VALENCIA. Hay una serie de televisión de la que casi ninguno de nosotros (al menos, de los que la hemos visto) queremos acordarnos. Una serie que nos tuvo en vilo durante años y años, ofreciéndonos incógnitas y misterios sin fin, aparentemente trascendentales, que sólo se resolvían -algunos- para ofrecernos nuevos misterios.
Hablo de la serie Perdidos, que marcó un antes y un después en la televisión, aunque probablemente lo marcó en sentido negativo: demostró que a veces compensa, desde el punto de vista del productor televisivo, acabar defraudando las expectativas del público, si mientras tanto (a lo largo de varias temporadas) se consigue tener a dicho público en vilo. Al final la mayoría del público se sentirá traicionado por los guionistas de la serie, y desde luego engañado, pero mientras tanto... ¡a disfrutar del espectáculo!
La quintaesencia de ese modelo fue el último episodio de la quinta temporada de Perdidos (de un total de seis temporadas), titulado ‘El Incidente'. El ‘Incidente' era el misterioso suceso ocurrido hacía décadas en la isla de Perdidos, y que en teoría explicaría la mayoría de las incógnitas de la trama. Y en efecto, ‘El Incidente' fue un grandísimo episodio, que solucionó muchas incógnitas... Por la vía de plantear otras incógnitas aún más inexplicables.
Es decir, y parafraseando a Javier Clemente: la doctrina del "patapúm parriba": tiremos el balón adelante, y luego ya veremos. Que, en el caso de Perdidos, fue dejar claro que no había nada claro, esto es: que no tenían ni idea de cómo cerrar la trama y el asunto consistía, básicamente, en estirar la afortunada idea inicial mucho más allá de lo -narrativamente- razonable. Hasta que, al final, el asunto acababa cayendo por su propio peso.
UN SOUFFLÉ QUE NO PARA DE CRECER
Algunos han visto en Podemos un remedo del engañoso éxito de Perdidos: un partido político que crece y crece en las encuestas, aupado por el descontento ciudadano y la brutal crisis de credibilidad del bipartidismo, pero cuyo crecimiento no tiene bases sólidas y al final, como un soufflé, acabará por derrumbarse bajo el peso de su propia fragilidad. Por ese motivo, cada vez que aparece una noticia negativa para Podemos, como el contrato laboral de Íñigo Errejón, o la decisión de Pablo Iglesias de imponer un Consejo Ciudadano a su medida para controlar el partido, o las declaraciones extemporáneas de tal o cual representante de Podemos, algunos creen que el soufflé está a punto de bajar, por fin. Y que, en todo caso, llegará un momento culminante, el de las elecciones, en el que mucha gente, por algún motivo, se echará atrás, le dará miedo la incertidumbre que implica votar a Podemos y a su, mitad irrealizable, mitad indefinido, programa electoral, y en definitiva volverá al redil del bipartidismo.
En principio, no habría nada que objetar a este análisis, pues en efecto los dirigentes de Podemos han cometido algunos errores, han adoptado algunas decisiones que denotan autoritarismo e hiperliderazgo, y es evidente que muchas de las propuestas electorales que hicieron en su día serán difícilmente realizables (y, de hecho, por eso las están difuminando o cambiando ahora, cuando alcanzar el poder es un escenario mucho más probable que en el mes de mayo).
Por último, personalmente no me caben dudas de que, si Podemos logra alcanzar el poder, se enfrentará a un desafío muy serio, quizás imposible, en la gestión de la deuda y de las dificultades de la economía española. Un desafío que quizás pueda conducirles al fracaso en buena parte de su gestión, con la consiguiente erosión de su credibilidad ante el electorado. La trayectoria del partido en el gobierno puede ser, en ese escenario, muy similar a la de la sexta, y última, temporada de Perdidos: una sucesión de despropósitos, situaciones inverosímiles y, en definitiva, un valle de lágrimas para el espectador.
