VALENCIA. Hace unos días fue el doce de diciembre del año dos mil doce, es decir el doce del doce del doce. Millones de personas en todas las partes del planeta, alimentados por supersticiones y presentimientos, pensaron que era un día especial e hicieron algo diferente a lo cotidiano, algo que deseaban contribuyese a cambiar radicalmente sus vidas.
Vimos por televisión cómo en China se celebraron bodas masivas. Puede, aunque no hay noticias de ello, que en algún otro país hubiese suicidios colectivos. Y si investigáramos seguro que comprobaríamos la cantidad de planteamientos diferentes que la mente humana es capaz de desarrollar en situaciones extraordinarias, como ha sido esta confluencia del número doce en el calendario.
Yo estuve en esa línea hace pocos años. El nueve de septiembre del dos mil nueve, es decir, el nueve del nueve del nueve, dejé de fumar, tras varios intentos en diferentes épocas. Una de las veces, en dos mil cuatro, llegué a estar casi un año sin encender un pitillo. En otra ocasión, dos mil siete, aguanté poco más de tres meses.
Pero esa última vez lo conseguí. El doce del doce del doce hizo tres años tres meses y tres días -otra conjunción numérica misteriosa- que mis pulmones no tragaban humo, al menos voluntariamente; el de la polución y el de mis amigos fumadores lo sigo consintiendo a la fuerza.
Pero, en ese aniversario en el que me sentí muy feliz y completamente satisfecho de la determinación que tomé entonces -mis vías respiratorias están mucho más limpias, mi voz es más clara, mi lengua luce su color original, distingo mucho mejor los sabores y he recuperado el olfato-, tuve un sentimiento de culpabilidad que no me dejó celebrar plenamente mi triunfo sobre el tabaco.
Porque... podía haber tomado alguna que otra buena determinación, como la de dejar el cigarrillo, el uno del uno del uno o el dos del dos del dos, el tres del tres del tres, y así...
Y con gran frustración y pasmo me di cuenta que sólo me quedaba este día: ¡el doce del doce del doce era la última oportunidad! No habrá un trece del trece del trece ni un catorce del catorce del catorce; la próxima vez que se dé esta coincidencia será el uno del uno del uno, -uno de enero del dos mil ciento uno-, y yo ya estaré más que probablemente criando malvas.
Entonces me planteé seriamente tomar una decisión importante. ¡La que fuera! Resultó un verdadero éxito la que tomé el nueve del nueve del nueve, perdí todas las otras oportunidades posibles y me quedaba única y exclusivamente esta ocasión.
¿Qué me dejo -pensé-, las drogas, el alcohol, el sexo...? ¿Prescindo de comer carne y me hago vegetariano? ¿Vuelvo a ser practicante y acudo a misa los domingos? ¿Me apunto a alguna ONG? ...
¿Qué podría hacer que cambiase mi vida, como lo hizo la eliminación de la nicotina, que me hiciera sentir también más feliz, que me diera más seguridad en mí mismo, más confianza en la vida, como ponía el folleto de Sanidad para dejar de fumar: "...y recuperarás una parte de tu vida que hasta ahora dominaba el tabaco"
¿Cómo podría conseguir dormir todas las noches, desaparecida ha tiempo la tos, sin tomar pastillas?
Me gustaría que esta nueva e importante decisión me hiciera ser más normal, amable con la gente, comprensivo con mis amistades, festejar las navidades en familia, participar en la falla del barrio, asistir a las reuniones de la comunidad de mi finca, votar en todas las elecciones, contestar al facebook... Cosas que al dejar de fumar el malhumor me impedía.
Pensando y pensando, al fin di con ella. Encontré la otra decisión que iba a marcar mi vida a partir del doce del doce del doce: ¡Nunca más jugaría en bolsa!
Lastima que esta sabia decisión de dejar de jugar a la bolsa, no la tomé yo antes, ahora tendré que esperar a que confluyan no se cuantos astros y fechas para recuperarme económicamente de esa indecisión y tomar la misma de dejar de jugar a perder en la bolsa. Eso si no me muero antes del insomnio y ansiedades por no haberla tomado o me vuelvo loco de tanto leer diarios económicos que todo son mentiras.
Yo tambien he dejado de fumar el 12/12/12 Y como no me queda otra opción voy a seguir el consejo de Medina y voy a dejar también de jugar en la bolsa ,seguramente seré más rico . Al paso que vamos dejar la bolsa y dejar el tabaco es muy bueno para la salud.
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