VALENCIA. El pasado 20 de noviembre el divulgador científico Eduardo Punset impartió una interesante conferencia sobre "El reto de la agricultura actual" en la Universidad Politécnica de Valencia. El entrañable Punset cautivó a la audiencia como siempre por su afable hablar, bondad, simpatía, humor y sentido humano. Pero no habló de agricultura, tema que como él mismo confesó al principio de su charla, desconocía totalmente pero que algo le había contado una hija suya de tendencia ecologista.
El buen Punset se limitó a expresar un par de tópicos (que la población mundial sigue en aumento y necesita cada vez más alimentos pero que esta producción extra puede dañar el medio ambiente) y pasó a "lo suyo", es decir, a contar anécdotas e interesantes directrices de autoayuda psicológica derivadas de los neurólogos entrevistados en el programa "Redes".
Al final hubo un turno de preguntas y yo mismo le invité a pronunciarse sobre la tecnología de plantas transgénicas, que podría aumentar la producción de alimentos con mucho menor impacto ambiental que el uso de cosechas tradicionales. Punset contestó que había una tecnología para producir confusión sexual en mosquitos y evitar su reproducción. Claramente desconocía el tema y salió por peteneras.
Me acordé de una frase de Alvaro González en Valencia Plaza (El regreso de la España impertinente del topillo Punset; 31/01/2013) respecto al programa Redes: "... que gusta al público tanto como científicos o expertos en campos como la psicología se echan las manos a la cabeza". Recordemos que Punset es un licenciado en Derecho que hizo un master en Ciencias Económicas y que nunca ha estudiado ni practicado la ciencia. Yo disfruté de la amenidad de su conferencia pero quedó claro que "El reto de la agricultura actual" debía tratarse en otros foros. Vamos a intentarlo aquí.
La población mundial es de 7.000 millones de personas en la actualidad y se estima que en 2050 será de 9.000 millones y que afortunadamente se estabilizará a finales de nuestro siglo en unos 10.000 millones. Este crecimiento poblacional, junto al aumento del nivel de vida que se está produciendo en la mayoría de los países (siempre con la excepción de aquellos que están en guerra en África y Asia), supone duplicar la demanda de alimentos a lo largo del siglo XXI.
Esta demanda ya está creando tensiones en los mercados de alimentos y de terrenos agrícolas. Por ejemplo China ha comprado una parte de Ucrania equivalente a Galicia para producción de alimentos ya que este gran país no puede autoabastecerse y necesita importar alimentos. Lo mismo ocurre con Europa, que al igual que China, debe importar de América (fundamentalmente de Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina) trigo, maíz y soja, que junto con el arroz (alimento básico en gran parte de Asia) son los productos fundamentales de la alimentación mundial, directamente o a través de su conversión en carne.
¿Qué tiene América para ser el granero del mundo? Tecnología, nada más que tecnología, una tecnología moderna desarrollada en Estados Unidos y aceptada por los países americanos más avanzados pero que está bloqueada en Europa y el resto del mundo sin causa racional alguna. Se trata de la utilización de plantas transgénicas para aumentar los rendimientos y calidad de las cosechas y de esta forma evitar la deforestación masiva que, con los cultivos tradicionales de menores rendimientos, sería necesaria para crear nuevos terrenos agrícolas para alimentar a la creciente población humana (por cierto, la llamada agricultura ecológica orgánica o bio no podría alimentar a más del 1% de la población mundial).
La tecnología transgénica consiste en introducir en las plantas cultivadas genes de otras plantas o de otros organismos normalmente modificados para expresión aumentada y que confieren propiedades tales como la resistencia a insectos (se acabaron los insecticidas contaminantes del medio ambientes) y la capacidad de producir cosechas con menos fertilización (se acabó la contaminación de aguas subterránea con nitratos) y en tierras marginales (se acabó la deforestación).
Esta tecnología fue desarrollada simultáneamente en 1983 por los científicos Marry-Dell Chilton (entonces en la Universidad Washington de San Luis, USA), Robert T. Fraley (Monsanto, San Luis, USA), Marc Van Montagu (entonces en la Universidad de Gante, Bélgica) y Jeff Schell (ya fallecido, entonces en la Universidad de Gante, Bélgica). Los tres supervivientes han sido recientemente galardonados con el premio de la organización internacional "The World Food Prize", que premia anualmente a personas que hayan contribuido a mejorar la calidad, cantidad o disponibilidad de alimentos en el mundo.
¿Por qué Europa, y por su influencia Asia y África, no quiere la tecnología de plantas transgénicas a pesar de todas sus ventajas? Porque una organización privada llamada Greenpeace ha dictaminado, sin evidencia científica alguna, que las plantas transgénicas no son "naturales" y por tanto son malas para la salud humana y para el medio ambiente.
En primer lugar conviene aclarar que la agricultura, desde sus orígenes hace unos 10.000 años, se basa en utilizar plantas totalmente artificiales creadas primero por hombres geniales del neolítico en Mesopotamia y posteriormente en China y América Central mediante selección durante siglos de mutantes espontáneos de las plantas naturales. Es decir, las plantas cultivadas en la actualidad están genéticamente modificadas de una forma primitiva, lenta pero eficaz, y se parecen muy poco a las especies ancestrales de las cuales proceden.
Entonces, ¿por qué Greenpeace se empeña en predicar que las plantas transgénicas son menos "naturales" que las plantas tradicionales? Porque son analfabetos en ciencia y en humanitarismo y ponen su ideología ecologista radical por delante de todo.
¿Por qué una gran parte del mundo se cree estas patrañas de Greenpeace? Porque esta organización, que vive a costa de convencer a la gente para que les pague cuotas ya que ellos están salvando el mundo de todos los males, ha desarrollado unas técnicas de manipulación de la opinión pública que me recuerdan las del ministro de Propaganda de Hitler Joseph Goebbels.
Para impresionar a la gente sobre la maldad de las plantas transgénicas queman en Europa campos absolutamente legales de transgénicos (Goebbels mandaba quemar libros) y hacen demostraciones y boicots de empresas y laboratorios académicos relacionados con transgénicos (Goebbels mandaba boicotear tiendas y negocios de los judíos).
Bajo la premisa de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, Greenpeace ha convencido a mucha gente de que el mundo se está hundiendo por un desastre medioambiental provocado por las multinacionales y que ellos son los únicos que van a salvarnos (si les pagamos las cuotas, claro). Empezó su campaña antitransgénicos en 1995 y desde entonces no ha cejado en difundir su maldición sobre esta tecnología (y en cobrar cuotas) por todo el mundo.
Quiero terminar mi descalificación de Greenpeace con un suceso reciente de gran importancia. En 1999 el científico suizo Ingo Potrykus desarrolló un arroz transgénico llamado "arroz dorado" por su color amarillo. Este arroz contiene beta-caroteno, precursor de la vitamina A. Esta vitamina es necesaria para el desarrollo de los niños y su carencia tiene terribles consecuencias, desde ceguera hasta la muerte. La introducción del arroz dorado en muchas partes del mundo cuya nutrición se basa en arroz permitiría salvar todos los años más de un millón de vidas humanas y la tecnología transgénica es la única forma de construir un arroz con pro-vitamina A (para más información puede consultarse la web http://www.newscientist.com/article/dn24417).
Pues bien, Greenpeace se ha opuesto desde el principio y ha tratado por todos los medios de evitar que los países del Tercer Mundo con problemas de deficiencia en vitamina A adopten este arroz dorado. Es decir, Greenpeace piensa que las vidas humanas no valen nada cuando hay una ideología sólida como la de ellos que permite ver más allá que a los mortales que carecen de ella y que aconseja sacrificar vidas por motivos muy altos que a la mayoría de los mortales se nos escapan. ¿Les recuerda esto en algo al nazismo alemán durante el exterminio de los judíos?
Pues bien, recientemente Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace en Vancouver (Canadá) en 1972, no pudiendo soportar tanta aberración ha dejado la organización, acusa a Greenpeace de crímenes contra la humanidad y ha creado un movimiento llamado "Allow Golden Rice Now!" ("Permitid el Arroz Dorado Ya") que ataca a Greenpeace con sus propias armas, haciendo demostraciones enfrente de sus sedes para intentar hacerles cambiar de opinión.
