X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA

La libertad de los otros... y la mía

ESTEFANÍA PASTOR. 01/12/2012 "Camino por la Gran Vía. Empieza a ser de noche. Quiero llegar a Sol..."

MADRID. Camino por la Gran Vía. Empieza a ser de noche. Quiero llegar a Sol pero una masa de gente va en contra dirección. Les esquivo como puedo. Me asfixio. Las tiendas están abiertas. Bueno, parece que no todas. Asoma el cartel de una gran superficie y observo a través de sus cristaleras el movimiento de los compradores. ¿Qué día de la semana es? No alcanzo a recordarlo. Lunes, martes, miércoles, jueves, quizá viernes, tal vez sábado. Pero no, es domingo.

Es curioso el contraste. Mientras las grandes cadenas permanecen abiertas, una retahíla de pequeños comercios tienen la persiana bajada. La ley del más fuerte se ha impuesto por delante. "¿Quizás el más competitivo?", preguntarían los más liberales. Es tentador pensar que, cuantas más horas se pueda llevar a cabo una actividad, más puestos de trabajos podrán generarse, pero mi razón se decanta por la respuesta de que la solución será que un empleado soporte más horas.

Entro en una tienda de ropa. Se me hace raro. Lo normal es que un domingo cualquiera estuviera manteniendo alguna charla con algún amigo o tirada en la cama pasando la tarde junto a algún interesante libro. Y sigo dándole vueltas. ¿Son buenos los límites? O por el contrario, como diría Erich Fromm, ¿tenemos miedo a la libertad?

¿Libertad de qué? ¿De trabajar más, de consumir más? Pero quizás, este pensamiento está entrando en conflicto con otra libertad, la de reservar un día para uno mismo, sin pesares. ¿Se sentirán culpables los propietarios del llamado pequeño comercio por no dedicarle una horas más al actualmente codiciado trabajo? ¿Estamos destinados a que nuestra mente siga el comportamiento consumista y de acumulación de propiedades?

Quiero creer que toda libertad es buena. Pero no sé si llamar a la liberalización de horarios libertad o esclavitud. Cuando paso por la mañana por una tienda de alimentación, miro a la puerta, y reconozco a las mismas personas por la tarde y en la madrugada. Y pienso, ¿de verdad es necesario? Quizás son felices haciendo lo que hacen, pero no acabo de saber cómo encajar el sentimiento.

Pero a su vez, ahora existe la posibilidad de consumir a cualquier momento del día. ¿De verdad alguien debe tener la potestad para prohibirlo? Yo solo observo que el pez grande se come al pequeño, porque es evidente que éste no puede contratar a un trabajador que mantenga abierto el negocio durante más horas, y también es conocido que la falta de sueño prolongada lleva a la locura. ¿Y qué es lo correcto? Pues no lo sé. Desde el egoísmo, lo único que quiero es que vuelva mi domingo.

Comparte esta noticia

3 comentarios

Andreu escribió
04/12/2012 15:00

La libertad que nos quieren vender no es tal. Porque es una libertad en la que quien tiene dinero es más libre que quien no lo tiene. Si ganas 5.000 pavos al mes te puedes permitir no currar el fin de semana. Si ganas 800 y tienes una tienda, como cierres igual pierdes. ¿Qué libertad es esa? Y ojo, estoy siendo deliberadamente demagógico, porque la libertad como concepto absoluto es difícil de encontrarla en la sociedad. Una sociedad libre al cien por cien no tendría propiedad privada ni leyes. Sería una sociedad mejor. Probablemente no. Pues entonces que no nos digan qué libertad podemos tener y cual no (ciudadanía....) PD: Grande Álex.

Álex escribió
02/12/2012 23:19

Hoy cualquiera puede montarse un negocio en Internet que abra las 24 horas del día los 365 días del año y no vender sólo en la tienda física sino desde la red a todo el planeta. Pero a pie de calle, la batalla es distinta. Si tu rival abre un domingo y tú no, estás dejando de ganar dinero. Pero no todo el mundo puede permitirse abrir un día extra. Y aunque me guste que las ciudades tengan vida los domingos, comparto el sentimiento del artículo. Que los domingos vuelvan a ser para leer, pasear, ir al cine (quien pueda) o visitar museos (¡que hay muchos gratis los domingos!). Y el que tenga ganas de hacer compras, a Internet y a abrirse cuenta en PayPal.

01/12/2012 09:36

Buenos dias: si, sería conveniente para que todo vuelva ser como "antes" que los domingo tan solo esté abierto el Open-Cor para gloria y enriquecimiento de una sola firma.Yo comprendo su opinión hay algunos que tienen nostalgia e voler a los Domingos de "antes" hay otros como yo que desea ver "vida" a su alrededor aunque sea consumista lo importante es que uno vea "su" domingo cada día sin importarle los demás.-Ya, aunque Ud lo desee (metaforicamente hablando) esos domingo a los que Ud recuerda no regresarán.-Se han marchado como muchas otras cosas pero piense que al menos Ud pueden imaginarselo en su mente y vivirlo como tal.- Atte Alejandro Pillado 2012

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad