VALENCIA. Nos encontramos casi en el ecuador de la legislatura, lo cual implica, en términos electorales, que dos años nos separan tanto de los últimos comicios como de los siguientes. También llevamos casi un año sin celebrar comicios electorales de cualquier otro tipo en España (los últimos, las elecciones catalanas de noviembre de 2012), y pasarán aún unos cuantos meses antes de que podamos por fin saciar algo nuestra hambre electoral con el aperitivo de las Elecciones Europeas.
En resumen, la situación, desde el punto de vista de los adictos a las elecciones (que quizás no seamos muchos, pero lo somos mucho; muy adictos), es grave: llevamos demasiado tiempo sin elecciones y aún tenemos que esperar mucho más. Y, desde luego, no parece que ni la crisis, ni el caso Bárcenas, ni el deterioro de las instituciones, ni las presiones internas, ni las externas, ni nada que no sea perder su sólida mayoría absoluta en el Congreso, puede llevar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a convocar elecciones anticipadas.
Afortunadamente, disponemos de un sucedáneo más o menos apañado mientras llegan las elecciones: los sondeos de opinión, encargados por medios de comunicación o institutos oficiales (como el CIS), o bien por los propios partidos políticos, que posteriormente filtran a la prensa, casi siempre con aviesas intenciones de influir en el electorado.
A pesar de sus limitaciones y habituales errores, los sondeos permiten hacerse una idea de cómo van las cosas (o cómo cree un partido político que le conviene decir que van). Y como esa idea es muy relevante para una parte sustancial del público, a los efectos de decidir su voto, los sondeos se han convertido en una herramienta muy poderosa no sólo para ofrecer aproximaciones al estado de opinión del público, sino también para moldear dicha opinión.
Si a las consideraciones anteriores le unimos la situación de crisis económica, que obviamente ha reducido mucho el margen de maniobra de quienes habitualmente encargaban sondeos, el interés por las encuestas que siguen haciéndose, como es lógico, aumenta. Sobre todo, si hablamos del ámbito valenciano, donde no es que apenas haya encuestas, sino que la cosa se circunscribe a una encuesta anual: la que hace Metroscopia para el diario El País cada Nou d'Octubre.
LA ENCUESTA MÁS ESPERADA
La encuesta de 2012 había marcado un escenario de profundos cambios electorales en la Comunidad Valenciana, determinados por una fuerte erosión del voto del PP, que le impediría retener la Generalitat incluso merced a un hipotético pacto con UPyD. Es decir, la encuesta de 2012 apuntaba hacia un gobierno tripartito de izquierdas. La cuestión era ver si, un año después, las cosas habían cambiado, y en qué sentido.
Había verdadera expectación por conocer los resultados de la encuesta de Metroscopia. Incluso hubo dos medios de la competencia, El Mundo y Levante-EMV, que en los días anteriores a su difusión anunciaron sus hipotéticos resultados (Levante llegó a mencionar cifras, que luego quedaron desmentidas por la publicación de la encuesta). Y, con posterioridad a su publicación, han sido bastantes los medios que se han hecho eco de la misma (ayer lo hacía Ximo Aguar en este mismo periódico).
Al final, la encuesta de El País de este año lleva como principal novedad... Que no hay novedad. Las cosas, según los resultados de la encuesta, se mantienen en unos niveles muy similares a los del año pasado: PP 41, PSPV 27, Compromís 13, EUPV 13, UPyD 5. Lo cual, naturalmente, admite múltiples lecturas, en las que cada partido puede hacer lo que se suele hacer tras unas elecciones indecisas: arrimar el ascua a su sardina.
El PP, por ejemplo, podría consolarse pensando que ya ha tocado suelo electoral, y que el último año no ha pasado factura, a pesar de que la impotencia de la Generalitat Valenciana para hacer frente no sólo a la crisis, sino a las órdenes que llegan del Gobierno central, se ha evidenciado más que nunca. Podría pensar que, incluso en el peor de los mundos posibles, sigue siendo, con diferencia, el principal partido de la Comunidad Valenciana, e incluso, con una pequeña mejora, podría seguir aspirando a gobernar.
El PSPV, por su parte, puede consolarse también con el mismo argumento: ya han tocado suelo, y al menos su suelo estaría muy por encima de los demás partidos de la oposición. Porque lo que sí sería muy peligroso para el PSPV es un escenario en el que no fuese el partido más votado de la izquierda, y por tanto perdiera su preeminencia a los ojos de los ciudadanos como previsible cabeza de un hipotético tripartito. En cuanto a los demás partidos de la oposición, la consolidación de su ascenso constituye, indudablemente, una buena noticia, especialmente en el caso de UPyD, que entraría en el parlamento autonómico.
VOTO DIRECTO Y "COCINA" DE LOS SONDEOS
Quedaría dilucidar una duda no menor. Hasta hace relativamente poco tiempo, las encuestas de Metroscopia a nivel nacional pronosticaban resultados llamativamente diferentes que las que publicaban el CIS y la mayoría de los demás medios de comunicación. Metroscopia ofrecía resultados muy negativos para PP y PSOE (que conjuntamente apenas llegaban a sumar el 50% de los votos). También estimaba una cifra de participación anormalmente baja, que no llegaba al 55% del electorado.
Pues bien: hace un mes, Metroscopia anunció un cambio en su metodología de interpretación (o "cocina") de los resultados del sondeo, cuyo efecto más visible es que, desde entonces, su barómetro electoral para el conjunto del país pronostica un aumento considerable de la participación respecto de anteriores sondeos. Lo cual, a su vez, redunda en beneficio de PSOE y (sobre todo) PP, que son los dos partidos que ahora mismo estarían más afectados por una desmovilización de su electorado, que se habría dirigido no tanto a otras opciones cuanto a la abstención.