Por tanto, el reto de la agricultura actual no es otro sino acabar con la dictadura política y mediática del ecologismo radical, ignorante y manipulador. Un consejo de autoayuda que explicó Eduardo Punset durante su conferencia en Valencia es que en la vida hay que saber cambiar de opinión. Nunca cambiaron de opinión los nazis y nunca lo hará Greenpeace.
Es importante que los trangénicos figuren en el etiquetado, como han exigido los ciudadanos de EEUU http://www.quepuedocomer.es/2015/06/eeuu-se-moviliza-por-el-etiquetado-de-transgenicos/
Que triste lo que dice el articulista en un comentario, que Greenpeace este haciendo llamadas a sus socios para animarles a aumentar sus cuotas. Como hacen todas las ongs, algo de lo mas normal. Vamos que si ese es el argumento mal lo llevais. Igual deberiais mirar a los dirigentes de la UE, a la comisión... Aunque bueno según los que piensan como usted, anda Mulet también por aquí por ejemplo, los todopoderos chicos de Greenpeace.
DE ACUERDO CON RAMON EN SU ARTICULO. Y SOBRE TODO CON LA DICTADURA DE LOS NAZIS DE GREENPEACE NO SOLO EN LO DE LOS TRANSGENICOS. ¿EL DINERO DE GREENPEACE SALE SÓLO DE LAS CUOTAS?¿O TAMBIEN DE ALGUNAS MULTINACIONALES?
Totalmente de acuerdo contigo, Vicent. En estas disquisiciones siempre hay que preguntarse por el nudo gordiano del asunto:El dinero. El mucho dinero que mueve el mundo de los alimentos. Yo, en mi ignorancia, estoy más tranquilo sabiendo que los tomates que cultivo no proceden de semillas manipuladas,¡ por si acaso!
¿Que las grandes farmacéuticas hayan especulado y llevado a cabo malas prácticas con los medicamentos es un argumento para prohibirlos o para manipular a la opinión pública con el objetivo generar rechazo? El fin de conseguir que todo el mundo tenga la misma atención sanitaria no justificaría los medios, en mi opinión. En el caso de los transgénicos y la alimentación, tampoco.
Para los que prefieran mantener pequeñas dosis de agnosticismo, incredulidad o duda, que algunos consideran están en el mismo origen de ciencia experimental, vale la pena seguir intentando el debate sosegado y racional, en el que sea posible hacerse preguntas sobre, por ejemplo, ¿qué tipo de agricultura, distribución y venta de alimentos propician los transgénicos? ¿Quién los produce y para qué? Y también, aunque no sea el tema más relevante, para qué sirven las patentes en este terreno (por cierto, que nunca he dicho que estuviera en contra – solamente quería introducir esa reflexión, la cual se ha dado en otras industrias como la farmacéutica pero con un sentido muy diferente).Por qué no preguntarse también cuál es el grado de consenso que hay en la comunidad científica sobre los transgénicos y por qué un grupo de científicos ha firmado recientemente un documento apuntando las muchas incertidumbres que rodean este asunto. En otras palabras, insisto, esto no es un tema de ecologistas frente a científicos: no hay unanimidad en ninguno de los dos campos. Y, ya que estamos hablando de cómo se crean los consensos o se inventan las verdades, por qué no también investigar, con mente abierta pero científicamente solvente, y con toda la documentación fiable posible, las prácticas de las grandes corporaciones alimentarias y su capacidad para dirigir, moldear o censurar las investigaciones científicas. Para los que quieran aventurarse en ese territorio peligroso, una pregunta como punto de partida: ¿No es posible que las prácticas de estas grandes empresas se parezcan mucho a las de las grandes empresas farmacéuticas que han sido denunciadas por personas como Bel Goldacre en su reciente libro “Mala Farmacia”? Y, puestos a pensar en esta dirección, y ya que también se cita en uno de los comentarios del foro, que menciona un reciente artículo de la revista Nature, ¿por qué no preguntarse sobre lo que ha pasado con el famoso trabajo de Séralini sobre la relación entre tumores en animales y transgénicos? ¿Cómo no alertarse, como hacen los periodistas de Nature, cuando nos enteramos que un antiguo empleado de Monsanto ha asumido recientemente la dirección de una revista prestigiosa como Food Chem Tox, justo cuando esta revista obliga a retirar un artículo que su antigua empresa consideraba tan dañino y