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VALENCIA. Esta semana, en una decisión tan drástica como sorprendente, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, destituía al líder de la federación madrileña, Tomás Gómez, y nombraba una gestora en su lugar. El motivo aducido, los sobrecostes de la línea de tranvía de Parla construida por Gómez durante su etapa de alcalde en el municipio madrileño, quedó enseguida evidenciado como un mero pretexto. Que muestra claramente que lo que buscaba Pedro Sánchez era asentar su autoridad, acabar con uno de sus enemigos y, de paso, plantar batalla a quien en su momento le aupó a la secretaría general del PSOE y ahora, cada vez con mayor claridad, aspira a echarle: la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Y lo ha hecho quizás aconsejado por Rubalcaba, que le habría instado a aprovechar la oportunidad en un momento en el que Díaz, en plena campaña electoral andaluza en la que se lo juega todo, no puede combatir en otros frentes.

La falta de idoneidad de Gómez como candidato es evidente. El PSOE lleva años en una situación desastrosa en la Comunidad de Madrid, avalada tanto por las encuestas como por las bajas entre la militancia (reducida a la mitad, de 30.000 a 15.000 militantes, durante el mandato de Tomás Gómez) y, sobre todo, las sucesivas derrotas electorales, con importantes pérdidas de votantes.

El problema es que Gómez fue legitimado por su victoria en un proceso de elecciones primarias (que no llegaron ni a celebrarse, ante la ausencia de alternativas). Acabar con un candidato enemigo, pasando por encima de la militancia, es un muy mal precedente, que además algunos pueden acabar aplicándole al propio Sánchez (cuya legitimidad no sólo se sustenta en el apoyo de los barones o de las encuestas, sino en su victoria entre los militantes socialistas en las elecciones de julio). También da una pésima imagen del PSOE, como un partido con perpetuos líos, e incluso en proceso de descomposición, con militantes protestando, asaltando la sede de Ferraz, o peleando entre sí. Una imagen... ¡Que le da un montón de votos al PSOE!

METROSCOPIA, AL RESCATE

Porque ese mismo día (no un par de días después, sino unas horas después), el diario El País publicaba una encuesta, teóricamente realizada a 800 personas, que demostraba el efecto fulminante de la destitución de Gómez. No sólo se trataba de que a casi todo el mundo le parecía muy bien dicha destitución. Sino que, además, el efecto sobre las expectativas de voto del PSOE era impresionante: este partido subiría ocho puntos de intención directa de voto, nada menos, y pasaría del 11% al 19% en cuestión de semanas, por delante de todos los demás partidos y casi doblando los votos. El electorado, en cambio, castigaría a Podemos, que perdería cuatro puntos.

Es decir: El País publica una encuesta, elaborada en cuestión de horas, en la que se pregunta a los ciudadanos sobre una noticia del mismo día y la mayoría de ellos no es sólo que conozcan ya la noticia (con una ciudadanía así de informada da gusto), sino que, además, ya tienen formada una opinión. Y esa opinión es que aquí el único problema era Tomás Gómez, que había miles de votantes socialistas dispuestos a volver al redil, a votar a otro, al que sea, una vez Gómez se fuera. Y ya es casualidad que esta realidad, casi un clamor, no sirviera para que la militancia escogiera a otro en su momento. Vamos, digo yo.

En el pasado, cuando un periódico quería posicionarse en torno a un determinado asunto, escribía un editorial criticando o apoyando lo que le pareciera oportuno. Ahora, por lo que se ve, viste más sacarse de la manga una encuesta que demuestre lo que es preciso demostrar. Aunque, con ello, se haga el ridículo y se socave, aún más (y parecía difícil, en el caso de Metroscopia) la credibilidad de la empresa demoscópica que hace pronósticos al dictado de su cliente.

Y MIENTRAS TANTO, EN EL PP... UNA SEMANA MÁS SIN FABRA

El viernes, Mariano Rajoy confirmó las candidaturas del PP en varias comunidades autónomas: Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria y Aragón. Pero aún no lo ha hecho en las dos que generan más incertidumbre: Madrid y la Comunidad Valenciana.

Paradójicamente, que no lo haga es beneficioso, y no perjudicial, para quienes actualmente ocupan la presidencia de ambos territorios: Ignacio González en Madrid y Alberto Fabra en Valencia. Conforme más tiempo pasa, y más se acercan las elecciones, menos margen de maniobra tiene el PP para postular a una alternativa, y en general más se desinflan las expectativas de un cambio. Pensemos, sin ir más lejos, en cuáles eran las expectativas de Fabra hace un par de meses, y cómo son ahora.

Así pues, ¿podríamos considerar que la espera hasta mucho más allá de lo razonable es una sutilísima estrategia de Mariano Rajoy para reivindicar a sus candidatos? Miradlos, no son tan malos después de todo. Y a estas alturas... ¿Para qué cambiar? Es lo que hay. Menos da una piedra.

O tal vez la perpetua inacción, la pasividad a ultranza de Mariano Rajoy vaya incluso más allá, y busque que otros partidos elijan a sus candidatos, los enaltezcan, los postulen, los critiquen y, finalmente, los defenestren... ¡Mientras el PP ahí sigue, sin decidir nada! Con esa táctica, la Comunidad de Madrid ya ha experimentado el ascenso y caída de los candidatos de dos partidos (PSOE e IU). Quizás Rajoy está a la espera de que clarifiquen su candidatura en Podemos para aparecer después, el último de todos, como sucedió en las Elecciones Europeas.

#prayfor... @Truita_Barbera

Hace una semana, Twitter suspendía la cuenta @Truita_Barbera, una de las cuentas fake más conocidas de la política valenciana, por no decir que la más conocida. Desde hace años, ofrecía una parodia inmisericorde de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

Se puede discutir si la parodia (que, evidentemente, no era respetuosa con la figura de la alcaldesa) vulneraba o no los límites de la libertad de expresión. Pero hay una cuestión indudable: ha sido ahora cuando por fin Twitter se ha decidido a suspender la cuenta (de forma definitiva, según me hizo saber el también colaborador de Valencia Plaza Xavi Calvo). En un contexto en el que los ataques (de muy diverso tipo) a la libertad de expresión, desde los poderes públicos y privados, están arreciando; y en donde Twitter se está mostrando súbitamente mucho más sensible a suspender todo tipo de cuentas que satirizan o ridiculizan diversas facetas de la actualidad y sus protagonistas.

FOTOS: EFE
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*Guillermo López García es profesor titular de Periodismo de la Universitat de València. @GuillermoLPD