VALENCIA. Este viernes, Pablo Iglesias presentó el nuevo programa económico de Podemos, rodeado por las dos personas que lo han configurado: los profesores Vicenç Navarro y Juan Torres. Como con cualquier cosa que hace Podemos, el asunto generó mucha expectación, y también muchas críticas. Lo curioso es que, en este caso, las críticas le vinieron a Podemos desde su derecha y su izquierda, reprochándole unos la supuesta radicalidad de sus propuestas, y otros que dichas propuestas suponen la renuncia a los postulados que defendían hasta ahora, para abrazar en su lugar los principios redistributivos de la socialdemocracia clásica.
Tiene más razón la izquierda que la derecha, en mi opinión, en formular críticas para el programa de Podemos. Es, en efecto, un programa sensiblemente más moderado, más prudente (y más cobarde, tal y como se lee desde la izquierda) que el que defendieron en las Europeas y vinieron defendiendo desde entonces. Ahora ya no hay jubilación a los 60, sino a los 65; no hay renta básica, sino subsidio para los más necesitados; ya no hay quita de la deuda, sino renegociación.
La derecha, como lleva haciendo meses, ha criticado el pretendido alejamiento de la realidad que suponen las medidas de Podemos. El problema es que estas medidas son significativamente más realistas que las que teníamos antes. Y la crítica es, fundamentalmente, una crítica ideológica, es decir, basada en la idea de que la socialdemocracia, las políticas de igualdad, son contraproducentes, no funcionan. Una óptica muy respetable, pero que ubica la discusión en otros términos, respecto de Podemos: ya no es una "Cubazuela" bolivariana, sino algo más parecido a la tradición socialdemócrata europea.
Son medidas discutibles, algunas quizás mal formuladas, pero que tienen una enorme ventaja, la misma con la que cuenta Podemos en casi cualquier cosa que hace: que es un partido sin pasado. Es un partido cuyas propuestas revisten muchísima más credibilidad que las que puedan hacer desde el PP y el PSOE. Mucha suerte, en todo caso, a los defensores del modelo actual y las propuestas emanadas desde el partido actualmente en el Gobierno (o el que estaba antes), intentando convencer a los ciudadanos de que Podemos nos llevará al desastre, y en cambio, ellos...
Giro a la derecha
Una cosa es indudable, y es que con este programa económico, así como con gestos tan llamativos como la alabanza de Pablo Iglesias al Papa Francisco (que, por muy popular que sea y muy sensatas que sean sus propuestas y medidas, no deja de ser lo que es, la cabeza de la Iglesia Católica), Podemos se está reubicando ideológicamente a marchas forzadas, buscando un espacio que le permita consolidar su electorado actual, pero sobre todo competir con los grandes partidos por las bolsas de electores que aún detentan. Y, muy particularmente, con el PSOE.
Porque el giro a la derecha de Podemos obedece a una nueva situación. Cuando Podemos aparece, lo hace fundamentalmente como alternativa a la hegemonía de Izquierda Unida en el espacio de la izquierda social. Podemos era un intento de modernizar Izquierda Unida, de intentar que dejase de ser el PCE y pasase a ser Syriza. Un intento que fracasó, a los efectos de alcanzar el poder interno en IU, pero que consiguió algo mucho mejor: un gran éxito electoral, aparecer en el momento justo (de desaliento de la ciudadanía con la clase política y el sistema de partidos) para convertirse en el partido político de los ciudadanos insatisfechos con el actual estado de las cosas, deseosos de tener alguna herramienta con la que protestar.
Pero, para capitalizar ese electorado, lo que menos le convenía a Podemos era que se le asociase con Izquierda Unida. Bien al contrario, su objetivo debía ser aspirar a la hegemonía electoral en un espacio mucho más grande, el correspondiente al Partido Socialista, muchos de cuyos votantes se encontraban en la abstención, otros se habían ido a IU porque no había otra cosa (y, tan pronto como apareció "otra cosa", es decir, Podemos, se reubicaron allí), y otros muchos seguían en el PSOE, pero probablemente sin mucho entusiasmo.
