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EXPOSICION

Weegee, el ojo público: "Ningún criminal alcanza su consagración hasta que yo le haya fotografiado"

C. AIMEUR/ FOTOS: WEEGEE-CARAVAN. 15/05/2015 VLC Negra exhibe en el MuVIM 95 imágenes del fotógrafo de sucesos por excelencia de Nueva York en una exposición plagada de imágenes inéditas hasta ahora en España

VALENCIA. "Aunque figure entre los enemigos públicos número uno de la lista del FBI, ningún malhechor alcanza su consagración hasta que yo lo haya fotografiado". Weegee (1899-1968) sabía que era el mejor fotógrafo de sucesos de Nueva York, o lo que es lo mismo, sabía que era el mejor fotógrafo de sucesos del mundo, porque Nueva York es la capital del orbe. Le encantaba presumir de ello. Tanto que sus fotografías las vendía con el sello ‘El famoso Weegee', Weegee the famous.

Como buen neoyorquino Weegee era inmigrante, centroeuropeo, de una ciudad que perteneció a tres países en apenas treinta años. Nació en Zolochiv, en el último año del siglo XIX, cuando esta localidad aún era parte del imperio austrohúngaro, ese que citaba en todas sus películas Luis García Berlanga. Tras la Autorretrato de Weegee.Primera Guerra Mundial Zolochiv pasó a pertenecer a Polonia y tras la invasión de Polonia de 1939 por la URSS pasó a formar parte de la república de Ucrania.

Lejos de sus raíces, sin billete de vuelta como tantos otros millones de emigrantes, Weegee, de nombre real Arthur Fellig, llegó a Nueva York con su familia en 1909, cuando tenía sólo 10 años y todo una vida y un mundo por delante. Era el segundo de siete hermanos y muy pronto tuvo que buscarse la vida. Ejerció de aprendiz de fotógrafo en las calles del Lower East Side, en una adolescencia que bien podría haber dibujado otro neoyorquino de pro, Will Eisner. Con catorce años empezó a trabajar en el laboratorio Acme Newspictures y muy pronto se vio que era especial.

Hoy es un referente ineludible. Imágenes suyas han ilustrado discos como el Listen Without Prejudice, Vol. 1 (1990) de George Michael. Se le cita constantemente. Sus trabajos de prensa son analizados como fotografías de estudio, como si nunca hubieran estado condicionados por las miserias de la urgencia. Inspiró incluso una película, El ojo público, del guionista Howard Franklyn, en la que Joe Pesci encarnaba un sosías suyo.

En dicha película se incluía un diálogo en el que personaje basado en Weegee intentaba convencer a un editor para que publicara un libro con sus fotografías. Como argumento le explicaba la pericia técnica que era necesaria para realizar su trabajo, en comparación con los fotógrafos más estilistas que la editorial solía publicar. "Estoy seguro de que son buenos chicos, pero esas imágenes artísticas son fáciles de conseguir en comparación con algo como esto", decía el personaje mientras le enseñaba una fotografía de un incendio. Incendio anterior a 1937."Aquí tiene un gran incendio brillante, un camión enfrente suyo, y en su conjunto, sobre la base, fuego, detrás tuyo, luz por todas direcciones, y estos pobres hijo de puta viendo como su vida se pierde".

Una imagen similar a la que se muestra en la película, ésta real, captada por el verdadero Weegee, se puede contemplar desde este jueves en Valencia. Forma parte de la exposición Weegee the famous. Es una de las 95 fotografías que acoge el Museo Valenciano de la Ilustración hasta el 31 de agosto y cuya exhibición, primicia en España, tal y como recordó este jueves el director del museo Francisco Molina, forma parte de las actividades paralelas del festival VLC Negra.

Posiblemente no exista fotógrafo más apropiado para el certamen valenciano que Weegee. Su obra, un recorrido por la vida y la muerte, es un espejo de su tiempo, como las buenas novelas negras. "Para mí una fotografía es una página de la vida y por eso debe ser real", decía Weegee.

