VALENCIA. El nuevo Consell que comienza su andadura esta semana se encontrará con los mismos problemas de endeudamiento y falta de liquidez que soslayó el anterior y con cuatro años por delante para adoptar medidas de recorte del gasto. Esta situación obliga a mirar a algunos de los organismos y actuaciones de la Generalitat cuyo balance económico resulte más preocupante.
Pocos organismos, en este sentido, pueden ofrecer la 'hoja de servicios' de la radiotelevisión pública. Con más de 1.200 millones de euros de deuda, pérdidas millonarias año tras año, una plantilla sobredimensionada de 1.800 trabajadores y la caída galopante de la audiencia, RTVV es hoy casi universalmente vilipendiada como ejemplo de mala gestión económica, que se une a su obvio sectarismo ideológico y al sistemático incumplimiento de la ley de creación del ente y el propio Estatuto de Autonomía.
¿De dónde proviene tanto endeudamiento? ¿Tan mal se están haciendo las cosas? En pocas palabras: sí. Se están haciendo muy mal. Sobre todo, porque RTVV está siendo utilizada por el Consell como una herramienta de consolidación de sus estrategias políticas (como explicábamos hace unos meses respecto de la adquisición de derechos de la Fórmula 1), así como para acoger algunos programas cuya presencia en RTVV, dado su nulo interés informativo y su escasísima audiencia, sólo puede entenderse en términos políticos: como gratificación a contertulios afines.
Me refiero, en concreto, al programa DBT Canal 9, el programa de debate político de la televisión pública que se emite todos los martes por la noche, en horario de prime time. El lector tal vez piense que este programa es utilizado a mayor gloria de la política del Consell, que resulta manifiestamente parcial a favor del PP valenciano, y que acoge, en consecuencia, a significados referentes de la derecha valenciana.
Nada más lejos de la realidad. Lo más notable del DBT Canal 9 es que se trata de un programa que nunca habla de temas o cuestiones valencianas. Bien al contrario, su interés se focaliza siempre en noticias de ámbito nacional, que son leídas y evaluadas con un sesgo claramente madrileño. Y no podía ser de otra manera, dado que la mayoría de sus contertulios y la propia conductora del programa, Isabel Durán, trabajan en medios nacionales y vienen desde Madrid para participar en el programa.
Veamos los contenidos de un programa arquetípico. El pasado martes 14 de junio el DBT Canal 9 contaba con estos participantes: Alfonso Rojo, Virginia Drake, Antonio Casado, Mamen Gurruchaga, Iñaki Zaragüeta e Isaac Blasco. De ellos, sólo los dos últimos provenían de medios valencianos (los delegados en la Comunidad Valenciana de los diarios La Razón y ABC, respectivamente).
En una semana en la que iba a tener lugar la investidura de Camps en el pleno de Les Corts Valencianes, y dos días después de la composición definitiva de la mayoría de los municipios valencianos, este fue el menú informativo del DBT Canal 9: en primer lugar, la manifestación del orgullo Gay en el barrio madrileño de Chueca y el acoso de algunos manifestantes al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y a su familia. A continuación, las declaraciones de Esperanza Aguirre denostando a los manifestantes del movimiento del 15M, que da pie para una larga serie de disquisiciones de los contertulios sobre las acampadas... En Madrid y Barcelona. Una vez desarrollados estos dos asuntos (centrados en el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad de Madrid), el tercer tema de debate pertenece a la casi inexcusable "cuota vasca" del DBT Canal 9: toma de posesión de Bildu en los ayuntamientos. Por último, Isabel Durán introduce una cuestión también recurrente: el posible adelanto de las Elecciones Generales.
A lo largo del programa, los delegados de La Razón y ABC en la Comunidad Valenciana intentaron introducir una lectura valenciana de cuando en cuando, ante la indiferencia y pasotismo de los demás contertulios. Incluyendo a la presentadora, que hacia la mitad del programa, tras una intervención de Blasco que hacía referencia al 15M en Valencia, afirmó que enseguida hablarían de Valencia, pero que antes era preciso comentar un par de cosas de Bildu. Y, por supuesto, de Valencia nunca más se supo. Más o menos lo mismo que pasó en la noche electoral del 22 de mayo, cuando los contertulios del DBT Canal 9, en su evaluación de los resultados de las elecciones autonómicas y municipales, centraron su interés en el el vuelco electoral... en Getafe, histórico feudo socialista en el "cinturón rojo" madrileño.
No vamos a entrar en el enfoque ideológico con el que se evalúan estas cuestiones, que el lector puede imaginarse. Lo relevante aquí es, sobre todo, el papel que juega un programa así en una televisión autonómica. ¿Realmente es necesario desarrollar un programa de debate en clave nacional en una TV autonómica? Un programa conducido por una periodista, Isabel Durán, que se mueve en los medios nacionales (Intereconomía, el programa "La Noria" en Tele 5), así como en otras televisiones autonómicas (Telemadrid, 7RM), y donde la mayoría de los contertulios tienen idéntica procedencia.
