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VALENCIA. Desde que nació hace más de cinco años, Valenciaplaza.com no ha faltado a su labor de control de quienes nos gobiernan. Repasar los papeles oficiales, pedir los que no se hacen públicos, hacer preguntas, escudriñar y publicar aquello que alguien no quiere que se publique, en eso consiste parte de nuestra tarea, que es complementaria a la de los partidos de la oposición. Cuando decimos que "sin periodismo no hay democracia" nos referimos a eso, a que sin periodismo los desmanes no solo serían mayores, sino que quedarían aún más impunes.

Viene esto a cuento porque Valenciaplaza.com cambió de director hace tres meses por renuncia del anterior, el maestro y amigo Cruz Sierra, pero no ha cambiado de línea ni de bando, como algunos creen y critican por el hecho de que ahora pongamos la lupa sobre los gobernantes de PSPV o de Compromís. Los que han cambiado de signo son los gobiernos.

Este periódico -y este director, que allí donde ha trabajado lleva 20 años metiendo el dedo en el ojo a los gobernantes, casi todos del PP- va a seguir en su línea de escrutinio de las cuentas públicas, las pasadas y las futuras, con la ventaja añadida de que contamos con un conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, que arrojará luz sobre el destino de algunos euros públicos que se dieron por perdidos sin mayor explicación. No se trata de sospechar de cualquier reparto del dinero de todos, sino de constatar que en estos asuntos la confidencialidad es la antesala del amiguismo y el mangoneo.

Por ejemplo, la Sociedad de Garantía Recíproca de la Comunitat Valenciana, que era la más grande de España, se fue a pique un mal día al descubrir el Banco de España -no la Generalitat ni el IVF- numerosas operaciones fallidas, muchas de ellas concentradas en el sector inmobiliario y en la provincia de Castellón. El Banco de España sancionó a casi todos sus consejeros, a algunos de manera desproporcionada, pero esta es la hora en la que no sabemos quiénes son los empresarios del ladrillo que no devolvieron sus préstamos, por qué los avaló la SGR y si la concentración de riesgo en Castellón tiene algo que ver con que su presidente durante 30 años fuera el recién reelegido presidente de la Confederación de Empresarios de Castellón, José Roca.

La nueva dirección de la SGR echó tierra sobre el asunto, pero entre algunos empresarios hay preocupación por si con la corriente de transparencia se airean nombres cuando continúen las ejecuciones de avales, que continuarán, y la entidad se nacionalice definitivamente al necesitar otra inyección de dinero público.

Lo mismo cabe decir del hermano mayor de la SGR, el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), que en 2013 perdió 40 millones por préstamos no devueltos y avales ejecutados, sin que se haya hecho público a quién le dieron los préstamos o los avales, salvo los futbolísticos. Cuando se conceden subvenciones se publica el nombre de los beneficarios, ¿por qué no se hace lo mismo cuando la Generalitat concede préstamos a bajo interés?

Y no nos olvidemos del otro hermano en esto de la financiación pública, el Ivace, el invento de Máximo Buch para repartir, también él, créditos y microcréditos al tejido empresarial, básicamente a emprendedores. Del Ivace ni siquiera hay cuentas auditadas, pero los recién llegados al Gobierno hablan de microagujeros de no se sabe quién. Nombres, nombres...