perjudicial a sus intereses? No se trata de inventar nuevas teorías de la conspiración ni nada parecido, para esas fabulaciones ya hay personas suficientes, como se ha visto. Este affaire de Food Chem Tox vs. Séralini, debería preocupar a todos aquellos que quieran seguir salvaguardando la independencia de las revistas académicas que, en definitiva, garantizan eso que se llama neutralidad de la ciencia. No se trata de defender (ni de rechazar) los resultados del trabajo de Séralini que quizá esté equivocado, como ha ocurrido en tantas otras investigaciones de este tipo, que tratamiento estadístico sea inadecuado, que no sean concluyentes sus pruebas, o quizá que se precipitara en la presentación a la prensa, y que haya sido malintencionadamente malinterpretado, o, también podría ser, lo que es bastante común, que sus experimentos con ratones sean insuficientes para probar algo y que se tenga que hacer nuevas investigaciones para confirmar o desmentir sus resultados. Pero ¿no sería mejor investigar en este sentido, conocer qué es lo que ha pasado con la censura en la revista, saber más acerca de los peer reviews, y de los experimentos que se han repetido, si ha sido el caso, en lugar de celebrar que la censura haya quitado otro argumento a los malévolos ecologistas, tal y como se congratula uno de los comentaristas de este foro? Lo cierto es que aunque en este caso no comparta su punto de vista, no puedo más que felicitar y agradecer el diálogo por haber expresado sus opiniones con respeto, argumentos y, en algunos casos, con sentido del humor. Ese debería ser el modo de abordar el tema y no mediante descalificaciones burdas y zafias o demagogias vestidas de ciencia, provengan de donde provengan.
Quisiera responder muy brevemente al columnista reconvertido en comentarista. Breve y claro: no soy miembro de Greenpeace ni tampoco simpatizante, ni siquiera ecologista convencido. Pero podría serlo, sí, claro que sí, y eso no restaría (ni añadiría) validez (o insolvencia) a mis argumentos. Este tipo de falaces argumentos ad hominem resultan más bien patéticos. Y lo que es peor: indican que no hay ninguna intención de entrar en un debate de ideas: se trata de desacreditar al contrario por ecologista radical, pseudo-nazi o, simplemente, y por evitar groserías, tonto paga-fantas. Pues nada, adelante con la cruzada, martillo de herejes ecologistas, a seguir desfaciendo entuertos y desvelando otra oscura conspiración judeo-masónica, aliada con el ecologismo internacional, que trata en la sombra de acabar para siempre con los transgénicos, nuestra agricultura, las generosas y desinteresadas ayudas a la investigación de Monsanto y, en definitiva, con esa ciencia que tantas glorias podría dar a España y a la humanidad entera. Amén.
Sin entrar en el fondo del tema, este columnista se descalifica él sólo cuando compara a Greenpeace con los nazis. Un poquito de rigor, por favor...
josep, sigues en tus temas, pero no hablas de tecnología, sigues en el tema de las patentes. Te preocupan las patentes? te rodean por todas partes. Todas las verduras están registradas o patentadas, pero hay cierto sesgo selectivo, resulta que sólo los transgénicos están patentados. Hablas de tener un debate, pero no lo tienes, tu respuesta será siempre que hay que debatirlo mejor? En lugar de exigir que haya más investigación pública con patentes libres, soclializando la tecnología para beneficio de la sociedad te centras en que los transgénicos están patentados, que si todo está entrelazado con todas las ramas de la economía, etc.. Se achacan el acaparamiento de tierras a los transgénicos, el uso de pesticidas a ellos etc.. Lo peor de éste tipo de ideas es que los tipos que acaparan tierras, ahora, hace 50 años y en el medievo (cuando no existian transgénicos) quedan libres del debate. Es un poco lo que hace cierto ecologismo. Hay que debatir más, pero hasta que las concluciones se acerquen a mi sesgo ideológico, supongo que es eso. Pero debatamos, patentes sobre telefonía, sobre computadoras, sobre internet, sobre propiedad intelectual, sobre medicina, sobre semillas, sobre tecnologías alimentarias, sobre cierres de envases... Hablas de dogmas de la ciencia, bueno, eso ya de por sí me da una idea.
