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Así gana Madrid

07/12/2011 La calidad musical de una ciudad se debe en gran medida a sus programadores artísticos...
La calidad musical de una ciudad se debe en gran medida a sus programadores artísticos. Influyen los presupuestos con los que se cuenta, desde luego, pero se mire por donde se mire Madrid tiene un buen equipo de organizadores musicales. El público dispone continuamente de espectáculos variados y de calidad. Únicamente hace falta que se organice y que tenga curiosidad. Les propongo, con terminología futbolística, una selección de los programadores de la capital en funciones balompédicas. Es un juego, claro. Para despedir el año y sus chupitos.

De portero nadie mejor que Alfonso Aijón, fundador y director de Ibermúsica. Está curtido en mil batallas, no tiene ningún tipo de apoyo oficial y lleva más de 40 años al frente de una empresa que es una utopía y que ha permitido situar a Madrid en el mapa sinfónico mundial. Los Abbado, Rattle, Barenboim, Salonen, Jansons, Chailly o Thiele-mann están a sus anchas en Madrid. En esas condiciones, ¿quien le mete un gol a Aijón?. La portería está en buenas manos.

Como defensas centrales forman un buen tándem Josep Pons e Isabel Falabella. El primero ha conseguido una subida de estima importante de la Orquesta Nacional de España, con una programación de gran solidez. Le gusta el fútbol, además, pero lo ha engatusado, ay, el Liceo de Barcelona. No sé cómo se va a cubrir en el futuro ese puesto. Falabella es, al frente de Juventudes Musicales, otro valor seguro. Año tras año trae a Madrid a los Christie, Dudamel o Gardiner, pongamos por caso, dentro de una oferta con serios atractivos. Desde los puestos laterales completan la defensa Patrick Alfaya, con su ciclo pianístico de Grandes intérpretes de Scherzo, y Luis Gago, con el Liceo de Cámara, dos series de enorme consistencia y regularidad.

En el centro del campo figuran el todo-terreno Antonio Moral, que ha cambiado de demarcación con respecto a los últimos años al asumir la dirección del CNDM, pero que mantiene ese empuje que se manifiesta en pases decisivos, como el magnífico y oportuno ciclo dedicado a Tomás Luis de Victoria, y no rehuye dedicarse a la música contemporánea que no había sido hasta ahora santo de su devoción. Es peleón y está forjado en otras batallas, lo que da seguridad a su puesto. Alterna la organización del juego con Miguel Angel Marín, el más joven del equipo, musicólogo de lujo y un prodigio de imaginación como coordinador de los ciclos musicales de la Fundación Juan March. En labores de enlace están Jorge Culla, gerente de los teatros del Canal (con los consejos artísticos de Boadella) y del teatro de El Escorial, que cuando menos se lo espera uno da la gran sorpresa acogiendo un espectáculo de ópera barroca modélico como El burgués gentilhombre, o una comedia musical de Bernstein. También en trabajos de enlace se sitúa José Ramón Encinar con su original y hasta osada programación al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid.

En punta, esta selección tiene a un crack, Gerard Mortier, con un historial de campanillas forjado entre Bruselas, Salzburgo, la Cuenca del Ruhr o París, y ahora en funciones más de centrocampista de ataque que de delantero en punta, aunque todo se andará. Sería el equivalente a Cristiano Ronaldo, aunque en muchos aspectos le va mejor la asociación con Mourinho. Ha traído a San Francisco de Asís y a Messiaen a la Casa de Campo y solo por eso se ha santificado y nos ha santificado. El otro delantero, absolutamente en punta, es Xavier Güell, director de musicadhoy, capaz de poner en juego a Scelsi, Lachenmann o Nono con Sotelo o Posadas.

En el banquillo están de momento Paolo Pinamonti, audaz director artístico en el San Carlos de Lisboa, el Festival Mozart de A Coruña o La Fenice de Venecia que, de momento, está tanteando qué luces aportar al Teatro de la Zarzuela, y también está haciendo muchos méritos otro italiano, Carmelo di Gennaro, desde el Instituto Italiano de Cultura, habiendo comenzado un ciclo en varios años con todas las sonatas para teclado de Scarlatti. ¿Quien se atreve a afirmar con este plantel que Madrid no tiene excelentes programadores musicales? 

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