El programa del pasado 14 de junio tuvo una audiencia del 2,3%. Si nos atenemos a la marcha general del programa, es un resultado magnífico. En semanas anteriores, el DBT Canal 9 se ubicaba sistemáticamente por debajo del 2%, y algunas semanas llegó al asombroso hito de marcar un 0% de audiencia (ningún medidor de audiencia registró a nadie viendo el programa; aunque es de suponer que alguien lo vería).
La audiencia es minúscula por razones evidentes: este programa ofrece un producto que ya puede verse en muchas otras cadenas (Intereconomía, Veo TV, Libertad Digital TV... y, de hecho, puede verse incluso con los mismos contertulios) y que es totalmente inapropiado para la cadena en la que se está emitiendo. Sin embargo, estos paupérrimos resultados no son impedimento para sufragar generosamente los gastos de viaje y alojamiento de cada uno de los contertulios que proviene de Madrid (la mayoría de ellos), así como una gratificación por programa que fuentes internas de RTVV evalúan en 800 euro por contertulio.
La audiencia media de Canal 9 fue en mayo del 5,6%. Muy baja, sin duda, pero no tanto como la que garantiza el DBT Canal 9 (un 2% en los días buenos y un 0% en los malos, como ya hemos visto). Cabe preguntarse cuál es, exactamente, el motivo de la existencia de un programa así. Muchos consideran que la auténtica razón es contentar a periodistas de los medios nacionales, para así garantizarse una mejor imagen del PP valenciano, y en particular del president Camps, en Madrid. Sea o no sea así, parece más razonable empezar los recortes, si han de hacerse, por programas como éste que despidiendo trabajadores.
Una TV autonómica es un elemento fundamental de vertebración del territorio. Esa vertebración se consigue ofreciendo contenidos que respondan a los intereses de la audiencia, que no puedan tener cabida en otros medios, y que sirvan también, si ello es posible, como vehículo de difusión de la cultura local. A modo de ejemplo, recientemente Canal 9 ha comenzado a emitir un programa, Trau la Llengua, centrado en la difusión de las variedades dialectales de la lengua valenciana, que cumple todos esos requisitos y que además está consiguiendo audiencias en torno al 11%. Tampoco parece que su producción requiera un presupuesto desmesurado. Es cuestión, más bien, de prioridades en la gestión del ente público.
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(*) Guillermo López García es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València
Tan solo dos pequeños detalles que no se mencionan en el magnifico articulo con el que estoy completamente de acuerdo, y es que estos contertulios han comido diversos días antes de hacer el programa en la Presidencia de la Generalitat, ante esto me pregunto ¿De que se habla en dichas comidas entre el Sr. Camps y estos contertulios y presentadora del programa?. Y la segunda apreciación es que la Sra. Isabel Duran hace un programa en Radio Intereconomia, que coincide en horario o casi con el programa en C9, y desde Burjassot se le pone una linea RDSI para que pueda grabar dicho programa para la radio, C9 dice que a coste cero pero esto es imposible pues para manjear una linea de dichas caracteristicas hacen falta aparatos especiales, y como ademas hablan más de uno una mesa de mezclas de sonido, y por lo tanto un operador de sonido que trabaja para C9 tiene que trabajar para una radio privada, y esto es un delito de Cesión de trabajadores.
El artículo da en la diana. Quizá le falta añadir que además de ser un "pesebre", a mayor gloria de Camps, el DBT también lo es del grupo ultraconservador Intereconomía. Aparte de dejar con el culo al aire a esa "liberal" de Isabel Durán que, en una cadena privada, hubiera durado dos programas. Pero una televisión pública "aguanta" porque, además no dudo que con el altísimos sueldo de Durán, o parte de él, esté ayundando a mantener un poquito a INTERECONOMÍA (Por cierto han abierto una suscripción Popular) Y es que, debajo de la Agitación y la Propaganda, los gestores populares en muchos casos, como éste, son pura ineptitud y corrupción. ¿O no es corrupción financiar con Dinero Público a empresas privadas con televisión propia?
Hay programas que tratan mucho mejor la opinión de la Comunidad Valenciana como EL FARO de Popular Tv, con un director (José Luis Pérez) del programa que ya le gustaría a Canal 9. Y unosinvitados al prograam de lo más plurales.
Bueno yo creo que el programa no es nada malo, más bien todo lo contrario; pero efectívamente no trata de los problemas de la Comunidad valenciana. Eso presupone que a los valencianos les importa bastante poco el contenido del mismo, ya que existen muchos otros debates de nivel critico nacional. Esto es el problema principal del programa. Yo lo veo pero hay que ser objetivo y real.
Estos del PP són uns liberals de pacotilla. Per a privatitzar serveis sí són liberals, però per a mantindre televisions deficitàries (i contribuir a que estes ho siguen encara més) són els més intervencionistes de tots.
Como casi siempre, chaupeau Guillermo.
Impecable, Guillermo. Enhorabuena por el artículo.
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