A ver Josep y Vicent ¿Os aclarais? Porque resulta que primero el argumento eran Monsanto y las patentes y cuando se ha visto que no hay por donde cogerlo (podías haber argumentado que Greenpeace vende semillas ecológicas de Monsanto, pero ese detalle no te ha interesado) has soltado un rollo que si energía nuclear, que si sociedad que si debate. Osea que no teneis por donde cogeros y es puro postureo sin base. No me imagino si de otras cuestiones científicas como la ley de la gravedad también exigiereis un debate o que se escuchen todas las opiniones...porque yo no he visto a nadie volando.
Josep y Vicent, claramente sois socios de Greenpeace y pagais religiosamente vuestras cuotas para quedaros tranquilos de que se va arreglar el mundo. Pero no teneis ideas claras de lo que son los transgenicos y de las modificaciones genéticas llamadas "naturales". En la evolución ha habido "transferencia lateral" de genes de unos organismos a otros como se ha demostrado al secuenciar los genomas. Las plantas mismas tienen muchisimos genes de origen bacteriano (de las cianobacterias fotosintéticas) y estoy dispuesto a explicaros lo que querais sin problemas. Por cierto, Monsanto se niega a financiar investigación fuera de EEUU, por lo que los científicos europeos que estamos convencidos de la utilidad de esta tecnología dependemos de financiación publica exclusivamente. Con respecto a las patentes debeis aceptar lo que os han dicho otros comentaristas como David, Rafa, Joan y Juan Carlos: el arroz dorado está libre de patentes pero Greenpeace lo rechaza igual. Y vosotros mismos usais cantidad de objetos protegidos por patentes y no protestais contra las compañias de telefonos moviles, coches etc. Finalmente, Greenpeace está llamando a todos los que ingenuamente les pagais una cuota para que aumenteis la donación. Parece que están mal de dinero para sus espectaculares viajes en barco y creo que os están tomando el pelo.
Lo primero que quiero manifestar esque soy agricultor profesional, eso lo digo porque hay gente que sin tener idea alguna de agricultura, opinan y lo que hacen es perjudicar a los verdaderos profesionales del campo. La moratoria que ha impuesto Europa a la biotecnología aplicada a la agricultura esta perjudicando gravemente la agricultura y la ganaderia. Es una autentica vergüenza lo que esta pasando en este Continente, importando millones de toneladas de maiz, soja, azucar y algodón transgenicos y no permitiendo que los agricultores Europeos puedan TENER LA LIBERTAD DE ELEGIR LAS MISMAS HERRAMIENTAS QUE UTLIZAN AGRICULTORES DE OTROS CONTINENTES CON LOS NOS OBLIGAN A COMPETIR EN UN MUNDO GLOBALIZADO Y UN COMERCIO LIBERAL. Esta nueva inquisición ambiental del siglo XXI, lo primero que deberia hacer es predicarcon el ejemplo y a los hombres y mujeres del campo NOS DEJEN EN PAZ que ya esta bien de tanra demagogia y opinar por nosotros. El progreso que da la ciencia tambien lo queremos los hombres y mujeres del campo porque de lo contrario cada vez nos hiremos empobreciendo más y abandonando el campo.
El problema del mundo es el dinero, Josef y compañía. Aceptarlo. La ciencia sino fuera por el dinero sería gratuita, publica y con fines no lucrativos, como la persona que escribió su opinión sobre una charla que salía del tema de la facultad sobre lacual es profesor. Si vais a hacer una disputa de los típicos tópicos..ahorrároslos, que nos los sabemos de memoria. Por cierto.hoy ha salido esto... http://www.nature.com/news/study-linking-gm-maize-to-rat-tumours-is-retracted-1.14268?WT.ec_id=NEWS-20131203 Os quedáis con un argumento menos chicos!