A ocupar ese espacio es a lo que se dedica Podemos ahora mismo. De ahí este nuevo programa electoral, que si traiciona a algo es al programa electoral defendido por Podemos hasta ahora. De ahí el Papa, la renuncia a presentarse a las municipales y, por supuesto, el control férreo ("à la Felipe González") con que Pablo Iglesias y sus compañeros de la Universidad Complutense aspiran a manejar Podemos desde la cúpula.
Las encuestas crecen. Los problemas... también
La nueva oleada de críticas sucede a la primera crisis seria que tiene que afrontar Podemos, provocada por un escándalo menor, pero relevante, y por un encontronazo con los medios de comunicación hasta ahora aliados. Hablo, en el primer caso, del contrato de Íñigo Errejón con la Universidad de Málaga. Casi todo el mundo se ha centrado en el salario de Errejón o las condiciones del contrato (40 horas semanales, con un horario-tipo estipulado, aunque en condiciones flexibles). Desde mi punto de vista, esos datos carecen de relevancia en un contrato de estas características, extremadamente específico, pensado para llevar a cabo unas funciones concretas (precisamente por eso se presentó sólo Errejón cuando ganó la plaza, y nadie cuando volvieron a convocarla tras su abandono).
Lo importante es si el contratado hace satisfactoriamente el trabajo en el plazo asignado, y lo demás son fuegos de artificio mediáticos. Especialmente, en el ámbito de las ciencias sociales, en el que no se trabaja siempre como en las ciencias, en un laboratorio, a menudo sometidos a un horario fijo. En mi caso, hay semanas, en cuanto a la investigación, en que no rindo nada y otras en las que rindo mucho; semanas en las que no dedico una sola hora a investigar y semanas en las que es casi lo único que hago (y por eso quiero decir 80 horas semanales, o más, incluyendo sábados y domingos). Por esa razón, y porque no soy, ni mucho menos, el único que trabaja así, me parecen absurdas esas críticas a Errejón sin determinar antes cuál fue su rendimiento efectivo, es decir: sus resultados.
En cambio, sí que me parece relevante que el empleador de Errejón, el profesor Alberto Montero, sea compañero de su partido político, y le asigne un trabajo remunerado mientras el partido se está formando. Un trabajo que se prolonga varios meses después de las Elecciones Europeas (momento en el cual ya está claro que Podemos ha venido para quedarse). No creo que sea un escándalo de dimensiones cósmicas, pero creo que ahí sí que se ha echado en falta, al menos, una explicación satisfactoria. Sobre todo, porque Podemos ha hecho de la defensa de la ética cívica y de la crítica de la corrupción y el amiguismo imperantes una de sus principales banderas.
Por otro lado, la semana pasada también vivió el primer encontronazo serio de Podemos con los medios de comunicación. Por supuesto, no hablo de los medios que han sido, desde un principio, hostiles con este partido, por razones ideológicas y/o de afinidad partidista. En este caso, la hostilidad se da por supuesta.
Hablo del supuesto veto de Podemos al programa de Telecinco "Un tiempo nuevo", que provocó que finalmente ni Pablo Iglesias ni ningún otro dirigente de Podemos fuese al programa...Y en su lugar lo hiciera el Pequeño Nicolás, en uno de los momentos culminantes de la historia de la televisión en España. Pero no sin que antes la presentadora del programa y los contertulios dedicasen media hora a escarnecer a Podemos desde todo punto de vista. ¡No han ido a mi programa, qué escándalo! Pero, aunque fuera ridículo ver cómo en Telecinco se rasgaron las vestiduras, la hostilidad (o peor aún: el veto) de las grandes televisiones españolas sí que podría ser un verdadero problema para Podemos. No en vano fue allí donde se cimentó su éxito actual.
#prayfor... 12.19, temps de silenci
Esta semana estamos de aniversario, y no es un aniversario que provoque alegría en la mayoría de los valencianos: el primer aniversario del cierre de RTVV, la Operación Telefunken. Se han multiplicado los actos de homenaje, recuerdo, debate o, sencillamente, protesta aprovechando la efeméride. Entre ellos, brilla con luz propia el estreno del documental "12.19, temps de silenci", realizado y producido por extrabajadores de RTVV.