Por eso quizás su obra transciende los límites del crimen. Y es que, como se encargó de recordar la comisaria Silvia Oviaño, Weegee "no es sólo fotografía negra". "Esa es la faceta que más se conoce de él porque era lo que publicaba siempre en los periódicos", comentó. Pero hay mucho más. De hecho en la exposición se pueden ver ejemplos de ello, con imágenes de parejas besándose en el cine con gafas 3D, niños mojándose en la calle con el agua de las bocas de riego para aliviar el calor del verano... aunque también hay criminales, claro, sus sucesos, los que le dieron fama.

Verano de 1937 en el Lower East Side.

El porqué esa adscripción tan fija al género negro se debe al propio devenir profesional de Weegee. El fotógrafo logró en 1938 permiso para instalar en su domicilio y en su coche una emisora que le permitía escuchar la frecuencia de la policía. En cierto modo se adelantó a los escáners que en la década de los ochenta y noventa utilizaban los fotógrafos de sucesos de todo el mundo. En cierto modo, como otros grandes Weegee fue sobre todo un adelantado a su tiempo. Antes de que el digital permitiera la movilidad de la que gozan los fotógrafos hoy día, Weegee se inventó una fórmula para poder revelar en su propio coche las imágenes que acababa de captar.

Pero la clave de su éxito estriba no sólo en que era el primero en llegar, sino también en su "fuerte concepto de la estética y la composición", como se encargó de remarcar Oviaño durante la presentación. Consciente del poder de la imagen metafórica, Weegee aprovechaba el hecho de ser el primero para permitirse libertades como mover el cadáver o algunas de sus pertenencias y lograr así una imagen más impactante. Un sombrero junto a un cadáver, un zapato que se salía de plano y volvía a estar en él... Weegee le ponía un poco de azúcar al café.

Él mismo relató en una ocasión cómo era su jornada de trabajo. "Desde medianoche hasta la una escuchaba todas las llamadas que hacían sobre mirones en las azoteas y en las escaleras de incendios de las habitaciones de enfermeras. De una a dos, los que se resistían a dejar los últimos delicatessen abiertos. De dos a tres, accidentes de coche e incendios. A las cuatro cerraban los bares y los chicos estaban achispados por las bebidas. Los camareros gritaban ‘estamos cerrando', pero los clientes se negaban a salir... Los chicos de azul los escoltaban hasta la salida y luego entraban ellos para tomar algunas copas a oscuras en los cuartos de atrás. Después, de cuatro a cinco, venían las llamadas por robos y rotura de escaparates".

'Amantes con gafas 3D', tomada en torno a 1940.

En plena Segunda Guerra Mundial Weegee se convirtió en una estrella. En 1941 la Photo League le dedicó una exposición que se tituló El crimen es mi negocio. Dos años después el MoMA adquirió cinco fotografías suyas. Ya con el final de la contienda, en 1945, publicó su primer libro, Naked City, que fue el punto de partida para la película La ciudad desnuda (1948) de Jules Dassin. La película ganó dos Oscars y él ya era toda una personalidad.

Motivo de inspiración para artistas tan dispares y geniales como Diane Arbus, Andy Wharhol o Stanley Kubrick, VLC Negra pone ahora de nuevo el foco sobre él y lo hace con un buen número de imágenes inéditas que pertenecen a la colección privada del copista de Weegee, Sid Kaplan, y algunas tan famosas como Multitud en Coney Island, la antes mencionada que usó George Michael para su disco.

La exposición ha llegado a Valencia gracias al acuerdo alcanzado entre el MuVIM y la entidad Caravan Cultura, dirigida a su vez por Oviaño. Con ella el espectador podrá descubrir la obra de un artista que vivió al pie de la calle, y que hizo de su día a día un canto a la vida y reflejó con singular acierto la muerte, el dolor y el amor en la Gran Manzana. "La gente es tan maravillosa que un fotógrafo sólo tiene que esperar a ese momento sin aliento para captar lo que quiere en la película", decía Weegee. En Valencia se pueden contemplar ahora 95 ejemplos de esa frase.

Un aspecto de la exposición de Weegee en el MuVIM. FOTO: ABULAILA.

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1 comentario

Camila escribió
18/06/2015 00:13

Wegee es uno de mis fotografos preferidos hace mucho tiempo que tengo un librito del mismo .Si purdo ire a Valencia para verla .Felicidades por la expo!

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