La intepretación de los datos sugeriría, por tanto, que muchos de los que ahora dicen que no votarán a los partidos mayoritarios acabarán haciéndolo, aunque sea a regañadientes. Como dato peculiar, vemos en el siguiente gráfico que los datos de Metroscopia para agosto de 2013 con la nueva metodología asignan resultados mucho mejores a los dos grandes partidos (siete puntos más al PSOE y once más al PP) que con la antigua:
Por esa razón, aunque los resultados de intención directa de voto en los sondeos (y no sólo en los de Metroscopia) muestran un escenario electoral en el que IU prácticamente empata con PP y PSOE, y UPyD se ubicaría a poca distancia, la posterior "cocina" de los votos acaba reproduciendo el escenario bipartidista por todos conocido, aunque sea con PP y PSOE muy debilitados e IU y UPyD muy fortalecidos.
Sin duda, nos encontramos ante una situación excepcional, en la que la desafección de los ciudadanos respecto del sistema de partidos ha alcanzado cotas nunca vistas. Esta situación, como tantas otras, deriva de un escenario coyuntural, como es la hondura de la crisis económica y la incapacidad de los políticos para ofrecer soluciones. Cabría pensar, en consecuencia, que es reversible. El problema para los partidos mayoritarios es que no está nada claro (más bien lo contrario) que este escenario de crisis haya remitido para los próximos comicios electorales, y en consecuencia que los votantes que están abandonando al PP, y que abandonaron al PSOE al 2011, efectivamente acaben volviendo.
Sí que parece claro, en cambio, que algunos votantes potenciales tenderán a esconder su voto en estos momentos, con lo que es hasta cierto punto normal que haya que "cocinar" más los resultados del voto directo de PP y PSOE. La cuestión es hasta qué punto se han cocinado.
Lo mismo puede aplicarse al caso valenciano. Tras el importante cambio detectado el año anterior, la reciente encuesta de El País habla de consolidación del escenario. Un escenario que puede ser preocupante para PP y PSPV, pero ya no es terrorífico.
A fin de cuentas, es lo de siempre: o gobierna uno, o gobierna otro. Con o sin comparsas. En mi modesta opinión, tal vez las encuestas estén "cocinando" demasiado los votos de PP y PSOE, y demasiado poco los de los partidos políticos más recientes y cuyas dinámicas de voto son menos conocidas por parte de los encuestadores.
Eso es, de hecho, lo que pasó en los últimos procesos electorales celebrados en la Comunidad Valenciana. En las elecciones autonómicas de mayo de 2011, prácticamente ninguna encuesta le otorgó representación a Compromís en las Corts (y, que yo recuerde, ninguna lo hizo en el ayuntamiento de Valencia, donde Compromís sacó un 9% de los votos). Y en las Elecciones Generales del mismo año, casi nadie pronosticó el escaño de Toni Cantó por UPyD. Pero esto no es sino una opinión personal, que además, en el caso de la encuesta de Metroscopia para la Comunidad Valenciana, no puede fundamentarse en los datos de intención directa de voto (porque no se han hecho públicos). Y en todo caso conviene recordar que una encuesta es lo que es: un pronóstico aproximado, con un margen de error, válido en un marco temporal determinado. El problema, como siempre, es los efectos que genera.
#prayfor... José Ramón Bauzá: campaña y contracampaña
El sábado de la semana pasada, el presidente balear, José Ramón Bauzá, celebraba haber alcanzado los 10.000 seguidores en Twitter. Con el trasfondo de las protestas del sector educativo por el final del sistema de inmersión lingüística en catalán en las islas Baleares, rápidamente apareció una campaña en Twitter, #UnfollowBauza, pidiendo exactamente eso: dejar de seguir al presidente del gobierno balear. La campaña fue todo un éxito, y consiguió en apenas unos días que la cifra de seguidores de Bauzá descendiese hasta un mínimo de 9.743 seguidores. Pero, a continuación, y merced a una nueva campaña, esta vez de signo contrario, lanzada por el PP, Bauzá subió hasta los 10.483 seguidores en un solo día. Cabe suponer que los nuevos seguidores serán mucho más afines ideológicamente que los que se fueron.
Sepo, no se ha leído usted el artículo. Es más, ni siquiera le ha echado un vistazo. De hacerlo, enseguida habría visto que una parte del artículo habla sobre la empresa que hace las encuestas de El País, Metroscopia, y los sorprendentes efectos de su cambio metodológico. Por eso se ponen esos gráficos (que son datos generales, no de la Comunitat Valenciana). Y oiga, me parece muy bien que no se lo lea, pero venir luego, con esos fundamentos, a decir que no tenemos vergüenza por no sacar a Compromís un poco de vergüenza sí que da. Al menos a mí. Pablo, gracias por el dato. Lo publicaron en su cuenta de Twitter anteayer, pero no ha sido hasta hoy que me he enterado, y por eso no lo incorporé. La verdad es que el voto directo, a mi juicio, confirma que la encuesta está bastante "cocinada" en pro de PP y PSPV. Un cordial saludo
En esta pàgina web apareixen les dades d'intenció directa del vot de l'enquesta. Supose que estes dades són certes perquè fins a on jo sé, no hi ha hagut cap desmentit. http://elmundoencifras.com/valencia-intencion-directa-iu-compromis-acechan-al-psoe/
cuanta poca vergonya , tanta por teniu de compromis que no surt en els grafics.
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