Sin embargo, lo que no parece que esté sucediendo, al menos por ahora, es un derrumbe del soufflé electoral. Bien al contrario, Podemos sigue subiendo en las encuestas, y los partidos hasta ahora mayoritarios hundiéndose. Los sondeos más recientes, para Cataluña y Navarra, otorgan a Podemos la primera posición entre los partidos de ámbito nacional. En Cataluña Podemos obtendría 17 escaños (al igual que Ciutadans), mientras que PP y PSOE se hundirían en los diez escaños (la mitad que obtuvieron en 2012). En Navarra Podemos aparecería directamente como primera fuerza, con 18 (de un total de 50 escaños) y UPN perdería la mitad de sus escaños (obtendría nueve), al igual que el PSN (cinco).
Es decir: puede que el soufflé acabe bajando, pero por lo pronto no deja de subir. El motivo es sencillo: el problema para el bipartidismo no es encontrar insuficiencias o problemas en Podemos, sino mejorar su pésima imagen actual. Sucede lo mismo que con el independentismo catalán: puede que la opción independentista sea irreal, poco meditada, engañosa, y un largo etc. Pero si la alternativa es el españolismo, definido como tal por la derecha española desde Madrid, no cabe extrañar que el "soufflé" independentista siga gozando de buena salud. Y, respecto de Podemos, exactamente igual.
En el caso de que Podemos sea un soufflé hinchado, es indudable que lo está gracias a los deméritos de sus rivales, mucho más que por méritos propios. Es cierto que una sucesión de errores puede desinflar el soufflé, o al menos mitigar su crecimiento; pero, mientras los ciudadanos perciban en PP y PSOE lo que perciben ahora (corrupción, incompetencia, incapacidad para rectificar, mediocridad, egoísmo, y un larguísimo etc.), es improbable que vuelvan al redil.
En resumen: que aunque Perdidos sea una serie engañosa y con final decepcionante, si la alternativa es ver otra vez Los Serrano, para acabar descubriendo que todo es un sueño de Antonio Resines, muchos preferirán seguir pensando que el capítulo de ‘El Incidente' tiene sentido y que, al final, todo cuadrará. O que, aunque no sea así, al menos se librarán de ver más episodios de Los Serrano (con todos los respetos).
#PRAYFOR... SERGIO RAMOS
Esta semana, las redes sociales han tenido mucho trabajo, como siempre en España. Pero pocos fenómenos definen mejor los aspectos negativos de dichas redes que lo sucedido con Sergio Ramos. Una noticia comenzó a circular a gran velocidad: el futbolista del Real Madrid había terminado sus estudios de la ESO a sus 27 años. Enseguida, mucha gente comenzó a reírse de Ramos.
Por lo visto, hay gente que cree que finalizar los estudios, y hacer el esfuerzo de terminarlos, incluso años después de lo normal, es motivo de risa. Es la misma gente que se complacía en reírse del expresident de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, por no tener estudios universitarios (destacó en el particular Federico Jiménez Losantos, que le llamaba "bachiller Montilla", no sabemos si como hallazgo propio o pagado por la financiación irregular con la que el PP nutría a Libertad Digital).
Pero, además, luego resultó que la supuesta "noticia" era un bulo, basado en un texto de un portal satírico publicado en febrero de este año que, como ocurre a veces, fue tomado literalmente por parte de otras publicaciones. En esta ocasión, varios meses después, quizás como efecto colateral de la aparición rutilante de Fonsi Loaiza, pretendido portavoz de Podemos Deportes que se lució en diversos programas deportivos afirmando que Podemos obligaría a todos los futbolistas a terminar sus estudios de la ESO.
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Guillermo López García es profesor titular de Periodismo de la Universitat de València. @GuillermoLPD
Lo que se dice escribir por escribir. Me ha tenido en vilo todo el artículo pensando que iba a expresar algo, pero se ha "perdido" en demagogia, partidismo, antipptismos y al final no ha expresado nada. Espero que sus alumnos sean más despiertos y lean diarios mientras usted da clase.
GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA: A usted nunca le dijeron que tenia falta de atención en clase? porque me parece que no se enteró muy bien de perdidos.El que critica el final de perdidos, me parece a mi que nunca lo entendió...A REPASO !!!!
No es que sea muy fan de Podemos, pero viendo, por ejemplo, los debates en la sexta o telecinco con gente del PP y del PSOE no me cabe duda de que van a ganar las proximas elecciones. Los de los partidos "clasicos" se tiran los trastos a la cabeza, siguen con el tu mas sin darse cuenta que les estan haciendo el juego a Podemos. Estos, bastante mas listos, se han dado cuenta de que pueden morir de exito y han empezado a suavizar las propuestas totalmente irrealizables que hicieron para las elecciones europeas, que no lo olvidemos, fueron solo hace 6 meses! En ese momento, ni ellos, ni nadie pensaban en hacer un programa para gobernar asi que prometer era gratis. En cualquier caso yo no creo que el mayor problema de la democracia española este en vias de solucion, y me refiero a la cultura politica de los votantes (la gran mayoria, naturalmente) dirigida por el hooliganismo y el "que hay de lo mio". Porque admitamoslo, la "casta" no ha llegado de Marte. Los españoles votamos al PSOE durante 14 años diciendole "facha" a cualquiera que comentaba los evidentes casos de corrupcion o eliminacion de los mas obvios controles democraticos. Despues votamos al PP 8 años y llamaron "rojo negador de que España va bien" a cualquiera que señalaba que el modelo de desarrollo era insostenible y que, aparte del cambio de caras, no habia habido cambio del sistema. Despues vino ZP y los que hablaron de crisis eran unos "cenizos antipatriotas". Ahora, nos hemos entregado al Pabloiglesianismo y el que osa señalar una mancha en su discurso o en su forma de actuar es parte de la casta corrupta y a sueldo del PPSOE. Evidentemente nada de lo que le estan sacando a Podemos se puede, ni comparar, con lo que ha habido estos ultimos 35 años, pero a ver si, de una vez conseguimos desarrollar nuestro pensamiento critico y darnos cuenta que los partidos a los que votamos no son ni nuestro equipode futbol ni nuestyro cantante favorito, sino empleados nuestros que gestionan nuestro dinero, los servicios que recibimos y los derechos y libertades que disfrutamos. A ver si nuestro grado de exigencia se pone al mismo nivel que la importancia de sus funciones. En cualquier caso, si ganan, mucha suerte, la van a necesitar por como esta el pais, y su suerte sera la nuestra... Un saludo
"Una sucesión de despropósitos, situaciones inverosímiles y, en definitiva, un valle de lágrimas para el espectador." ¿En ese párrafo estás hablando de Podemos o del gobierno del PP? Si la respuesta es PP, yo creo que nadie lo podría haber descrito mejor.
Pues mire yo disiento, los Serrano era una serie sin pretensiones, mientras que Perdidos iba de lo más "in".Así que en la comparativa sale ganando los Serrano, que "Perdidos", que por cierto a partir de la 2º temporada yo dejé de verla porque empezó a aburrirme.
En efecto, una cagada después de otra. Son vagamente conscientes, o tal vez incluso muy conscientes, de que van a aprovechar hasta el menor error contra ellos (y éstos distan de ser menores en alguien que se llena la boca con según qué palabras), sin embargo actúan como si no se lo acabaran de creer. Si el bipartidismo tuviera auténtico Sentido de Estado convocaría elecciones ya. Nada podría hacerles más daño. Por suerte el instinto de agarrarse a la poltrona va a poder más que el SdE y les va a dar un añito para que se deslíen la polla, aclaren su programa y encuentren cuadros semipotables, seguramente en número insuficiente, pero que al menos basten para poder plantar batalla. Y sí, hay para reirse de Ramos, pero no por lo de la éso, sino por tatuarse 'lobo' en el cuello... con un carácter chino *de imprenta*. ¿Puede haber algo de mejor gustazo? Yo pienso que NO.
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