VALENCIA. Las paredes nos persiguen, aparte de oír. Y noviembre es ideal para que todo se oscurezca y acabe y reine la tristeza... y no para empezar cosas, como este blog neurótico. Pero noviembre es ideal para la neurosis. Ya saben, escorpios... Pero haremos de la locura nuestra forma de resistencia.
Las paredes se están volviendo muy noviembre. La otra noche aparecieron en todas las facultades de Blasco Ibáñez pintadas que nadie se ha atrevido a limpiar. Una palabra: #Wertgonya. Un neologismo efímero y estupendo. Justicia poética.
Otros mensajes estaban más elaborados, con verbo y todo, pero con la misma palabra. "Joder, hasta en el trabajo nos lo van a recordar", me dijo una compañera evidentemente molesta. Hay incluso quien se lanza directamente a la performance; en el departamento donde trabajo han colgado un cartel con el ministro sonriendo boca abajo con la esperpéntica inscripción: "Cráneo previlegiado". Todo esto es cierto, alguien debería contar los números de Wert que adornan nuestra ciudad.
No todo es tan borroka, hay que decirlo. Hay quien se molesta (ostensiblemente) por la politización de una clase de literatura. Por la politización de un partido de fútbol. Por la politización del hambre. Por la politización de los desahucios. Por la politización, en fin, de todo... Pero ¿cómo esconder las causas de los acontecimientos? Lo bueno y lo malo colectivo derivan directa o indirectamente de la política.
Retomo. Hay quien se molesta (ostensiblemente) porque se hable de política en la universidad y porque se diga que el comienzo magistral de Cien años de soledad es un alegato político y civil contra la pobreza... "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo"... Ciertamente, García Márquez arranca su no-poema con un heptasílabo y un endecasílabo (como la lira de Garcilaso...), pero lo importante es el fusilamiento y no el ritmo. Como casi siempre.
Si no se puede hablar de la vida, de sus causas y de sus condiciones en la universidad, no hay lugar donde se pueda hacer. Porque más que en acumular conocimientos, la verdadera sabiduría consiste en comprender las cosas (hipótesis). Es un acto cívico. La otra tarde, con todo noviembre a cuestas, leímos un poema de Luis García Montero sobre Jovellanos (con retrato de Goya al fondo) y alguien dijo casi sin querer: "En realidad es Rubalcaba...". Si no fuera fácil buscar el poema en google diría que fui yo, pero no lo diré, porque es un problema. Pero estuvo bien que alguien lo dijera. Pensemos juntos. "Porque sé que los sueños se corrompen, / he dejado los sueños. / El mar sigue moviéndose en la orilla". Y lo que sigue.
Despolitizar me parece tan difícil como blanquear las paredes. Y muy poco saludable, en realidad. Además, noviembre pasa pronto, y la primavera está casi al caer. Aunque lo peor de la primavera es que a todo el mundo le da por leer a Neruda con entusiasmo y eso sí que no. Pero ya lo hablaremos. Si ustedes quieren. De momento, por aquí nos vemos.
-PD. La única locura interesante es la de la extrañeza. Y la única resistencia interesante, la creativa.
Buenos días: en realidad no es "politizar" sino expresar las ideas o concepto que uno tiene sobre las cosas.- En cuanto a leer a Neruda esta primavera me imagino que lo harán unos pocos en un jardín cerrado y sin contacto con la realidad(no virtual).-Casi todos los libros de García Márquez contienen un "mensaje" político-social.- Atte Alejandro Pillado Valencia 2012
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