VALENCIA. No es ninguna novedad. "El Gobierno español tiene una feroz indiferencia hacia la ciencia, es una indiferencia proactiva y agresiva", ha señalado recientemente Joan Massagué, uno de los referentes mundiales de la investigación contra el cáncer.
Según el director adjunto del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) y director del programa de Biología del Cáncer del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, un país que "se preocupa por su futuro tiene que proteger la ciencia y la investigación".
Massagué, que lidera un equipo pionero en la investigación de los procesos que rigen la metástasis, comparte la necesidad de recortar pero piensa que tal como lo está haciendo el Gobierno lo único que se consigue es "estrangular promesas y ahuyentar talento".
Este problema ya no reside sólo en el Gobierno Central, también bastantes gobiernos autonómicos, entre los que se encuentra el valenciano, ha seguido la directriz general de incrementar los recortes en I+D+I. Recortes que venían ya desde el pasado año 2009 y a los que se ha unido una deuda acumulada por incumplimiento de los compromisos de pago a todos los agentes que componen el Sistema Valenciano de la Innovación.
Aún así, el esfuerzo de adecuar el discurso político a una situación no real es mayúsculo. De hecho, el mismo Ministro de Economía, que lleva en su misma cartera la innovación, se ha esforzado una y otra vez en decirnos que es necesario un cambio de modelo económico pasando del ladrillo al conocimiento. A su vez hace escasas semanas en el Palau de la Generalitat, el propio president Fabra junto a su conseller Buch (con la cartera similar a la de Guindos) trasladaban que "es necesario un nuevo entorno económico que vamos a apoyar con un nuevo sistema de incentivos y un aumento de líneas de financiación a las pymes".
Este plan de incentivos, por cierto, está dotado para el año 2012 con 155,4 millones de euros, de los cuales 57 son para innovación y competitividad y 20 para emprendedores. Estamos a mitad del año y hasta hoy no se han visto dichos fondos.
Los recortes en I+D+I que el Gobierno y las Comunidades Autónomas han llevado a cabo con la crisis, agravan la ya precaria condición de la inversión en ciencia en la Comunidad Valenciana. En el último programa de "Salvados", el periodista Jordi Évole viaja por el país en busca de testimonios y alternativas a la burbuja inmobiliaria que estalló provocando la recesión económica actual. La misma con la que el Ejecutivo justifica el recorte de un 25% en investigación y desarrollo. Un tijeretazo del que se hicieron eco revistas tan prestigiosas en la materia como Science y Nature, que lo calificaba de "suicidio científico".
Una de las primeras paradas de "Más allá del ladrillo" es la Comunidad Valenciana, donde el centro de investigación Príncipe Felipe realizó un ERE por el que despidió a la mitad de la plantilla y redujo los salarios a finales del pasado año. Allí Évole denuncia que en los años de bonanza Camps invirtió en centros de investigación y en Fórmula 1 pero a la hora de recortar se ha optado antes por hacerlo en ciencia.
A la gestión de la Comunidad Valenciana, Évole contrapone la del País Vasco. Aquí el porcentaje de inversión en I+D+I nos supera en un 2,04 %, que aspiran a incrementar en un punto más para 2015, alejándose del 1,4% en el que se sitúa el conjunto de España.
Patxi López explica que Euskadi cuenta con unos 17.500 puestos de trabajos directos dedicados al I+D+I (entre investigadores, técnicos, auxiliares, etc.). Atribuye esta diferencia respecto al resto del país en una tradicional conciencia de que es muy necesario innovar para garantizar el futuro y a que, tanto el sector privado como las universidades y los partidos políticos, coinciden en esa apuesta e implicación.
Entre las formaciones, comenta López, "hay consensos por encima de las apetencias personales y particulares". En el País Vasco el paro no supera el 13%. Les evitaré trasladar las cifras valencianas, sólo le diré que uno de los datos se divide por más de dos y el otro se multiplica casi por la misma cifra. ¿Cuál es el indicador de inversión en I+D y cuál es el del paro? Seguro que ha sabido resolver el enigma.
La innovación tecnológica es un hecho incuestionable. Es una realidad tan aplastante que ha supuesto la entrada en una nueva era. Ha supuesto un cambio en el escenario mundial, mediante una revolución en la comunicación y en la velocidad de los cambios. Los procesos son vertiginosos. Tal vez sea esto último el origen de la diferencia en el enfoque de prioridades que hoy quiero trasladar en esta columna.
La naturaleza de los sectores industriales tradicionales predominantes en nuestra Comunidad son mucho más sensibles a la innovación que otros en los que está más asentado el "conocimiento". La competencia es feroz y el coste de la mano de obra es un factor diferenciador en sentido negativo, por lo que solo con innovación e incrementando su base tecnológica seremos capaces de mantenernos en los mercados internacionales que son los únicos que funcionan un poco ahora. Es lo que está haciendo, por ejemplo el calzado, que lleva dos años incrementando sus exportaciones en más del 10% cada ejercicio.
Ante la situación de la Comunidad y la inmediatez de la política con que se está actuando, basada exclusivamente en lo económico, puede parecer que la investigación y la innovación se pueden dejar para más adelante. Craso error, que pagaremos a corto plazo.
No existe ni un solo factor económico o social que no manifieste que la solución a la actual crisis pasa por la innovación, la I+D y también por la exportación. ¿A qué estamos esperando los valencianos para reaccionar?
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José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico de Óptica,
Color e Imagen (AIDO) y doctor en Economía
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