VALENCIA. No, no voy a recordar esa mítica sala valenciana que fue el epicentro de nuestra ‘movida' allá por los años 80-90 y que debía su nombre simplemente al distrito postal donde estaba ubicada; tampoco me centraré en analizar la fisonomía de ese gran barrio valenciano donde se ubica la zona universitaria de Blasco Ibáñez, el histórico Paseo de la Alameda o el Estadio de Mestalla (antes Luis Casanova) y que corresponde con el ‘Distrito (postal) 10'.
Las ciudades modernas, sobre todo las que han visto como aumenta su población, se organizan en barrios, distritos, incluso arrabales o pedanías para facilitar y ordenar sus servicios públicos y administrativos; uno de los servicios básicos en el mundo desarrollado es la educación y lógicamente también está supeditada a la ordenación del territorio. El tema de la educación es un asunto delicado y peliagudo en cuanto que afecta a lo que la inmensa mayoría de padres consideran sagrado, sus hijos. En torno a él suele abrirse el debate sobre si en la escuela se enseña y en casa se educa o como considera César Bona, finalista al Global Teacher Prize (el Nobel de la Enseñanza) ambos conceptos deben ir unidos y padres y maestros deben implicarse y formar un equipo.
Ahora bien, una parte nuclear cuando hablamos de educación es la elección del centro, colegio o escuela donde van a estudiar nuestros hijos y en este aspecto el nuevo Consell ha puesto su atención, eso sí con plazos razonables y propuestas dialogantes. En los últimos años, el gobierno autonómico valenciano inició la implantación del distrito único en gran parte del territorio de la Comunidad Valenciana para dotar de mayor libertad de elección a los padres y madres, y según los datos que hicieron públicos desde la Conselleria de Educación, "el 93'4% de los escolares de la Comunidad Valenciana había logrado plaza en el centro escogido como primera opción", es decir, la medida además de adecuada contaba con unas cifras que acreditaban su éxito y su buena aceptación por parte de los padres.
Muchas voces advertían de que en un gobierno de coalición, Compromís pediría la Conselleria de Educación y efectivamente así fue y desde que Vicent Marzà tomó posesión del cargo muchas son las miradas y opiniones sobre su gestión en una cartera trascendental en una sociedad civilizada, pues como suele decirse ‘quien controla la educación controla el mundo'. Entre los diferentes e importantes ámbitos de la Conselleria con sede en Campanar, en el distrito 15 de la ciudad de Valencia, el de la educación es nuclear y al actual equipo directivo no le faltan ganas e ideas para llevar a cabo sus propuestas, y parece que algunas serán polémicas, como la de dar marcha atrás al distrito único, que de manera simple y para quien no sepa a estas alturas de que va el asunto, sería algo así como decirle a la gente que compre en los supermercados de su barrio y no se vaya a otros que están en otras zonas de la ciudad, aunque se adecuen mejor al presupuesto y las apetencias de los consumidores.
Pero no queda ahí la cosa, por si no había bastante, en los últimos días ha vuelto a la palestra la idea de retirar la asignatura de religión de los programas docentes, un frente más para calentar este bochornoso verano. Además de querer eliminar el Distrito Único que ha fomentado la libertad de elección de los padres, parece que también quieren eliminar los Diez Mandamientos que suelen aprender los alumnos en Religión y que no parece una enseñanza nociva, más bien al contrario; eso sin recordar que es imposible conocer y entender nuestra historia y cultura (arquitectura, literatura, pintura...) sin el hecho religioso.
Algunas asociaciones como la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valencia (FCAPA), con Vicente Morro a la cabeza, ya han comenzado su labor de denuncia recordando que "las familias tienen derecho a elegir el colegio de sus hijos porque así lo regula la Constitución Española y la Declaración Universal de Derechos Humanos". De nuevo la educación en el centro del debate político y el ansia de los gobernantes por controlarla, el tema de la inmersión lingüística lleva lustros y también es una de las líneas maestras del Consell. Sería bueno recordar aquella cita de la obra cumbre de nuestra literatura española, Don Quijote de la Mancha: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos".
