandes resort y complejos turísticos como camareros, cocineros, repartidores, conserjes o cuidadores de personas mayores -oficios todos muy respetables- emigradas de Hamburgo o Moscú? ¿queremos que nuestro brutal crecimiento económico se agote en el último huerto por recalificar...? ¿O tal vez es preferible más productividad, empleo de mayor calidad, mejor formación, nuevas tecnologías y economías de futuro? ¿Buscamos una economía de servicios o una de vanguardia con nuevos talentos?

El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid José Molero resaltaba hace unos días el papel de la innovación como factor de competitividad micro y macroeconómica de un territorio y como uno de los fenómenos más sobresalientes de la llamada economía basada en el conocimiento, que desplaza crecientemente a otros factores competitivos clásicos como los costes laborales y financieros o los precios.

En cualquier caso, los cambios en curso traen consigo la necesidad de revisar algunos conceptos al uso sobre el papel de los Sistemas Nacionales de Innovación que está siendo parcialmente sustituido por elementos de las redes internacionales que despliegan las empresas multinacionales y por un mayor protagonismo de los subsistemas regionales o locales.

Acaba de publicarse un artículo en The Atlantic que lo confirma: sólo cosas como favorecer la emprendeduría, la innovación, lograr atraer capital riesgo hacia un ecosistema diversificado, favorecerán el desarrollo económico a largo plazo de cualquier territorio. La prestigiosa publicación habla de tres ejemplos de cómo ideas innovadoras alrededor de estos aspectos han logrado el desarrollo. Singapur, por ejemplo, decide invertir en capital humano, en la educación de sus habitantes como estrategia de futuro. Si en 1960 tenían una renta per cápita similar a la de Jamaica, hoy prácticamente la han multiplicado por diez.

Si Jamaica centraba sus esfuerzos en el turismo, Singapur se convertía en un núcleo de investigación y negocios. El sistema educativo público allí es fuerte y aplica principios meritocráticos que consisten en identificar y apoyar a jóvenes talentos para futuros puestos de liderazgo. Hoy son líderes en la industria del conocimiento, incluyendo la biomedicina. Durante la pasada década, el número de científicos del territorio pasaba de 14.500 a 26.600, ganando más del 80%. La calidad de su enseñanza en matemáticas y ciencia es reconocida como la mayor del mundo según el último informe global de competitividad del Foro Económico Mundial.

El caso de Canadá es similar en ciertos aspectos, aunque allí apostarán por atraer talento inmigrado. Solamente en Toronto absorben 100.000 inmigrantes al año, la gran mayoría gente muy formada, en la línea de la clase creativa de Florida.

Corea del Sur apuesta por los emprendedores, mostrando además altas dosis de una flexibilidad que es imprescindible hoy. En un país que dependía de las exportaciones y en un momento de recesión global que nos afecta a todos, el gobierno inicia una serie de reformas orientadas a hacer más fácil crear negocios. Menos impuestos, reducción del tiempo necesario para crear un negocio (de 14 a 7 días), con entornos online dedicados a tal labor (start-biz es un sistema online en los que los emprendedores se registran para empezar un negocio). Los resultados no se han hecho esperar, moviendo al país desde el puesto 15 al 8 en los informes del Banco Mundial sobre creación de negocios.

En estos precisos momentos las regiones que quieren ser las más innovadoras de Europa están inmersas en la preparación de la denominada RIS3 Estrategia de Especialización Inteligente en Investigación e Innovación que se refiere a la focalización productivo-empresarial de una región. ¿Por qué la Comunitat Valenciana no está participando en esto?¡¡ Es ahí dónde nos debemos centrar !!. En ver cómo nos queremos definir con nuestro potencial, nuestros recursos y nuestro talento; saberlo optimizar y siendo realistas con lo que sabemos hacer y hacemos bien.

Pienso que la Generalitat Valenciana apuesta sin duda por el modelo valenciano de I+D y en la importancia que tiene la innovación para el desarrollo económico e industrial de nuestra Comunitat. Pero, no se trata de una cuestión de fe cuando se habla de política. Necesitamos planteamientos sustentados en una política de racionalización de los recursos basada la confianza y en el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Imitar un modelo de innovación territorial como el americano, el alemán o el vasco no es la solución a los problemas actuales que azotan a la I+D en nuestra Comunitat.

Fuente: Memoria Anual del MIT año 2012

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3 comentarios

Carles Sirera escribió
15/01/2013 19:12

Un detalle sobre las simples diferencias entre el caso canadiense y el español: estoy suscrito a una alerta de correo que me notifica tosas las plazas laborales de un perfil académico similar al mío que se ofertan en dicho país. Lo recibo en mi mail y puedo comprobar en pocos minutos si me interesa o no el puesto. Por el contrario, recolectar esta información para el territorio español me ocupa tal cantidad de tiempo (y eso que soy bueno y sistemático en estas cosas) que, simplemente, empleo mi tiempo en cosas más productivas.

Enrique Navarro escribió
15/01/2013 12:32

Excelente artículo. No sé si la gente, aquellos quienes lean este artículo, es realmente consciente de lo que nos jugamos en la Comunidad Valenciana, y por extensión en toda España (el artículo es aplicable a prácticamente cualquier otra comunidad autónoma). Nos jugamos nuestro futuro! La diferencia entre estar en punta de lanza con una economía basada en el conocimiento y el desarrollo tecnológico avanzado, o estar al albur de lo que otros decidan en cada momento. Estamos hablando de autonomía -no la política, sino de autonomía en mayúsculas como país-, de mantener un cierto grado de independencia económica, de estar entre los que "hacen" y "deciden" o ser un país de segunda extremadamente frágil y dependiente. Y todo ello se traslada a la sociedad, no nos equivoquemos, todo ellos nos va a afectar a todos y mucho. No tenemos por qué imitar otros modelos de I+D (aunque no está de más saber cómo lo hacen otros y qué resultados obtienen...), sino de trazar una estrategia clara, ambiciosa y constante en materia de I+D+i alineada con una política industrial que se sustente en el conocimiento; y todo ello con un horizonte temporal para los próximos 20 años. ¿Qué queremos "ser de mayores"? ¿A qué aspiramos? ¿A qué nivel queremos estar como sociedad? El resultado a estos interrogantes vendrá inexorablemente en los próximos años, y en buena medida afectará la política industrial y de I+D que se haya diseñado en la Comunidad Valenciana y en toda España. Y para bien o para mal, ello es labor de los políticos. Insisto: No sé si somos realmente conscientes de todo lo que implica esto para nuestro futuro... Por nuestro bien y el de nuestros hijos, más vale que nuestros políticos tomen nota. Y no nos equivoquemos: A largo plazo, cada pueblo y cada país acaba teniendo lo que merece, ni más ni menos.

Jose Antonio escribió
15/01/2013 10:28

Totalmente de acuerdo con el autor. Hay que tener mucho cuidado con esos modelos exitosos que tomamos como referencia ya que no solo el entorno nacional es diferente, sino que el de la Comunidad Valenciana es muy específico en materia de I+D. Por ello, si ya lo fundamental, que es el modelo financiero es otro muy distinto, dicha extrapolación es dudosa o imposible. Lo que necesitamos es que los que tomen las decisiones sobre la I+D de la Comunidad Valenciana realmente sepan de I+D, y con experiencia desarrollada preferiblemente en la Comunidad Valenciana.

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