Completamente de acuerdo con Josep. Que le propongan un artículo de opinión, ya!
Me alegra que mi comentario haya creado polémica y debate, aunque sea con algunos insultos que no hacen más que calificar por si mismos a las personas que los profieren. Es patético cuando se observa que los supuestos defensores de la ciencia, lo que debería ser el pensamiento racional por excelencia, tienen tan pocos y tan pobres argumentos, y que sus respuestas se asemejan tanto a las de los fundamentalistas de algunas religiones que reaccionan igual, con insultos, descalificaciones y comparaciones odiosas, cuando se ataca a alguno de sus dogmas o ídolos. Tendremos que preguntarnos qué dogma de la ciencia se ha atacado aquí al poner sobre la mesa el asunto de las patentes. ¿Quizá el mito de su neutralidad o el sagrado misterio de su objetividad? Seguir por ese camino no conduce a nada, desde luego, y no tengo intención de abundar en descalificaciones ni demagogias fáciles. Este debate es más que necesario y urgente y debe ser sosegado, con matices, abierto y racional. Mi único argumento, que no puedo desarrollar aquí, ni tampoco he podido en mi anterior correo, es que el asunto de los transgénicos no es únicamente un asunto de ciencia, como tampoco lo es la energía nuclear, el cambio climático, el fracking o las vacunas, por poner ejemplos muy diversos, donde diversos grupos de activistas, ecologistas algunos, otros no, tienen puntos de vista muy diversos, a veces en línea y en otros contrarios con parte de la comunidad científica la que, por cierto, ni en estos temas ni en el tema de los transgénicos es una bloque compacto y unánime como algunas personas, resguardándose tras la palabra CIENCIA en mayúsculas, quieren hacernos creer. De hecho, en estos temas, como en muchos otros, la ciencia, la tecnología, la industria, la economía y el derecho se entremezclan de tal modo que resulta muy difícil deshacer la madeja. Y algunos pretenden vendernos pura ideología económica (¡qué buenas son las patentes!) disfrazada de ciencia, es decir, disfrazada de objetividad, neutralidad y necesidad, como las leyes de Newton, el teorema de Pitágoras o el segundo principio de la termodinámica. En otras palabras, hacer del alimento transgénico un asunto exclusivamente científico, (repito "exclusivamente" científico) es pretender sustraer el tema del necesario debate democrático, un debate complicado, que precisa de inexistentes foros híbridos, con expertos y profanos, científicos y ciudadanos, economistas y agrónomos, activistas e industria, para construir un conocimiento socialmente robusto y con capacidad para convencer y cambiar muchas cosas en una sociedad democrática, donde los intereses de unos pocos no pueden dirigir, ahora mediante la ciencia que genera su dinero, los destinos de la mayoría, tal y como ocurre lamentablemente en estos momentos en la industria de la alimentación mundial que, mucho me temo, está bajo el dominio de unas cuantas corporaciones que, como aquí se dice, solamente pretenden obtener pingües beneficios, con patentes o sin ellas, pero sin importarles el derecho básico de los seres humanos a la alimentación. Manejan cantidades tan grandes de dinero que pueden influir en la política agrícola de un país o dirigir la investigación científica en una dirección adecuada para crear los conocimientos (y los desconocimientos) que más se acercan a sus intereses ¿Son legítimos estos intereses, como dice alguien entre los comentaristas, cuando entran en conflicto con los derechos humanos básicos? ¿Los transgénicos van a solucionar ese problema o lo van a agravar? No se puede soslayar ese punto del debate para tratar el asunto como un simple problema de biología molecular, para ridiculizar la cuestión y caricaturizar el debate en términos de expertos desinteresados frente a activistas irracionales y pseudo-nazis. Hay muchos intereses en todas partes y hay demasiado fundamentalismo irracional entre los expertos. O entre los que se creen expertos... Pero sería bueno iniciar ya un debate en otros términos, con otros foros más abiertos y democráticos, donde los intereses de la mayoría tuvieran casi el mismo valor que los de las grandes industrias del negocio alimentario y sus secuaces.
que raro que no te hayas enterado que el arroz dorado tiene patente libre, gratuita, free, gratis.