La Religión, como la Ética, o cualquier aspecto que tenga que ver con las normas de comportamiento social, debe dejarse en manos de la familia, nunca de la escuela. Sería absurdo poner una asignatura de Tareas Domésticas en Educación Primaria quitando horario de asignaturas de verdadero contenido curricular, como Conocimiento del Medio o Valenciano. Cuando los menores acaben su horario escolar, igual que van a jugar al fútbol o a aprender chino mandarín como actividad extracurricular, que vayan al templo que les corresponda a que los adoctrinen, si así lo quieren los padres.
Enhorabuena al periodista por un articulo ponderado, veraz y bien redactado, que en los tiempos que corren no es poco. El Estado no es quien para meter sus pezuñas en la educación de nadie, que eduque a sus hijos si los tiene ... y que deje a los padres educar a sus hijos segun su voluntad. Defiendo siempre el derecho de los padres, el Estado solo tiene obligaciones, ya que lo pagamos todos a precio de oro.
La pluralidad de opiniones enriquece este medio de comunicación y, poca duda hay, este autor plantea su opinión desde unas coordenadas ideológicas que, seguramente, no son las mayoritarias entre sus lectores. La discrepancia y el debate son legítimos y necesarios. Pero sorprenden los comentarios que se limitan a unas críticas de trazo grueso que rayan la ofensa. Si tienen opiniones mejor fundadas, expónganlas, faciliten el debate, que es enriquecedor, pero dejen de lado el calificativo grueso, que para discusiones vacías de argumento y desde la trinchera ya tenemos Sálvame y La Sexta Noche.
A estas alturas no pueden sorprender a nadie algunos de los comentarios a este magnífico artículo. A estas alturas, digo, de nivel cultural y lingüístico del españolito internauta. Pero en fin, dado que la verdad normalmente ofende, y habida cuenta la cantidad y tamaño de las verdades que se exponen en este artículo de opinión, qué mejor que "matar al mensajero", ante la falta de argumentos para rebatir dichas verdades. Las críticas al autor por defender la libertad (concepto con el que no comulgo especialmente, por cierto) son deleznables, aunque afortunadamente son tan vacías y están tan mal escritas que son casi ilegibles. Pero como casi todo en la vida, algo se puede sacar: limitemos la libertad religiosa (la católica), y limitemos la libertad de elección del centro educativo, a ver si de paso alguien limita la libertad de hacer comentarios en internet...
Como alguien ha dicho por aqui ya, si la demanda se concentra en los concertados significa que en los publicos que pagamos entre todos algo no funciona. Y eso que no funciona no es una asignatura, es algo mucho más de base. también se ha criticado que se use el dinero público para financiar colegios públicos donde se imparta religión. ¿Qué pasa con la parte de la población que quiere que sus hijos se eduquen en la religión católica? ¿Quién es nadie aqui para decidir por ellos? Esas familias son tan españolas como vosotros y tienen el mismo derecho que vosotros para educar a sus hijos como quieran, sin tener que pagar más dinero por ello. Lo que se debe hacer es controlar la oferta pública de "colegios religiosos" y "colegios laicos" y garantizar el libre acceso a la población segun lo deseen. Buen artículo, enhorabuena al autor.
El comentario sobre la religión es verdaderamente lamentable. Parece que se olvida que meter la religión en las aulas, y pagada por el Estado, es simplemente una carta del poder de la Iglesia. Y no se enseña historia de la religión, se enseña doctrina católica, ingresos indirectos para la Iglesia. Si quieren libertad, hagan libre la "asignatura".
