VALENCIA. El profesor de psicología positiva de la Universidad de Harvard, Tal Ben-Shahar, es uno de las muchas personalidades del mundo académico y científico que subraya la importancia de aprender a tener fracasos, fallos, tropiezos, etc. Así resalta que es preciso que sepamos caer para luego aprender a levantarnos. Suya es la famosa frase " O aprendemos a fallar o fallamos al aprender".
En el mundo de la empresa fallamos tanto o más que en la educación. No solo en la escuela, en la propia familia maleducamos evitando el sufrimiento y el tropiezo. Es curioso cómo cuando enseñamos a nuestros hijos a caminar, a ir en bicicleta, a tantas y tantas cosas, una de las primeras cosas que les hacemos aprender, además de a respirar correctamente, es a caer. Se da por hecho que antes o después caerás, y lo importante es que esa caída no te suponga perder la ilusión del logro que te propones.
En este sentido es importante tomar conciencia de la alta probabilidad de que todos los planes no salgan bien, de no tener éxito en todo aquello que emprendamos, y de lo importante es que saquemos partido incluso de esos fallos, "no me importa que falles, pero la siguiente falla mejor", "fracasa rápido"... son tantas y tantas frases que nos animan a pesar de ello. Cuando uno falla y aprende de ello, está reduciendo las posibilidades de volver a fallar.
Siempre me he empeñado en mis clases de economía y de gestión de la innovación a poner ejemplos no habituales, de organizaciones y casos empresariales que se han dado verdaderos batacazos. La historia económica está plagada de caídas estrepitosas, nada diferente a lo que ha ocurrido en los ciclos de la economía.¿Quién no ha vivido ya una crisis en el entorno económico mundial?.
Cuando nos aferramos a una manera de hacer las cosas, en la cual nos sentimos cómodos y seguros, entramos en la denominada zona de confort, que nos impide asumir riesgos y nos lleva a evadir retos y rechazar cambios.
Por supuesto, todos tenemos derecho a permanecer en nuestra zona de confort. Pero, ¿qué sucede cuando nos atrevemos a aspirar nuevos logros y experiencias? ¿Qué sucede cuando imaginamos algo más y mejor para nuestras vidas?
Ed Catmull, presidente y cofundador de los estudios Pixar, asegura que lograr hacer algo completamente nuevo y nunca visto puede ser, en algunos casos, el resultado de una serie de errores afortunados. Es decir, equivocarse puede ser el mejor camino a la innovación.
Imaginar y desear son actitudes inherentes a la condición humana. No es cierto que sea natural conformarnos durante mucho tiempo con la actual situación que vivimos, por buena que sea.
Para ampliar nuestras oportunidades y hacer de nuestra cotidianidad un diario ejercicio de superación individual y mejoramiento profesional, es imprescindible una especial actitud hacia los errores como fuente de aprendizaje.
Por eso, iniciar, emprender, mejorar y explorar, son acciones estrechamente vinculadas a una actitud distinta en la vida. Una actitud proclive al cambio positivo, al aprendizaje, a la esperanza y a la construcción.
Las oportunidades suelen estar frente a nosotros, y de nosotros depende ponerlas al servicio de nuestros planes. Sin embargo, hay que estar dispuestos a cometer errores y equivocarse porque el camino al éxito implica aprender, y aprender necesita de los errores.
Hay una frase que es indispensable caerse está permitido pero levantarse es obligatorio http://codigonuevo.com/el-unico-fracaso-de-la-vida-es-no-aprender-de-tus-errores/
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