Josep: ¿sabías que hay transgénicos sin patentes? ¿sabias que las patentes caducan? ¿sabías que no es ese relamente el problema?
Es curioso como los antitransgenicos hablan y hablan de patentes, el citado Golden rice es libre de patentes y aun asi es considerado por greenpeace como un enemigo. Muchos transgénicos son libres de patente, ya sea por que fueron liberados por su creador o dichas patentes ya expiraron. Desde el punto de vista de la inversión las patentes permiten recuperar la inversión en I+D para generar mas investigacion. Por otro lado parte de la causa de que la investigación en transgénicos se de en entes privados es causada por el miedo que ha infundado greenpeace pues las legislaciones de muchos paises han tomado la decisión de imponer altas cuotas a la investigacion con transgénicos
Josep, el Gobierno de Brasil, el de Cuba, el de Bangladesh han desarrollado sus propias variedades de productos transgénicos, resistentes a plagas, y los han protegido por patente. Argentina es uno de los principales productores de soja transgénica. Como está fuera del sistema de patentes, no paga ni un royalty a Monsanto. Hay semillas no transgénicas que también están protegidas por patente: las naranjas Nadorcot, propiedad del gobierno de Marruecos. La discusión racional es: ¿merece la pena demonizar los transgénicos? ¿Se deben prohibir completamente en todo el mundo? El enfoque de tus argumentos se dirige más hacia el modelo de negocio, no hacia la utilidad de esta tecnología.
Tipico comentario de si Monsanto, si las patenes, blablabla. Casi todas las semillas estan patentadas, no es un problema de los transgenicos, por cierto el Arroz Dorado esta libre de patentes.
Nadie está hablando aquí de patentes... y sabes por qué?... porque las patentes han existido desde hace siglos y por lo visto ahora es cuando hay un problema. No seamos hipócritas, una empresa hace una inversión millonaria para desarrollar una semilla y tiene derecho a recibir dinero por eso. Así de sencillo. Pero, por ejemplo, el Arroz dorado está libre de patente y Greenpeace se niega a que se use. Eso, como dice Patrick Moore, es un crimen contra la humanidad. Dejemos ya de decir, Monsanto esto... Monsanto lo otro... Monsanto es quien es porque desde hace muchos años decidió invertir en los transgénicos. El equivalente sería Microsoft, que decidió invertir en los PC's desde el principio más que nadie. Monsanto es el MAL? No. Es una empresa con intereses económicos. Los mismos intereses económicos que tiene la tienda de la esquina. Ganar dinero con lo que hacen. Monsanto ha intentado (y no ha conseguido) mantener su negocio de muchas formas, igual que lo intentó Microsoft, pero para evitarlo ya están los organismos correspondientes. Dejad de decir las mierdas de siempre y prestad atención a la ciencia. NO dejéis de escuchar a Greenpeace, es más... prestadle también atención y daos cuenta de las mentiras que sueltan y del doble rasero que usan (Vamos... en EEUU no son tan anti-transgenicos...). Y ya por último... no dejéis de insinuar que este mensaje está patrocinado por las multinacionales... así es más fácil saber de que pies cojeáis.
¿Y que mierda tiene que ver Monsanto o las patentes con los transgenicos en si? Por ejemplo en el caso del arroz dorado no están en absoluto esos inconvenientes. Por culpa de hijos de re mil puta como los de Greenpeace y como tu, no solo hay que combatir a Monsanto y al neoliberalismo mas salvaje, sino a toda una red internacional de retrogrados descerebrados que se cagan en absolutamente TODO. Monsanto =/= patentes =/= transgénicos Que te entre en la cabeza de una puta vez imbecil!
Estoy totalmente con Josep.
Me parece ridiculo y "sospechoso" hablar de tecnologia para salvar del hambre al tercer mundo. ¿ha llegado ya al tercer mundo la tecnologia disponible? (maquinaria, abonos, riego eficiente, etc) ¿La tan socorrida "hambre en el mundo" es una razón o una excusa? ¿sus causan son la falta de transgenicos u otros factores economicos y sociales?