Si la oferta concertada concentra la elección de los padres, en detrimento de los públicos que quedan como elección residual, deberíamos plantearnos que la educación que pagamos por todos es la menos deseada. Algo falla, y el eliminar el distrito único sólo redunda en ese error. Cuanta más capacidad de elección tengan los padres sobre la educación de sus hijos, menos podrá el Estado imponernos sus programas y menos deberemos preocuparnos de las asignaturas y la lengua elegida: serán las elegidas por los padres, que son quienes pagan ese servicio. Eso es democracia real y participativa, cada año cada padre elige. El miedo a la libertad de elección lo tienen los que quieren imponer o mantener una educación mediocre.
L'autor hauria de incloure la infrmació sobre els últims estudis i resultats del districte únic. El districte únic no està mañ de base, però si a la fí només serveix per a donar suport als concertats, no té sentit. I la religió, a la esglesia mai a la escola publica, ni com asignatura ni fent ús d'aules o recursos pública
es una cuestión de libertad, que cada uno elija con libertad, la educación que quiera. Magnífico artículo de opinión. Acertado.
Coincido con algunos lectores. Un artículo verdaderamente falto de calidad, rigor y sobre todo, veracidad. A quienes se les llena la boca con la palabra libertad debiera recordárseles que sólo la hay cuando se ponen todas las opciones encima de la mesa. Es ridículo hablar de libertad de elección de centro cuando las balanzas están tan desequilibradas. De lo de la religión mejor ni hablar. Se da más religión en filosofía e historia, y desde un punto de vista mucho mas riguroso que en la asignatura que programan los obispos. Un profesor.
Me alegra comprobar que, como bien dice el autor, al final se trata de una pura y simple pelea por el poder. Controlar la educación para controlar las futuras generaciones. Y me pregunto: ¿no deberían ser los padres los que decidiesen dónde, cómo, qué y para qué educar a sus hijos? Que el Estado no se apropie de lo que no es suyo. Ni los ideólogos de una supuesta y falsa laicidad.
Penós. Sols em quede en la comparació que fa entre escola i supermecats. Estos liberales!
Cuánta tontería leo entre los comentarios... Al final es una cuestión de libertad y se ve que a algunos les da alergia el concepto de libertad
Para hacer un artículo con la nota de prensa de Maria José Catalá, .... La libertad de elección que queréis es la que está permitiendo que los colegios concertados católicos acumulen en sus aulas a las familias con mayor poder adquisitivo y dejen los públicos para el resto. ¿Sabes cuánto se paga mediante aportaciones extraordinarias "voluntarias" de las familias para sostenerlos y dotarlos de mejores recursos? ¿Sabes que el APA de estos colegios paga una cuota a la CONCAPA por todas las familias del colegio sin tener en cuenta sus creencias individuales? ¿Sabes que en barrios como el Eixample no hay oferta de más colegios públicos porque los concertados católicos cubren el "mapa escolar" de la zona y los que hay son como guetos? Si tan importante es la religión para las familias, ¿por qué no probamos a ponerla a última hora y voluntaria, es decir, sin alternativa obligatoria para el resto de alumnos? A ver en qué porcentaje se queda la cosa. ¿No sería ésta la verdadera libertad de elección? Saludos.
Qui ha decidit que este senyor baixe la qualitat de ValenciaPlaza en agost? Ja no es tracta de pluralitat, es el que nivell dels arguments és molt baix.
Estamos en un estado aconfesional y deberíamos tender a uno laico. En ese contexto, la enseñanza de religión católica en los colegios no debería ni siquiera ser objeto de debate, es de lógica que está fuera de lugar. El que quiera que sus hijos sean formados en los principios morales establecidos por supuestos seres todopoderosos que los lleve a su iglesia más cercana, que no estará falto de ellas. Pero que lo haga con su dinero y con su tiempo, por supuesto. Y, desde luego, lo que es del todo inaceptable es que la nota de una asignatura como "religión" tenga la más mínima relevancia en el currículum del estudiante.
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