VALENCIA. La onda expansiva de los cambios ejecutados por Alberto Fabra el pasado viernes en el pleno del Consell ha afectado a importantes referentes políticos en el PPCV. Pese a centrarse en la cúpula de Presidencia de la Generalitat, concretamente en el departamento de Comunicación, la decisión adoptada ha conllevado daño directo a algunos dirigentes, como el vicepresidente José Císcar o la vicesecretaria de Organización del PPCV, Marisol Linares, pero también efectos colaterales negativos a otros, como la consellera María José Catalá o el vicesecretario general de la formación popular, César Sánchez.
DE INTOCABLES PARA FABRA A DISCUTIDOS
Como ya informó este diario el mismo día de los cambios, uno de los agraviados por la revolución en Presidencia fue José Císcar, número dos en el Ejecutivo y líder provincial del PP de Alicante. El dirigente vio destituidos a dos de los que habían sido cercanos colaboradores en su departamento: José Santamans y Rubén Cortés. A ello hay que unirle la pérdida de influencia en el presidente en beneficio de la secretaria autonómica de Organización y Coordinación, Esther Pastor, ascendida por el presidente Alberto Fabra el pasado mes de junio.
Un rol muy diferente al que venía ocupando el vicepresidente desde que fuera nombrado: un auténtico ‘controller' de cualquier asunto relevante que pasara por el Ejecutivo. Con este escenario, distintos altos cargos del Consell coinciden en que tarde o temprano Císcar dejará alguna de sus responsabilidades para centrarse en la provincia de Alicante. Incluso hay dirigentes que no descartan que pueda abandonar el puesto. Desde su entorno, no se pronuncian sobre esta posibilidad.
Otra de las responsables del Ejecutivo a la que no han beneficiado estos cambios es a la titular de Educación y Cultura, María José Catalá. La exalcaldesa de Torrent, con influencia en Horta Sud, lleva un tiempo manteniéndose en segunda línea con prudencia después de que en diversos medios se la señalara como una posible candidata alternativa a Fabra. Su buena relación con el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, quien se ha mostrado crítico con el jefe del Consell en el ámbito interno, ha provocado ciertos recelos en la cúpula de Presidencia.
A ello hay que sumar el nombramiento de Lola Johnson como secretaria autonómica de Comunicación, que precisamente ostentó en su día competencias que hoy están bajo el mando de Catalá. La diferencia de criterios respecto a determinados dirigentes y la gestión que ha hecho la actual consellera de la información heredada, han contribuido a que exista actualmente una falta de sintonía entre ambas.
Una situación, la de Císcar y Catalá, que se encuentra a día de hoy sensiblemente alejada de la posición de valores 'fijos' indudables en el Gobierno valenciano.
CASTELLANO, DOMINIO DEL ORGANIGRAMA
Al margen de esta modificación de los equilibrios en el Consell, la decisión adoptada también tiene consecuencias en el apartado estrictamente orgánico. De hecho, los cambios han reforzado el dominio del secretario general del PPCV, Serafín Castellano, no solo por la ventaja adquirida sobre Císcar, sino por el refuerzo que supone en la dirección del partido. Aunque como bien indica un veterano dirigente de la formación 'popular': "Controlar la dirección no significa controlar el partido".
No obstante, resulta evidente que la vicesecretaria de Organización, Marisol Linares, madre de Paula Meseguer, la secretaria autonómica de Comunicación relevada, ha salido muy tocada por la decisión de Fabra.
De la misma manera, el vicesecretario general del partido, César Sánchez, ha quedado debilitado. En el congreso de 2012, el alcalde de Calpe y diputado fue situado como número tres de la formación popular para ejercer de contrapeso al poder de Castellano. Sánchez mantiene una muy buena relación con Císcar, Meseguer y otros referentes importantes del partido como Juan Cotino. No obstante, la salida de la secretaria autonómica y el arrinconamiento de Císcar, han dejado a Sánchez con poca capacidad de maniobra en la sede de la calle Quart.
De los tres vicesecretarios restantes, tanto Miguel Ortiz (Política Territorial) como el portavoz parlamentario, Jorge Bellver, en el área de Comunicación, son cercanos a Serafín Castellano. El tercero, César Augusto Asencio, encargado de Política Social, centra más su labor en la Diputación de Alicante, donde es vicepresidente.
Así pues, el relevo de tres altos cargos en el departamento de Comunicación, además de tres periodistas más del equipo, ha sido una decisión que ha afectado a los miembros con mayor caché político del Gobierno valenciano y a los más elevados cargos en el organigrama del PPCV, rompiendo así un equilibrio que el propio Fabra había diseñado durante esta legislatura.
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