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Fortuny, acuarelas de maestro en el Prado

05/03/2011

MADRID (EP). El Museo del Prado saca a la luz una nueva selección de sus fondos del siglo XIX que se expondrán durante seis meses en la 'sala de presentación de colecciones', creada para mostrar de forma rotatoria conjuntos de obras de esta centuria habitualmente no expuestos. En esta ocasión, la pinacoteca presenta un conjunto de acuarelas del maestro catalán Mariano Fortuny y de sus discípulos y seguidores.

Bajo el título de 'Fortuny y el esplendor de la acuarela española en el Museo del Prado', esta sala reunirá trece de las mejores acuarelas de los artistas del siglo XIX que alcanzaron mayor perfección en el uso de esta técnica pictórica.

La presentación temporal 'Fortuny y el esplendor de la acuarela', que se puede visitar ya en la sala 60 del Museo, se dará por inaugurada el próximo miércoles 9 de marzo con la puesta a disposición del público de un folleto explicativo gratuito, y podrá visitarse hasta el 4 de septiembre.

La selección de obras expuestas ha sido realizada por José Luis Díez, jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX del Museo, y Javier Barón, jefe de Departamento de esta misma colección.

PAPEL ESTELAR DE FORTUNY

Aunque la acuarela fue un vehículo de expresión artística característico de todo el siglo XIX, el periodo álgido de esta técnica se produjo en España de la mano de Mariano Fortuny (1838-1874), cuyo papel estelar en la cultura artística internacional de su tiempo despertó en el arte de nuestro país un verdadero afán de emulación de todo aquello que había dado fama al maestro catalán.

Si bien Fortuny empleó la acuarela, como muchos de sus contemporáneos, para captar sus impresiones y explorar sus ideas artísticas, sobre todo desarrolló con ella obras acabadas, de verdadera intención pictórica, con la misma excelencia y virtuosismo que caracterizaron sus mejores obras al óleo.

Tras la prematura desaparición de este maestro, muchos de sus discípulos españoles continuaron realizando acuarelas con un sentido claramente pictórico, aunque con ellas se aproximaran, a medida que avanzaba el siglo, a un emergente naturalismo.

Si bien Fortuny empleó la acuarela como muchos de sus contemporáneos, para captar con ella sus impresiones de paisajes o apuntar ágilmente ideas artísticas de un modo más o menos inmediato, sobre todo desarrolló con esa técnica obras acabadas sobre papel de un suntuoso preciosismo pictórico, que corrió estrechamente paralelo al que caracterizó sus mejores obras sobre lienzo.

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