VALENCIA. Los dos primeros meses de mandato de Alberto Fabra están viviendo los inicios de lo que puede ser una lucha titánica, que se está dando en niveles muy distintos de la Administración valenciana y también del PP. Una lucha que tiene sus orígenes en un proceso electoral (las Elecciones Autonómicas del 22 de mayo) y que previsiblemente se clarifique tras otro (las Elecciones Generales del 20 de noviembre).
Una vez consumada la victoria del PPCV EN las Elecciones Autonómicas, Camps nombra un Consell a su medida, sin nadie que pueda hacerle sombra, y basándose en dos perfiles fundamentales: por un lado, técnicos que se encarguen de gestionar los recortes a los que obliga la crisis; y por otro, gente de su absoluta confianza, que ha crecido en el PP y en el Gobierno gracias a él, para asegurarle un control absoluto de la situación.
Pero la dimisión de Camps, más o menos forzada por Génova, deja casi todo patas arriba, con mucha gente enfadada con Rajoy por tomar las decisiones sin contar con el PP valenciano, y con muchos dirigentes con el pie cambiado, que se amoldaron a Camps y ahora no saben si resistirse a Fabra -que cuenta con el apoyo de Génova- o hacer méritos para acomodarse a él. El propio Fabra, por su parte, se ubica en la cúspide del poder, pero ha de ser prudente para ejercerlo, dado que no cuenta con apoyos sólidos en el PP valenciano y que gobierna una Administración diseñada por su antecesor, en la que los cambios, que indudablemente se producirán, han de darse poco a poco.
Es decir, probablemente estemos ante los inicios de un proceso similar (aunque con los protagonistas más o menos intercambiados) al que se vivió con la sucesión de Zaplana por parte de Camps, en el que progresivamente Camps se dedicó a erosionar las figuras fieles a su antecesor, con mayor claridad una vez el PP perdió las Elecciones Generales de 2004.
Por eso, la gestión de la Generalitat valenciana desde que Fabra tomó las riendas se antoja particularmente esquizofrénica: se anuncian recortes que después se desmienten, se recortan algunos gastos mientras otros (como la Fórmula 1) se mantienen contra viento y marea, menudean las tensiones internas en el PP valenciano en vísperas de la esperada victoria en las Generales...
RTVV, una jaula de grillos arruinada
En pocos lugares puede observarse esta contradicción con tanta claridad como en RTVV. Las intenciones, que manifestó Fabra al poco de comenzar su mandato, de aumentar el pluralismo en los medios públicos, chocan con algunos nombramientos de signo claramente opuesto. En la misma línea puede leerse el recorte de sueldos (un 15%) a los directivos de RTVV, impuesto por Fabra, así como la reordenación del organigrama, consistente en el aumento de siete a diez subdirecciones, compensado por la desaparición del puesto de jefe de sección, que en muchos casos sería asumido por las mismas personas que lo estaban ejerciendo hasta la fecha (pero con un sueldo menor).
La mayoría de los cambios en el organigrama, así como de los nuevos nombramientos (que algunos trabajadores de RTVV denominan "ex gürteles"), son responsabilidad del actual director de Televisió Valenciana, Luis Redondo, quien por el momento ha arrinconado a Fernando Quintela, "fichaje" proveniente de Intereconomía y flamante director de Antena de RTVV. Eso sí, Quintela ha incorporado a una colaboradora directa, una redactora de Antena 3 Investigación, además de la contratación de varios documentales con un antiguo periodista de El Mundo TV, a la que ya aludimos en un artículo anterior.
El nombramiento de Quintela, impuesto desde Madrid, no ha gustado nada en Generalitat, y es posible que tanto Quintela como el propio López Jaraba abandonen RTVV una vez pasado el 20N y tras la ejecución del ERE.
El "Nou Debat": ¿Del partidismo integrista de la era Camps al partidismo amable de Fabra?
Mientras tanto, los cambios en la política informativa de RTVV siguen produciéndose, pero muy lentamente y con movimientos contradictorios (que también responden a las mencionadas disensiones internas). Un buen ejemplo lo constituye el programa "Nou Debat", dirigido por Isabel Durán, sucesor del inenarrable "DBT Canal 9" de la temporada anterior. En el estreno de Nou Debat, el pasado martes, pudimos observar algunos cambios significativos:
Otras cuestiones, en cambio, permanecieron más o menos igual: el papel de Isabel Durán como conductora del programa, la presencia de Mamen Gurruchaga (que no en vano le pidió directamente a Mariano Rajoy, en 2007, que mediase para conseguirle una colaboración con RTVV y Charo Zarzalejos, los demás temas de debate (Bildu, ETA, la última corrida de toros en la Monumental de Barcelona) y, por supuesto, el sesgo informativo, mucho más moderado en la forma pero de idénticos objetivos en el fondo.
Así, y respecto del único tema "valenciano", el Corredor Mediterráneo, los espectadores pudieron enterarse, por ejemplo, de que sólo el PSOE, en el Gobierno central y en Andalucía, está promoviendo el Corredor Central frente al Mediterráneo (defendido por el President Fabra), sin que se hiciera ni una sola mención a la reunión de cuatro dirigentes autonómicos del PP en el mes de julio, encabezada por la propia Dolores de Cospedal, precisamente para reivindicar el Corredor Central, lo que provocó la reactivación de esta disputa.
Otra cosa que tampoco cambió, por último, fue la audiencia: un escasísimo 0,8% consiguió el Nou Debat en su estreno, cifras muy por debajo de la media de la cadena, aunque eso sí, muy similares a lo que venía siendo habitual en el DBT Canal 9.
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Guillermo López es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València
Hombre cerrarlo tampoco creo que sea la solución, máxime cuando no se han cumplido ni por asomo muchos de los propósitos con los que se creó.
que cierren esa maquina de manipular y perder dinero que es C9 , estan cerrando plantas de hospitales y este bodrio sigue abierto y tirando el dinero.
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