Se trata de un documental excelente, que combina el cierre de RTVV con las razones que llevaron al mismo, el deterioro económico e institucional, no sólo a través de imágenes de archivo, sino mediante diversos testimonios, algunos tan relevantes como el del exdirector general de RTVV, José López Jaraba.
El documental se estrenó el viernes en una presentación pública en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universitat de València, que logró abarrotar el Salón de Actos, y este domingo se emite en el programa 30 minuts de TV3.
El problema del contrato de Errejón es que tiene toda la pinta de ser un chollo asignado a dedo, en un puesto creado a medida para él mismo, una corruptela habitual en la universidad española. No sería tan criticable de no ser porque es un partido que, de boquilla, rechaza esas prácticas. Por lo demás, el trabajo realizado tiene pinta de ser como esos famosos informes que encargaban en su día a Filesa, una mera tapadera para justificar unos movimientos de dinero. Para mi, que se trataba de poner a Errejón a trabajar, a tiempo completo, para el partido y remunerarle de alguna forma. Entiendo a Gullermo cuando habla del trabajo del investigador, pero en este caso me parece que no se ha realizado prácticamente ningún trabajo, y si no hay más remedio que mostrar un resultado, al final se contrata a un becario por cuatro duros para que empiece a llenar folios con la información que pueda procurarse vía google. Práctica (con sus variantes) relativamente extendida en el ámbito universitario, puedo dar fe. Tampoco ha quedado del todo bien la "defensa" de Iglesias a las presuntas corruptelas de su pareja. Puedo entender que uno ha de defender a la persona con la que comparte piso y cama, pero eso de asociar una pregunta sobre esa cuestión al machismo, me parece totalmente fuera de lugar. O que ha perdido los nervios.
Estoy de acuerdo con ABS la casta universitaria también reproduce mucho de los comportamientos de la otra casta (que en el fondo es lo mismo). Respecto a Podemos esta claro que es PSOE 2.0, lo que no tiene que ser malo si no se cae en los vicios del 1.0
Si no lo han hecho ya, recomiendo encarecidamente que lean el programa económico de Podemos, publicado el pasado viernes. Con independencia del posicionamiento ideológico del que se parta, podrán encontrar perlas que degustar, tales como [pág. 15] "la creación de una comisión que vele por la felicidad de las generaciones futuras del mundo"... En fin, si esta es la revolución, yo me quedo en casa.
Podemos debe ser el nuevo PSOE. Es obvio desde el principio. odo el mundo sabe que no es el "fin del bipartidismo" sino solo un relevo generacional en éste. Con las características de nuestra generación:menos ladrones, menos elegantes, más trabajadores, más formados, etc.
Julián, ¿qué televisiones privadas han cubierto o van a cubrir el hueco de RTVV?.....¿no será Teleparrús?...
Echo en falta que los empleados de RTVV vayan con - una camiseta con una gran E escarlata, aquellos enchufados por el PP y que ahora dan grandes alaridos de "manipuladores" y se mesan los cabellos - sin mas, los que entraron por oposición y fueron quedando marginados por los anteriores
Yo creo que con lo de Errejón ha quedado clara otra casta, la universitaria, a la que pertenecen bastantes de los dirigentes de Podemos. ¿O es que en esos ámbitos no se reproducen, a menos escala eso sí, muchos de los vicios que critican en el sistema político? Creo que Errejón se tendría que haber ido, simplemente no te puedes declarar inmaculado y que luego te pillen en un renuncio
Que casualidad que sea en la facultad de filología donde se presente el documental... y vaya por dios. ...es en TV3 donde se hacen eco de inmediato.... pues a mi me.pare bien que no se malgastes los impuestos en una televisión de amiguetes y teledirigida políticamente. En muy loco tiempo ya tenemos varias privadas que rellenan su hueco y bastante mejor. Y si el señor Fabla piensa que reabriendo gana votos es que sigue sin enterarse de nada....
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