La razón de que no se incluya "patentes" en el texto es que este artículo de opinión no es un análisis exhaustivo de los aspectos técnicos, socioeconómicos y medioambientales de los transgénicos, sino simplemente eso, un artículo de opinión. También los hay, y requieren un espacio más extenso que éste. Quien quiera puede encontrarlos fácilmente.
A ver Josep... que estamos hablando de transgénicos, no de patentes ni de Monsanto. Hay transgénicos sin patentes y no desarrollados por Monsanto. Igual que hay patentes de cultivos no transgénicos y que Monsanto también vende semillas no transgénicas (de hecho algunas se las compra indirectamente Greenpeace para revenderlas). Argumentar contra los transgénicos usando las patentes y a Monsanto indica poca objetividad y claridad de pensamiento y aleja el debate de su auténtico significado.
Absolutamente de acuerdo con el comentario de Josep. (Por cierto... no estaría de más que los comentarios aparecieran en la página inmediatamente después del artículo para hacerlos más asequibles al lector). Respecto al artículo del profesor Serrano, tampoco estaría de más que especificara que las plantas que se usan en agricultura y que han sido seleccionadas a lo largo de miles de años en función de sus mutaciones o sus cruces lo han sido de un modo absolutamente natural. Cuando se habla de transgénicos se hace referencia a plantas a las que se han implantado artificialmente (de un modo que en la naturaleza habría resultado imposible) genes de -como el mismo profesor indica- plantas o de "otros organismos". Esos "otros organismos" pueden ser desde bacterias hasta animales superiores, insectos o quién sabe qué. Se trata de una manipulación imposible en la naturaleza (va mucho más allá de cruzar semillas, polinizar otras especies o hacer injertos... se trata de intriducir genes animales en plantas para conseguir efectos que buscan principalmente un interés económico. Cuando una planta se modifica genéticamente para hacerlo resistente a un herbicida (que acaba con el resto de plantas del mismo terreno), el cultivo de esta planta obliga al agricultor a utilizar el herbicida que -vaya qué curioso- comercializa la misma empresa que ha manipulado genéticamente la semilla. Estas empresas buscan un beneficio a corto plazo sin tener ni idea de las consecuencias que pueden tener sus acciones a largo plazo. Ahí sí que hay un interés económico implícito. Si no que se lo digan a la organización de consumidores de EEUU que libra una batalla muy desigual (siempre lo es contra las grandes multinacionales) en el congrso norteamericano: http://www.organicconsumers.org/monsanto/ Monsanto ha conseguido que España sea el país de Europa (junto con Polonia) con más hectáreas cultivadas de su maiz transgénico. Es posible que sea también el país de Europa dónde tiene a sueldo a más investigadores universitarios. Resulta curioso que en esta publicación haya tantos artículos a favor de los transgénicos y que no se abra un debate con voces en contra, como sería deseable. Sobre las comparaciones que hace el doctor Serrano de Greenpeace con los nazis, solo puedo atribuirlas auna evidente falta de recursos intelectuales y argumentísticos.
¡Qué curioso que un artículo dedicado a los transgénicos no incluya ni una sola vez la palabra "patentes" en todo el texto! ¡Qué raro que en un diario de economía se hable tan poco de esta ciencia en un artículo sobre agricultura! ¿debe ser que los transgénicos son parte de la ciencia pura, objetiva y desinteresada que no admite discusión y, mucho menos, un tratamiento crítico desde las ciencias sociales? Quizá sea verdad que las campañas de Greenpeace se parezcan a las de Goebbels, el inventor de la propaganda, pero convendría aclarar también en qué se basan las campañas de publicidad de Monsanto ¿En el libro de la selva o en los Principia de Newton? ¡Menuda imparcialidad científica la de un artículo con tantos silencios cómplices! Y precisamente en un tema en el que es necesaria una discusión racional y equilibrada, porque hay tantos factores en juego que eliminarlos o simplificarlos hasta el ridículo, aunque se crea tener autoridad científica para ello, es una grave irresponsabilidad, por las consecuencias tan graves que tiene en el necesario debate público sobre el tema.
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