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VALENCIA. El Teatro Real de Madrid unió este pasado lunes ópera, flamenco y rock, en un concierto de Navidad bajo el título ‘Raíces y latidos. Todo es música’, con la particularidad de que el evento se desarrolló en el auditorio de un centro penitenciario, el de Navalcarnero. Esta función forma parte de las actividades programadas por el Teatro en centros penitenciarios tras la firma, en marzo de 2008, de un convenio de colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Si para las ediciones anteriores de ‘Todo es música’ se contó con artistas como Isabel Rey, Carmen Linares, Amaral, Inva Mula, Carmen Conesa, Suburbano, José Bros o Chano Domínguez, esta vez compartieron escenario el tenor venezolano Aquiles Machado acompañado de la pianista Celsa Tamayo, el cantaor José Menese junto al guitarrista Antonio Carrión, y el cantante de rock Miguel Ríos junto a los guitarristas José Nortes, Carlos Sainz y José Luis Altube, y el violinista Eduardo Ortega. 

Aquiles Machado, que acaba de adelgazar nada menos que 56 kilos, obtuvo un éxito clamoroso al cantar romanzas y arias de La tabernera del puerto y Tosca, así como diversas canciones, entre ellas Granada, con la que puso en pie a todo el auditorio. El tenor señaló antes de su actuación, que quería que este acto representara “una ventana a la música, a los sonidos que crean paisajes que ni siquiera existen”.  

Pero, sin duda, el triunfador de la velada fue Miguel Ríos, muy feliz de “romper la monotonía de unas vidas muy regladas, de llevar un poco de aire fresco que alivie una rutina tan grande”. Ríos recordó su estancia durante casi un mes en la cárcel, y el concierto culminó con su Himno a la alegría, famosa adaptación de la Novena Sinfonía de Beethoven, al que se sumaron Machado y Menese, y posteriormente todo el público en un grandioso y emotivo final.