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VALENCIA. Santiago Grisolía cumplió 90 el pasado 6 de enero y conserva una lucidez pasmosa. Su currículo es prácticamente interminable y se extiende a ambos lados de océano. Ahora, tiene ante si uno de sus principales retos desde que fue nombrado director del Consell Valencià de Cultura en 1996: devolverle al órgano la importancia que había perdido en los últimos años. Su primera misión, mandato expreso de la consellera de Cultura María José Catalá, es que la institución siente las bases de la política cultural de la Comunidad Valenciana para los próximos años. No pierde nunca la sonrisa, pero dispara con bala: "¿CulturArts? Todavía no sé qué es eso", bromea.

Se refiere al organismo que en torno al cual se debería organizar la política cultural de la Comunidad Valenciana y que, tras más de un año de anuncios y decretos, está prácticamente como al principio. "Por suerte la actual consellera ha confiado en el CVC para que aportemos nuestro punto de vista". La prueba de que podría ser el inicio de una gran amistad, como en Casablanca, es que la titular de la materia acudió a presidir la primera reunión del organismo de 2013, el pasado 7 de enero, al poco de recibir competencias en la materia.

Habrá quien diga que es solo una maniobra para ganar tiempo ya que el intento de racionalizar el panorama cultural de la Comunidad Valenciana ha sido bastante errático. "No puedo estar de acuerdo. Hay que recordar que la Acadèmia Valenciana de la Llengua nació de una propuesta del CVC y se logró poner a todo el mundo de acuerdo para acabar con la polémica sobre el valenciano". Está convencido de que el organismo puede ser muy útil cuando se le tiene en cuenta.

Para él, el problema de CVC no es que sea inoperante, sino que "aquí, a veces, se hacen las cosas como se hacen". Recuerda también que la primera reunión internacional sobre el genoma humano tuvo lugar en Valencia, y que Craig Venter [el científico norteamericano que puso en marcha su propio proyecto] estuvo aquí cerca de seis meses. "¿Sirvió de algo? Yo creo que dejamos escapar una excelente oportunidad de haber sido una referencia en este campo", apunta.

"Hay que reconocer que en los últimos tiempos se hacía poco o ningún caso al Consell Valencià de Cultura", señala. Dice que la exconsellera Lola Johnson apenas se escuchaba a la institución. "Se pasó por aquí una vez, y era muy simpática y todo eso, pero desde el punto de vista de la efectividad...". Y ahí lo deja, no sin antes añadir que "un político debe haberse ganado la vida conociendo la sociedad, si no es difícil que lo haga bien. Soy un firme defensor de las listas abiertas para evitar tanto nepotismo en la política".

HACIA OTRO MODELO UNIVERSITARIO

Tampoco le tiembla el pulso cuando habla de la universidad española que, reconoce, no está a la altura de las circunstancias y cree que el modelo tiene que ser revisado de arriba a abajo. Con el conocimiento que le da su experiencia en EE UU recuerda que "aquí sobra burocracia, en cambio allí todo funciona por resultados". Cita una frase de su mentor, el Nobel Severo Ochoa, que siempre decía "a mi no me pidieron nunca un papel". Aquí, en cambio, lamenta el tiempo que se pierde en burocracia inútil.

Su punto de vista es de los que levantan ampollas. Critica que se creen primero los edificios para luego dotarlos de contenido. "Allí todo es piramidal y funciona por designación directa: un órgano elige al rector, que nombra a los decanos, estos a los jefes de departamento... Se tarda años en lograr una plaza, y el que no funciona se va a la calle al final del primer curso". Aquí se apuesta por la participación de todos los sectores, pero los resultados no parecen estar a la altura.

El modelo español (y valenciano) es el de ‘formar una familia' para asegurar la plaza. "Luego puede haber catedráticos buenos, normales y malos pero el sistema no prima la excelencia. El que quiere trabaja y el que no se queda en su despacho". Nada nuevo, el informe sobre las universidades valencianas que publicó en enero del año pasado el CVC, donde se denunciaba desde la endogamia hasta la desconexión con el mercado laboral, pasando por los problemas de financiación y el elevado absentismo de los alumnos, levantó ampollas entre la comunidad educativa.

Para él, una de las claves de la universidad valenciana sería proponer una ley de fundaciones que permita apostar por sectores punteros y extender los beneficios a la sociedad y que actúen de correa de transmisión entre la universidad y la sociedad. "Con la actual ley se crean fundaciones privadas en muchos ámbitos, no sólo el universitario, pero a veces no está claro para qué sirven... ¿Para que algunos paguen menos a Hacienda?", pregunta ValenciaPlaza.com. Se limita a responder con un gesto que podría interpretarse de varias maneras.

"SE VE QUE COMO NO ES LA FÓRMULA 1..."

Reconoce que no les asustan las críticas por ejercer de ‘Pepito Grillo', pero cree que esa es su misión. En todo caso, insiste en que no dice nada nuevo y que lo único que hay que hacer es buscar un modelo mejor y copiarlo. "La Fundación Valenciana de Estudios Avanzados es un éxito porque nos limitamos a implantar aquí la misma forma de trabajar que la Real Academia de las Ciencias de Suecia y ha funcionado", dice.



Pero su condición de secretario de la Fundación de los Premios Rey Jaime I -institución creada en 1989, siendo Joan Lerma presidente del Consell- tampoco le impide reconocer que la institución no ha conseguido todavía el lugar que le corresponde en la sociedad valenciana. "Desde 1998 hasta ahora, hemos premiado a cerca de un centenar de los mejores cerebros del país en distintas categorías pero ¿se les consulta para algo? Tenemos un Alto Consejo Consultivo en Investigación y Desarrollo de la Presidencia de la Generalitat Valenciana que no se utiliza para nada". Y remata: "Se ve que como no es la Fórmula 1..." y que cada cual acabe la frase como quiera.

Como ejemplo pone a los premiados en Economía: "¿No cree que hubiera sido interesante convocarles o consultarles en una coyuntura como la actual?". Ahí lo deja. Sin embargo, cree en la palabra del presidente de la Generalitat Alberto Fabra quien se ha comprometido a apostar de manera decidida por la institución. Una gran exposición en San Miguel de los Reyes sobre la historia de los Jaime I será una de las acciones encaminadas a reivindicar.

De los temas actuales, la crisis es uno de los que más le preocupa y para él la fórmula para salir está claro: apostar por la investigación. No hace falta que se extienda mucho. Le basta referirse al informe del CVC que, el pasado octubre, calificó de "poco inteligente" que "la ciencia y la cultura sigan ocupando un lugar marginal en las estrategias económicas y de desarrollo territorial". "De la crisis saldremos", añade, "porque somos trabajadores, pero tendremos que trabajar mejor".