VALENCIA. Una de las principales máximas de la negociación consiste en hacer creer al oponente que ha salido ganando. La patronal y los sindicatos más representativos han llegado a un acuerdo -en apariencia- muy favorable para los representantes de los trabajadores.
La patronal se ha estado negando en los últimos meses a sobrepasar un aumento salarial del cero coma algo para 2015, aceptando finalmente un aumento del 1% para el presente año e incluso del 1,5% para el próximo. También se debatía la existencia de una garantía salarial conforme al IPC. La patronal se negaba y los sindicatos se aferraban a ella con uñas y dientes.
Finalmente, se ha pactado que si la suma del IPC real del presente año y del siguiente supera la subida salarial acordada, los trabajadores verán incrementado su salario en la diferencia. Por tanto, hay indexación de los salarios al IPC, satisfaciendo las peticiones de los sindicatos. Hasta aquí, no cuesta entender por qué los sindicatos podrían haber quedado satisfechos con su negociación.
No obstante, antes de adelantar conclusiones, echemos un vistazo a los hechos del pasado. Durante la época de crecimiento económico (1995- 2007) cuando el PIB real crecía de media un 3,63% anual, los salarios reales pactados aumentaban -también de media anual- solamente un 0,49%. Ello se conseguía principalmente vinculando los salarios al IPC real.
Posteriormente, durante la época de profunda crisis económica (2007-2014), con un crecimiento del PIB negativo, los sindicatos aceptaron que el crecimiento salarial dejara de estar vinculado al IPC para depender de un porcentaje fijo sujeto a los incrementos del PIB (II AENC).
Por último, llegados a la "salida de la crisis", las previsiones del crecimiento para 2015 del Gobierno sitúan el PIB en un 2,9%. Pues bien, ahora, justo cuando hay previsiones positivas de crecimiento de la economía, el incremento de los salarios deja de depender crecimiento de la Economía para volver a depender del IPC.
En resumidas cuentas, cuando la Economía va mal, el crecimiento de los salarios se pacta conforme al crecimiento de la Economía, pero cuando la economía va "bien" los salarios pasan a depende del IPC.
En estos momentos de "salida de la crisis", donde se habla de dejar atrás la congelación salarial, es el momento en el que los sindicatos deben analizar cómo les ha ido hasta ahora la estrategia de vincular el salario a la inflación. Estos son los datos: en España, desde 1994 al 2008, el PIB real aumentó de manera acumulada un 80%, mientras que los salarios reales aumentaron -en el mismo periodo- un 7,9%. Es decir, con el sistema del salario vinculado a la inflación, del total de la riqueza creada durante el periodo de expansión económica sólo el 10% fue para los trabajadores. Vistos los datos, difícilmente se podría decir que vincular el salario a la inflación sea realmente una "victoria" para los sindicatos. Quizá con otras alternativas, como vincular el crecimiento salarial real al PIB real -o a las ganancias empresariales-, les iría bastante mejor a los trabajadores.
Durante los años de depresión económica, desde la patronal, se ha hablado mucho de vincular el incremento de los salarios con los resultados empresariales, quizá "con la salida de la crisis" sería el momento de que los sindicatos empiecen a tomarles la palabra.
* Adrián Todolí es profesor e investigador en Derecho del Trabajo en la Universidad de Valencia. Doctor en Derecho.Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
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