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VALENCIA. Este viernes llega a los cines Hércules, la nueva adaptación a la gran pantalla del héroe griego protagonizada por Dwayne Johnson, icono del cine de acción, quien afronta "el reto" de encarnar al semidiós en esta peculiar revisión que dirige Brett Ratner. Hijo de Zeus, el dios de dioses, y la bella mortal Alcmena, Hércules es quizá el más popular de los héroes de la mitología griega, una figura que durante siglos ha sido sinónimo de valentía, vigor, perseverancia y, sobre todo, de una colosal fuerza y que ha sido objeto de todo tipo de reinterpretaciones cinematográficas, incluida una de Disney.

El propio Dwayne Johnson reconoce que él mismo tuvo a Hércules como uno de sus personajes de referencia cuando era niño. "Creo que una de las cosas más fascinantes de Hércules es que abarca generaciones, culturas, edades... en la que todos se sienten inspirados por su mito porque es más que fuerza. Su historia es una historia de fe y de aceptar el destino", aseguraba el actor en una entrevista promocional de la película.

La versión que protagoniza es una adaptación de la aclamada novela gráfica Hercules: The Tracian Wars de Steve Moore, y en ella ha contado con la breve compañía de la modelo Irina Shayk, más conocida por ser novia de Cristiano Ronaldo que por sus inexistentes dotes interpretativas, y que se ha unido a la extensa nómina de modelos que a lo largo de la historia han dado el salto de la pasarela al cine. Con todo su personaje es episódico. El peso de la película recae sobre Johnson y un nutrido grupo de excelentes secundarios entre los que sobresalen el magnético Rufus Sewell, la espectacular actriz noruega Ingrid Bolsø Berdal, el cineasta y actor también noruego Aksel Hennie en un papel de una gran rudeza, Ian McShane en un divertido personaje, el que fuera protagonista de Shakespeare in Love Joseph Fiennes que ha vuelto al cine tras unos años apartado de él, la bella actriz sueca Rebecca Ferguson, y el veterano John Hurt.

La película es un proyecto largamente soñado por Johnson, quien ha trabajado en ella desde hace años y que ha decidido hasta quién sería el director, porque él fue quien eligió a Ratner para ponerlo tras las cámaras. Johnson se ha implicado hasta el extremo y se ha sometido a un más que exigente trabajo físico durante ocho meses, que mantuvo durante los tres meses del rodaje de la película en Hungría. "Es increíble, se levantaba cada mañana a las 3:45 e iba directo a la cinta de correr, y luego derecho al gimnasio durante horas", recordaba el productor Beau Flynn.

Su asimilación del personaje fue completa hasta el punto que Ratner considera que cualquier espectador cuando vea el largometraje dirá: "Nadie más podía haber hecho esta película". Y va más lejos en sus elogios. "Se transformó en su personaje. Cada día llegaba al rodaje muy preparado, muy centrado. Sabía la voz que quería poner, el tono, la forma de andar... Ha pensado muchísimo en este personaje", confirmaba el cineasta.

Johnson es la única estrella del wrestling americano que se ha labrado una carrera firme en la industria hollywoodiense. Desde que en 2001 debutó con El regreso de la momia ha encadenado éxito comercial tras comercial, siguiendo la estela de otros musculosos como Arnold Schwarzenegger, con películas de perfil artístico bajo y respuesta taquillera alta, como las últimas entregas de la saga Fast & Furious, G.I. Joe: La venganza o Dolor y dinero, a las órdenes del hipertaquillero y denostado Michael Bay.

Además del cómic que adapta, el nuevo Hércules que protagoniza Johnson bebe de largometrajes relativamente recientes como Braveheart y de las fuentes del péplum de los años cincuenta y sesenta. De hecho, el propio Johnson ha aludido en las entrevistas promocionales a que una inspiración en su trabajo ha sido el fallecido Steve Reeves, culturista que se hizo un hueco en la historia del cine de serie B con sus películas rodadas en Italia a finales de los años cincuenta y principios de los setenta como precisamente Hércules (en 1958, dirigido por Pietro Francisci),  Los últimos días de Pompeya (1960, Mario Bonnard) o El hijo de Espartaco (1963, dirigido por Sergio Corbucci).

Para Ratner el reto más importante era darle a las nuevas generaciones un Hércules. Algo que a su juicio la película hace muy bien, con su combinación de acción, aventuras y toques de humor que aligeran la trama. "Podemos hacer todas las películas que el público quiera ver, pero ya tenemos al auténtico Hércules de esta generación. Y eso es de lo que más orgulloso estoy", dice el cineasta.

Johnson se vanagloria de la vocación de blockbuster que tiene el film y que por ahora ha confirmado, con una recaudación que ya supera los 160 millones de dólares. "Hemos hecho la película para que guste a todo el mundo. Al final de todo, Hércules, en mi opinión, lo que hace que sea atractiva para un público muy amplio es aquello en lo que se basa. Y se basa en que nos enfrentamos a retos todos los días. Nos caemos y nos levantamos. Y no sólo eso; nos levantamos más fuertes. Todos somos Hércules en cierto sentido".