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BERLÍN (EP). Isabel Coixet presentó este jueves en el Festival de Berlín la película Nadie quiere la noche, que ha supuesto para la directora catalana el rodaje "más difícil" de su vida, al tener que rodar durante varias semanas a temperaturas muy bajas, incluso por debajo de cero grados.

En una entrevista con Europa Press, Coixet explicó que el abrir la Berlinale con su película supone "una responsabilidad muy grande". "La apertura siempre es algo que marca el tono de los festivales y me hizo una ilusión tremenda", afirmó.

Nadie quiere la noche es la primera película española que abre este festival, si bien no supone la primera vez en que la cineasta participa en él. "He estado dando clases en talent campus, de jurado, en la sección panorama con documentales y en la sección oficial. Lo próximo será que me pongan en la taquilla para vender entradas, es lo que me faltaba", bromeó.

La cinta, protagonizada por Juliette Binoche, Gabriel Byrne y Rinko Kikuchi, está inspirada en personajes reales y cuenta la lucha de una Josephine (Binoche) por estar lo más cerca posible de su esposo, el eminente explorador Robert Peary, quien se ha lanzado a la conquista del Polo Norte. El hielo, el frío y la falta de comida serán los principales inconvenientes de la aventura de Josephine, que se complicará cuando el aislamiento en una cabaña haga necesaria la convivencia con otra mujer que, "a priori, es un planeta distinto, pero luego no tanto".

"Es una historia increíble con elementos que no había tocado antes, pero que tiene que ver con lo que me interesa. Empieza muy épica y acaba con la intimidad de esas dos mujeres", señaló Coixet. La directora ha trabajado con un guión de Miguel Barroso y reconocía que lanzarse a rodar este trabajo demuestra su "parte absolutamente temeraria, compartida con los exploradores del ártico".

SE RODÓ ENTRE NORUEGA, BULGARIA Y TENERIFE

El rodaje se dividió durante varias semanas entre Noruega, Bulgaria y Tenerife, si bien la cineasta consideró que los exteriores en el país escandinavo fueron "quizás lo más duro físicamente", soportando varias temperaturas durante más de ocho horas. Coixet recordó una anécdota en Noruega de una escena en la que Byrne aperece en pantalla arrastrado por un trineo medio moribundo y aterido de frío. "Hacía un viento espantoso y si Gabriel sale con cara agonizante es porque estaba a 40 grados de fiebre y sus labios morados no eran maquillaje", aseveró.

Posteriormente, el equipo se desplazó a Bulgaria y a Tenerife (donde se rodó la parte del iglú), apoyándose en decorados para terminar la historia. "Las películas son puzzles y para mi el desafío era que la pulsión de las primeras semanas de rodaje en el frío ni la sensación de peligro inminente se perdiera", apuntó la cineasta catalana.

Coixet ha dirigido por primera vez a Binoche, una actriz con la que le habría gustado trabajar antes y con la decía que ha sido "un gustazo" compartir estos meses de trabajo. "Es una de las más grandes y ha hecho papeles inolvidables, y sabía que tiene un punto temerario y de entrega a los proyectos. Ha demostrado una entrega total a la película y es un ser de una fuerza brutal de la naturaleza", indicó.